Una querella por calumnias e injurias de Michelle Bachelet contra periodistas y directivos de la revista Qué Pasa, en Chile, propició una polémica que crece cada día y que del lado oficialista hasta incluyó voces por una ley de medios. Y que, según las encuestas, deja mal parada a la Presidenta, que ya había descendido hasta un 20% en su popularidad. Cuando asumió el poder tenía un 70%.
La revista destapó un caso de presunta corrupción, que involucra al hijo de la Presidenta, Sebastián Dávalos, y a su nuera, Natalia Compagnon, ambos sospechados de haber recibido un crédito por US$ 10 millones, sin otro aval que el de ser los integrantes de la familia presidencial.
En febrero de 2015, la revista publicó una minuciosa investigación en la que se demostraba que la sociedad Exportadora y de Gestión Caval Limitada, cuya dueña es precisamente la nuera de Bachelet, había recibido ese dinero. Con esa plata, Dávalos y su mujer compraron un terreno, para realizar desarrollos agrícolas, en presunta connivencia con autoridaes de la zona chilena de Machacali.
Todo se convirtió en un escándalo, que se sumó al tobogán descendente en popularidad de la Presidenta chilena. Su hijo y su nuera no pueden siquiera salir a la calle por temor al esrache. Ahora Bachelet decidió querellar a la revista Qué Pasa. Lo hizo tras la publicación de una grabación difundida por la revista vía online, en la que se le imputa por ser la destinataria final de los millones del caso Caval. La revista quitó de Internet la grabación, tras algunas horas, y pidió disculpas por esa publicación. Es que no está probado que Bachelet sea efectivamente la destinataria final del dinero.
Pero el caso Caval, que involucra a su hijo y a su nuera, destapó una cadena de sórdidos manejos y tráfico de influencias. Ahora la Presidenta exige nuevas disculpas a los periodistas. No lo harán. El caso Caval es, según periodistas y directivos de Qué Pasa, algo serio y debe investigarse.
En una entrevista en radio Zero, del Grupo Copesa –con el que supuestamente está enfrentada–, Bachelet se mostró colérica: “Creo en la libertad de expresión, pero seria, ética, con responsabilidad, verificando la fuente y haciendo lo que corresponde hacer. La verdad, hace tiempo veo que no se verifican las cosas y eso nos hace mal como sociedad. Todo está bajo sospecha. Se dicen cosas y no se puede tener la información que corresponde”. Y agregó: “No es bueno desinformar o mal informar. Pero creo que hay que hacer el debate más profundo de libertad de expresión. ¿Pero qué es libertad de expresión? Hoy día la libertad de expresión está en manos de unas pocas personas, unas pocas familias. ¿Cuánta libertad hay en eso? ”, dijo Bachelet.
Enseguida se levantaron voces afines a su gestión pidiendo una Ley de Medios en Chile. El tema no es fácil para nadie. La experiencia argentina es cercana en el tiempo y en el espacio. Cuentan en Chile que a Bachelet no le gusta nada que la asocien con Cristina Fernández de Kirchner.
La revista destapó un caso de presunta corrupción, que involucra al hijo de la Presidenta, Sebastián Dávalos, y a su nuera, Natalia Compagnon, ambos sospechados de haber recibido un crédito por US$ 10 millones, sin otro aval que el de ser los integrantes de la familia presidencial.
En febrero de 2015, la revista publicó una minuciosa investigación en la que se demostraba que la sociedad Exportadora y de Gestión Caval Limitada, cuya dueña es precisamente la nuera de Bachelet, había recibido ese dinero. Con esa plata, Dávalos y su mujer compraron un terreno, para realizar desarrollos agrícolas, en presunta connivencia con autoridaes de la zona chilena de Machacali.
Todo se convirtió en un escándalo, que se sumó al tobogán descendente en popularidad de la Presidenta chilena. Su hijo y su nuera no pueden siquiera salir a la calle por temor al esrache. Ahora Bachelet decidió querellar a la revista Qué Pasa. Lo hizo tras la publicación de una grabación difundida por la revista vía online, en la que se le imputa por ser la destinataria final de los millones del caso Caval. La revista quitó de Internet la grabación, tras algunas horas, y pidió disculpas por esa publicación. Es que no está probado que Bachelet sea efectivamente la destinataria final del dinero.
Pero el caso Caval, que involucra a su hijo y a su nuera, destapó una cadena de sórdidos manejos y tráfico de influencias. Ahora la Presidenta exige nuevas disculpas a los periodistas. No lo harán. El caso Caval es, según periodistas y directivos de Qué Pasa, algo serio y debe investigarse.
En una entrevista en radio Zero, del Grupo Copesa –con el que supuestamente está enfrentada–, Bachelet se mostró colérica: “Creo en la libertad de expresión, pero seria, ética, con responsabilidad, verificando la fuente y haciendo lo que corresponde hacer. La verdad, hace tiempo veo que no se verifican las cosas y eso nos hace mal como sociedad. Todo está bajo sospecha. Se dicen cosas y no se puede tener la información que corresponde”. Y agregó: “No es bueno desinformar o mal informar. Pero creo que hay que hacer el debate más profundo de libertad de expresión. ¿Pero qué es libertad de expresión? Hoy día la libertad de expresión está en manos de unas pocas personas, unas pocas familias. ¿Cuánta libertad hay en eso? ”, dijo Bachelet.
Enseguida se levantaron voces afines a su gestión pidiendo una Ley de Medios en Chile. El tema no es fácil para nadie. La experiencia argentina es cercana en el tiempo y en el espacio. Cuentan en Chile que a Bachelet no le gusta nada que la asocien con Cristina Fernández de Kirchner.