La crisis global demostró que la independencia de los bancos centrales es una mera ilusión, señaló ayer el prestigioso economista canadiense Marc Lavoie, especialista en teoría monetaria. Casi en simultáneo con el debate en el Senado sobre la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, que supone una mayor conexión entre la autoridad monetaria y la esfera de la producción y el empleo, el investigador postkeynesiano dialogó con Página/12, al término de la segunda jornada del Congreso de Economistas Heterodoxos, que organiza la Universidad de Quilmes. Enfatizó que los gobiernos deben coordinar políticas con los bancos centrales y destacó que el financiamiento al Tesoro no debería impactar en la inflación, a diferencia de lo que muchos economistas locales suponen.
Lavoie sostiene, tal como lo hace la tradición postkeynesiana, que el Banco Central no maneja la cantidad de dinero en circulación, que en realidad está determinada por la demanda de crédito, sino que la herramienta con la que cuenta para hacer política es la tasa de interés. Con esta lógica, no existe la inflación por exceso de emisión monetaria. En Canadá no hay límite a la capacidad del Banco Central para financiar al Tesoro, aunque en general se manejan valores en torno del 15 o el 20 por ciento de las emisiones, y así se establece también un valor testigo para los brokers. Eso permite que no nos pueda suceder nunca lo que acontece en Europa, donde los bonos no paran de depreciarse. Los que sostienen que el Banco Central genera inflación creen en la teoría ortodoxa, que ya fue refutada por muchos economistas hace un tiempo considerable, indicó.
Consultado sobre la necesidad de impulsar el crédito a la industria, Lavoie se mostró escéptico en relación con la posibilidad de regular a los bancos privados, y en cambio resaltó que la mejor opción es tener entidades públicas con mucho peso en el mercado.