El Gobierno toma nota y apuesta al conflicto

Abundan en el Gobierno quienes creen que el cacerolazo del 13 no es una señal de alarma , sino la confirmación de que van por el buen camino. El argumento es que el adversario que se les puso delante es el que estaban necesitando para darle impulso a un nuevo ciclo de radicalización que, a los ponchazos, venían tanteando y, ahora, podrá encontrar su escenario y su programa. Hay otros que dudan. Pero es probable que terminen cediendo ante aquellos, porque sólo en la constante radicalización seguirán encontrando razones suficientes para continuar en el mismo barco.
Entre quienes encuentran esa paradójica verdad confirmatoria en las protestas se cuenta Juan Manuel Abal Medina, el jefe de Gabinete: según él, a esa gente no le importa el país y para advertirlo basta con mirarles las caras y la ropa. El racismo invertido, ensayado por Estela Carlotto, Luis D’Elía y Horacio González (aunque el director de la Biblioteca después moderó sus comentarios), adquirió así su máxima expresión: «ellos» no son «pueblo» ni buenos argentinos, por eso protestan. Y lejos de invitar a revisar el rumbo, proponen profundizarlo.
Es curioso que Abal Medina se haya vuelto la prueba viviente de que demasiado kirchnerismo puede ser dañino. No cabe duda de que es un político trabajador e inteligente. A lo que suma el ser un politólogo sofisticado, capaz de codearse con la academia local e internacional, y el haber atravesado un interesante proceso de maduración, desde sus inicios en la ortodoxa y telúrica revista Línea hasta el ingreso al entorno de «Chacho» Álvarez en tiempos del Frepaso y la Alianza, lo que debió exigirle un giro copernicano en términos de modernidad, fe democrática y pluralismo. ¿Por qué entonces hoy se conforma con hacer que se extrañe la dosis de humor carrero con que al menos Aníbal Fernández vuelve más pasables sus bravatas y descalificaciones?
Que se lo hayan ordenado, que lo manden a hacerlo, no es explicación suficiente. Su ejemplo cuenta porque ilustra lo que parece haberles sucedido a muchos otros intelectuales y políticos K: todos tienen en común el haber sacado sólo lecciones negativas de los experimentos en que participaron antes de desembarcar en el kirchnerismo. Después de acompañar a Menem, la Renovación, Alfonsín o al Frepaso, terminaron renegando de lo que mal o bien esos proyectos tuvieron en común: una cierta dosis de tolerancia democrática y respeto por las instituciones republicanas. Ello explica que, tras ensayar caminos tan distintos, se reencontraran con viejos compañeros en la convicción de que ese virus, el liberalismo político, había sido el común factor corrosivo de sus esfuerzos, la fuente de debilidad y confusión que los había llevado a todos al fracaso. De lo que a su vez extrajeron una inapelable consecuencia: el mandato de regresar a las fuentes comunes en la tradición «nac and pop».
Desde esa posición fuertemente informada por la ideología nacional populista, con esa heterogeneidad de trayectorias a cuestas y una común «lección de la historia», se entiende mejor el papel que juegan tanto la diversidad interna como la fe en una perdurable identidad K para alentar la radicalización. Si les sumamos los éxitos electorales y de gestión de estos años, se entiende también que sus protagonistas no estén dispuestos a escuchar los cantos de sirena de ninguna moderación y encuentren en las voces disonantes la confirmación de lo que quieren creer: que, por más riesgos y costos que implique, siempre será preferible abroquelarse y escalar los conflictos que ceder y negociar.
El adversario, en este caso, una clase media de rostros difusos y mayormente proveniente de los grandes centros urbanos, reúne encima los rasgos necesarios para agitar el «síndrome Fito Páez»: es más fácil odiar lo que se tiene cerca y más sencillo atribuirles la voz que se quiere escuchar a quienes tienen infinitas voces y ninguna en particular. Hacerlo viene bien, además, para calmar la ansiedad que genera no tener en el fondo muy en claro de dónde venimos ni adónde vamos.
Si por el lado del relato y la ideología K la diversidad del adversario aporta, otro tanto hace por el lado del cálculo electoral su condición sociológica de «minoría estructural». El Gobierno viene aplicando su estrategia al respecto hace tiempo, combinando iniciativas económicas, institucionales y culturales para lograr una polarización ya no sólo política, sino también social, entre un campo de beneficiarios y otro de expropiados y humillados. Todo en una versión de barra brava de la lucha de clases, que extorsiona a la tribuna con un pacto mafioso: tolérennos y reciban las migajas de la fiesta o corran el riesgo de compartir el destino de las víctimas. Y esto se matiza, según los casos: desde el ya conocido «maltrato al poderoso» con que cotidianamente Guillermo Moreno practica la justicia social hasta el sueño de Mariotto y Manzano de intervenir Cablevisión para bajar a la mitad la cuota de los abonados. El esquema, para funcionar, sólo necesita respetar un simple cálculo: que los que se sientan injustamente tratados no puedan formar una mayoría, para que sus derechos se contrapongan a la felicidad del pueblo.
Sin embargo, esta política que es abundante en maltratos no necesita liquidar al enemigo. Como dijo en una ocasión Jorge Coscia, el populismo peronista siempre ha sabido hacerles la vida insoportable a sus adversarios, y con eso le alcanza. ¿Cabrá la Argentina en este molde? Sostener que nuestra sociedad es distinta a la venezolana, o distinta hoy a lo que fue en los años cincuenta, y confiar en que ésa será una barrera suficiente tal vez sea demasiado optimista. Es lo que tienden a hacer quienes celebran en la protesta del jueves una verdad sociológica de la Argentina opuesta a la oficial: que el nuestro es «un país de clase media». Puede que a éstos les convenga prestarles un poco más de atención a la lógica oficial y a las complejidades políticas que debe resolver.
Todo se resume, finalmente, en un problema de acción colectiva: si los «expropiados y humillados» no son capaces de coordinarse -si ni ellos ni los políticos logran ofrecer alternativas en serio-, el temor a engrosar las filas de los perseguidos y la atracción que ejerzan disfrutes simbólicos y materiales obtenibles a su costa (ver sufrir a los ricos, repartirnos lo que «ilegítimamente» les pertenece, etcétera) puede bastar para que «el modelo» triunfe. O por lo menos para trabar las cosas de manera que la supervivencia acotada de los «otros» no signifique una verdadera amenaza.
La pregunta decisiva es entonces si los resistentes podrán encontrar también una verdad política en la calle que les permita superar su condición minoritaria. Al respecto, lo de Abal Medina fue particularmente infausto, porque puso el dedo en la llaga que llevó a tanta gente a abandonar el letargo: el temor a que el país deje de ser también un poco suyo, a que quienes gobiernan logren dejarlos no sólo fuera de una mayoría circunstancial, sino, definitivamente, fuera de la comunidad.
No deja de tener algo de razón el oficialismo, hay que reconocerlo, cuando advierte que la atribución de todo tipo de males a su gestión es un poco injusta viniendo de sectores a quienes hasta aquí él benefició y mucho: subsidios al consumo, salarios que, por lo menos, les empardan la carrera a los precios, pleno empleo, etcétera. Ahora bien: de esto se podría extraer, como hace el oficialismo, la conclusión de que esta gente no se conforma con nada y se solivianta cuando se les imponen costos justificados, como un poco más de impuestos u obstáculos para que escapen de la inflación.
Pero podría también leerse esta «ingratitud» en un sentido opuesto: concluyendo que fue otra cosa lo que la llevó a movilizarse. En estos términos, la lección podría ser que lo realmente problemático en la relación entre el kirchnerismo y las clases medias ha sido la desproporción entre beneficios materiales, propuestas políticas y horizontes futuros. Precisamente porque el propio Gobierno hizo tanto en el pasado por liberar a esos sectores de las preocupaciones materiales y fortalecer su optimismo, es lógico que esos sectores se muestren tan poco comprensivos cuando se los maltrata. El Gobierno les ha dado los instrumentos y motivos para que se sientan en su legítimo derecho de patalear.
¿Cómo impedir que consideren que los beneficios embolsados los merecían pero que lo que ahora reciben, en cambio, son castigos gratuitos e injustificados?
Es toda esta madeja de equívocos y enredos en que venían envueltos el kirchnerismo y la clase media lo que entró en crisis. Y lo que resultará de ello es hoy difícil de prever.

Acerca de Artepolítica

El usuario Artepolítica es la firma común de los que hacemos este blog colectivo.

Ver todas las entradas de Artepolítica →

66 comentarios en «El Gobierno toma nota y apuesta al conflicto»

  1. Se hace muy difícil debatir ideas e interpretaciones de lo qie ocurre sin una mínima dosis de buena fe.Que en los críticos del gobierno escasea bastante. Puede verse en la nota de Fidanza que dibuja una situación ad hoc(«este es un gobierno prepotente» dice el gran pensador, sin ningún análisis de las conductas del gobierno que lo respalden.NO ofrece argumentos sino guiños a la persistente mentalidad gorila). Ahora aparece éste, Novaro, elaborando una boutade: los y las, ellos y ellas,energúmenos que vomitaban resentimiento, bronca y desprecio por los de abajo produjeron un reclamo de «moderación». ¿Ese es el nivel de los lectores de la Nación, son infradotados?. Y Novaro ¿qué estudió y donde?

      1. No reconocer que hay motivos objetivos para protestar también espanta a los que dudamos. La inflación es un problema que ya no pueden esconder debajo de la alfombra.

      2. Sí, ALGUNOS motivos objetivos hay (inflación, INDEC) y pare de contar.

        Uno de los dos (INDEC) está en manos exclusivamente del Gobierno solucionarlo. El otro (inflación) está en un 10% en manos del GN (el ogro Moreno) y el 90% en manos de los consumidores. Si te cobran 12 mangos el pan y vos lo convalidás comprándolo, bue…

        En cualquiera de los casos, si se manifiesta a través del odio, de viva el cáncer, en fin, ahí pierde cualquier legitimidad.

      3. «Si te cobran 12 mangos el pan y vos lo convalidás comprándolo, bue…»

        Si me dicen que el pan del gobierno sale tres guitas y en el barrio no lo conseguís en ninguna panadería a semejante precio, entonces lo tengo que comprar al precio verdadero y no a la fantasía K.

        Confirmaste la negación, los consumidores cargamos el 90% de la culpa, ¿y el gobierno, el principal responsable de dirigir la política económica?: el 10%, casi lo mismo que decir cri, cri, cri…

      4. emilio: la ‘política económica culpable’ es alentar las paritarias y tratar de que los sueldos ‘surfeen’ sobre la inflación.
        Una paritaria da el 25 % de aumento, y en pocos meses o en un año los alimentos en los supermercados llegan a subir aprox. un 25 %.
        Pero un aumento de sueldos de 25 %, OBVIAMENTE, NO sube los costos del supermercado en un 25 %.
        Es decir: los formadores de precios hacen su ‘ajuste’ para tomar la plata extra de los trabajadores sin entregar más mercadería a cambio (cuando lo justo sería tomar ese adicional, que va a consumo, entregando más).
        Cuando se habla de bajar la inflación, la oposición defiende la idea de quitar dinero del bolsillo del trabajador (sistema de ‘metas de inflación’). Que es como tirar al bebé con el agua de la bañera.
        Es una asignatura pendiente, pero no se soluciona con ‘metas de inflación’ que hagan ajustarse a los laburantes en los gastos imprescindibles. Ni, en el otro extremo, con ‘controles de precios’ que nunca funcionan.

      5. «Si me dicen que el pan del gobierno sale tres guitas y en el barrio no lo conseguís en ninguna panadería a semejante precio, entonces lo tengo que comprar al precio verdadero y no a la fantasía K.»

        No. Hay una variante que vos no estás teniendo en cuenta, que es no comprarlo. Y que mi familia viene haciendo desde hace dos años. ¿No hay pan? Galletitas. O arroz blanco como los brasucas.

        Pero parece que la variante de no dejarte robar aún no se te cruzó por la cabeza. A mí sí.

  2. «y en pocos meses o en un año los alimentos en los supermercados llegan a subir aprox. un 25 %.
    (…)
    Es decir: los formadores de precios hacen su ‘ajuste’ para tomar la plata extra de los trabajadores sin entregar más mercadería a cambio (cuando lo justo sería tomar ese adicional, que va a consumo, entregando más).»

    Y el gobierno nacional hace cri, cri, cri, o peor, el siga siga de Lamolina. Ya fue, la política de acuerdos de precios del genial Moreno siempre fracasó. Por no hablar de que el consumo popular está bajando por más que lo sigan negando con un capricho a esta altura incomprensible. Si el gobierno no toma el toro por las astas entonces se meterá la re-re en el tuje.

    1. ¿Y cuál sería «tomar el toro por las astas» para vos? ¿Poner un Moreno en cada góndola? No, cierto que Moreno es el problema. No Coto, no Carrefour, no Disco, no Jumbo. El problema es Moreno y el INDEKKK, no los que suben los precios.

      Porque la problemática la conocemos todos. La solucionática, un poco menos.

    2. Bueno, ***sin hacer juicios de valor***, la sociedad argentina no es propensa a ir al socialismo al estilo cubano. Ni siquiera lo era en los 70’s.
      El tema hay que manejarlo en esta realidad capitalista.
      No hay números que indiquen que el consumo popular esté bajando.
      Los sueldos en blanco, algunos en negro, las jubilaciones y las pensiones siguen superando los índices de inflación ‘privados’. No hay pérdida del poder adquisitivo.

  3. Yo hice un comentario sobre la nota de Novaro, no sobre la inflación.Y lo que este señor dijo es que el reclamo fue de «moderación» al gobiermo, lo que es un claro acto de mala fe. Y respecto de la inflación, ahora clarín y cia. están diciendo que los precios en la costa para esa temporada aumentan por culpa del cepo al dolar. Así que los hdep de la costa, que creen en su derecho a currar al turismo porque trabajan 2 meses al año, son pobres inocentes, no tienen mas remedio que aprovechar la ocasión. Finalmente,el discurso sobre la inflación fue el ca»v»allito de batalla de todas las dictaduras quie padecimos, dictaduras en serio.

    1. Tal cual como decís: en el comunicado del golpe de 1966 había un párrafo (redactado por Alsogaray, el antecesor de Cavallo) que decía que con la inflación ‘el sueldo es una estafa y el ahorro una ilusión’ o algo así.
      La inflación era del 15 % anual…

  4. Si haces paritarias o fomentas la suma de salarios por un 25% anual y, del otro lado, tenes la misma cantidad de pan, es obvio que el pan va a aumentar un 25% también.

    1. Claro. Porque el pan está hecho exclusivamente de salario. Que la harina, o los alquileres, o el teléfono, o los impuestos no hayan subido el 25%, no tiene nada que ver. Subieron 25% los salarios, hay que aumentar el 25% el pan. Para qué ponerse a hacer costos y ver qué incidencia tiene el salario en el precio final del pan, que es tan complicado.

      Ahora, el que agacha la cabeza y convalida el choreo comprándole a estos delincuentes, que se vaya a quejar a San Polémico Moreno. O al INDEKKK.

      A mamarla.

      1. Y no hablemos de la matriz insumo – producto. ¡Literatura neoliberal, puajjj!

        Entre nos: la solución es té con cebada, y madera con clavos en vez de Simmons, estilo Ghandi (solo hay que ver cómo hacer que no aumente el té, la cebada, y los clavos)

      2. La respuesta, pichón, es que no podés aumentar la base monetaria un 35% y pretender que la inflación sea muy inferior a ese aumento.

      3. Aumentaste la base monetaria un 35%. Crecés, digamos un 7%,

        Ahora hacés (35 – 7) y ¡Voilá! tenés la inflación más probable: 28%

        Claro, para que eso no sea cierto, tenés que apropiarte (sos el Estado) de la mayor masa monetaria, y acusar a los demás actores económicos de hijos de puta si hacen exactamente lo mismo. Bue: eso es política…

      4. En USA no sólo emiten los billetes de su propia deuda siempre y tienen baja inflación, sino que en esta última crisis han lanzado al mercado billones de dólares de emisión extra para salvar bancos. La inflación ni se enteró.
        Yo no tengo explicación para eso.
        Seguro que hay alguna explicación ‘monetarista’. Por ejemplo, que son seres superiores a nosotros.
        Me hace acordar a Tato Bores: ‘si es para *ahorar*, está bien’.
        En este caso: ‘si es para solucionarles problemas a los bancos, la emisión está bien’. Si es para que la gente viva un poco mejor, está mal.
        En economía está la ‘media biblioteca’ monetarista, pero hay otra media biblioteca.
        Las explicaciones monetaristas, por más que presuman de ‘científicas’, son muy simplotas.
        Y, por ejemplo, derraparon en Argentina en 2001 (hasta entrado 2001 los economistas mediáticos decían que estaba todo fenómeno y que las cuentas cerraban; yo los vi y escuché). Y en Europa y USA no pudieron prever la crisis que comenzó en 2008 (o no quisieron).
        Como tipo que ha leído algo sobre ciencia, puedo asegurar que las explicaciones ‘fáciles’ monetaristas no son científicas. Equivalen a que me hablen del Espíritu Santo y de la Inmaculada Concepción. Es cuestión de fe: el que cree en eso ni se fija si hay pruebas o no. Cree y listo.

      5. David: Gracias por iluminarme con tu fórmula para calcular la inflación. En agradecimiento, yo te voy a dar la fórmula para calcular el tamaño de pene. Es asi:

        P = T – E + GR/e

        En la que:

        P: Tamaño del Pene (en pulgadas)
        T: Temperatura corporal (en grados Celsius)
        GR: Goles de River en el Apertura
        e: Numero de Euler (2,71828)

        Maistro! Qué tanto PhD para entender de economía. Le restás el crecimiento a la base monetaria, y te da la inflacion. No sé para qué pierden el tiempo en medirla en otras partes del mundo.

        PS: Perdí el número de teléfono de mi tía. ¿No tendrás una formuleta para obtenerlo?

      6. Raul C:

        Es cierto. Abundan las religiones. Las monetaristas y las «modelistas»

        La explicación de EEUU es que ellos manejan la divisa patrón internacional. El Euro iba a hacerle competencia y está fracasando. Veremos los yuanes…

        Tanto en EEUU, como en Argentina, como en Europa, se han salvado SIEMPRE a los bancos. Incluso ahora aquí, en pleno auge nac & pop.

        No comparto el pensamiento de los que vos llamás «economistas mediáticos», son mayormente chantas absolutos.

        Pero no tenés que ser religioso para entender que si los medios de pago aumentan, y no sos divisa patrón, la inflación es una consecuencia natural. Que moleste más o menos esa inflación, es otro tema. Yo creo que molesta.

        Eduardo:

        A vos que te gustan los problemas matemáticos, te transmito uno que respondí a mi manera (y me lo publicaron) en el suplemento científico de Página 12, que era Futuro 12, que no sé si sigue saliendo.

        La pregunta es: ¿Cuál es la temperatura del infierno?

        Saludos

      7. «Aumentaste la base monetaria un 35%. Crecés, digamos un 7%,

        Ahora hacés (35 – 7) y ¡Voilá! tenés la inflación más probable: 28%»

        Mamita.. con razón hay tanto dolobu suelto en TV, un par de libros encima de esto y yasta’

      8. ¿david no era quél de «la econimía son 5 bolitas en una mesa»? ¿y que insistía con la precisión del modelo?

      9. Para David y Silenoz:
        Tengo un proyecto para la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. En esa zona falta estacionamiento y la playa subterránea del ex-Clínicas está colapsada… ¿que les parece?

      10. Ja ja.. dale Raúl como no
        Yo tengo en el colchón unos pesotes Ley 18.188
        Si no alcanza pedimos un préstamo, por supuesto, que provenga del ANSSES

      11. Silenoz:

        Te apuesto un pote de Casancrem que en un año habrá aumentado aproximadamente 28%.

        Tapones:
        Si. Por eso digo lo que digo.

        Raul C:
        Ampliar la playa, o dejar morir a los pacientes. Seguramente el modelo nac & pop optará por la segunda opción.

        Silenoz (reload):
        Andá a cantarle a Mastellone.

      12. Se equivocó con la metáfora. La playa subterránea está debajo de una plaza, que era donde estaba el viejo Hospital de Clínicas, que fue demolido.
        Yo propongo transformar la FCEUBA en un estacionamiento, ya que con las cinco bolitas y una cuenta de restar no hace falta nada más.
        Parece que se olvidó a dónde nos llevaron ‘las leyes fundamentales del mercado’ en 2001. No recuerdo ningún esquema populista en ese entonces.
        Y la crisis de Europa y EE. UU. que arrancó en 2008 ¿fue aplicando el populismo o aplicando la economía monetaria y banquera, los derivados, etc.?

      13. No hace falta (ni sería conveniente) demoler la FCEUBA.

        De hecho muchos miembros de mi familia son contadores.

        Pero saben de balances, presentaciones a la AFIP, SUSS, Ingresos Brutos, IGJ, liquidaciones salariales, etc.

        No tienen la menor idea de qué son los agregados monetarios, y cómo se introduce liquidez en el mercado.

        Las leyes de mercado existen. Luego están los exégetas que le dan un valor supremo, llamémoslos «neoliberales» y otros que niegan su existencia, llamémoslos «populistas».

        Ambos son profundamente tramposos.

        Las crisis del 2001, y las de Europa y EEUU la promovieron los primeros, básicamente los banqueros.

        Por su parte, los populistas no tienen la menor idea de lo que es la generación de riqueza.

        O sea, la economía está marcada sea por hijos de puta, sea por ignorantes.

      14. – Los populistas ‘ignorantes’ se basan en chantas como Stiglitz, Krugman, Galbraith, por ahí anda también Samuelson (cuyo libro estudiamos en la Fac.), gran parte del chantísimo Keynes (¡el Anticristo!), y unos cuantos heterodoxos más. Y unas pizquitas de Marx para dar sabor.
        Respecto a lo nuestro, los populistas se basan en nuestro común colega Marcelo Diamand, en Olivera (ex rector de UBA), en el Prebisch maduro inspirador de la CEPAL (a ése tendrían que ir a hablarle del ajuste en los países periféricos), y en general en el keynesianismo criollo que en los 60 y en los 70 era básico y bipartidista (peronista y radical), con algunos condimentos desarrollistas.
        – Ahora, si eso es ignorancia, y la sabiduría es la de la jefa de secta Ayn Rand, qué mal la veo a la economía…
        A propósito: duplicar el PBI es duplicar la riqueza ¿o no? Y me apresuro a decir que con ‘el precio de la soja’ no lo explica a eso…
        ¿Quién ‘responsable’ y ‘sabio’ duplicó el PBI en 9 años en Argentina antes?

      15. Stiglitz cambió de bando. Si bien ahora es de los «buenos», nunca defendió la destrucción de los índices.

        Samuelson es un tipo serio, pero se parece más a los ortodoxos que a los populistas.

        Keynes está bueno, pero no es apto para ignorantes.

        Marcelo Diamand, lo conocí personalmente, un desarrollista honesto y brillante.

        Prebisch es de los nuestros: supo entender la problemática de los subdesarrollados.

        Ayn Rand no era economista, era una libertaria con sentido común.

        Duplicar el PBI es duplicar la riqueza, coincidimos.

        Ahora bien: Duplicado desde el 2003 OK. Igual al 1998 no es lo mismo.

        Ahora bien: Agradezcámosle a Remes Lenicov que le puso el cascabel a la convertibilidad, para que podamos salir del pozo. y que los laureles se los lleve (de nuevo) nuestra increíble capa de 30 cm de humus y el hambre de los chanchos chinos. ¿O me perdí alguna gestión o modelo?

        Le hubieses dado a De la Rua devaluado y la soja a U$S 600 y hoy estaría en un gigante mausoleo…

      16. – ¿Duplicado desde 2003 pero igual a 1998?
        Eso cárguenlo a los que lo hicieron bajar de 1998 a 2003… ¿Qué mérito le quita a lo que vino después? Ahora estamos igual q
        – Para repetir hasta el cansancio: la soja sólo explica una pequeña parte del aumento del PBI.
        Aporta divisas para poder manejarse.
        Claro, si no hubiera sido por la soja seguiríamos en default porque no imprimimos dólares.
        Pero la deuda impagable era ANTERIOR. Empezó en 1976.
        – Y lo de De la Rúa ya lo contesté tantas veces que me cansé…

      17. Lo corté sin querer, aquí va completo:

        – ¿PBI duplicado desde 2003 pero igual a 1998?
        Cárguenle entonces su parte a los que lo hicieron bajar de 1998 a 2003.
        El mérito ahora es que desde 2003 subió.
        – ¿Ahora estamos igual que en 1998? Supongamos que sea cierto. Entonces: en 2003 estábamos por debajo, ahora estamos igual, y en 3 años -con una estimación prudente de crecimiento del PBI- estaremos un 10 o 15 % arriba de 1998.
        ¿Cuál es la crítica entonces? ¿Que se alcanzaron esos niveles demasiado lentamente?
        Pero el pequeño detalle es que el PBI subió a MAYOR velocidad que nunca antes. Dato comprobable.
        Entonces, ‘estar como en 1998’ es algo que no tiene nada que ver con nada. Un punto en una curva ascendente. Nada más que una frase negativa abstracta.
        – Y lo de De la Rúa ya lo contesté tantas veces que me cansé… Es una hipótesis contrafáctica tan descabellada que uno no sabe por dónde empezar. Intentemos nuevamente.
        Por empezar, debía haber devaluado. Cosa que ni pensaba hacer.
        Y si devaluaba, además debía haber declarado el default y renegociado. Cosa que ni pensaba hacer. Entonces se hubiera seguido pagando deuda. Ahora más cara en pesos. Con mayor sacrificio y deterioro social.
        La otra viga maestra de la salida de la convertibilidad de Duhalde-Remes-Lavagna, además de devaluación y default, fueron las RETENCIONES, que aliviaron la bancarrota del Estado. Kirchner después las aumentó.
        Retenciones que De la Rúa, ‘amigo del campo’, ni por asomo hubiera puesto.
        Como además De la Rúa tampoco hubiera exigido que los exportadores de soja trajeran los dólares y euros al país, el único resultado de la soja a USD 600 hubiera sido: más divisas de los próceres sojeros depositadas en los paraísos fiscales. Y el país, bien gracias.
        – Usted lo que tal vez quiso decir fue:
        Si De la Rúa hubiera tenido la soja a USD 600
        Y ADEMÁS
        hubiera devaluado
        Y ADEMÁS
        hubiera defolteado
        Y ADEMÁS
        hubiera renegociado con quita
        Y ADEMÁS
        hubiera puesto retenciones y las hubiera aumentado
        Y ADEMÁS
        hubiera exigido liquidar las divisas en el país…
        bueno, hubiera logrado
        (QUIZÁ)
        lo mismo que las administraciones de 2002 en adelante.
        Así sí se podría entender algo.
        – Para repetir hasta el cansancio: la soja sólo explica una pequeña parte del aumento del PBI. Ver los números.
        Eso sí, aporta divisas para poder manejarse.
        Claro, si no hubiera sido por la soja seguiríamos en default. Porque no imprimimos dólares.
        Ahora, si venía el gobierno ‘bueno’ en lugar del ‘ignorante’ ¿él sí iba a poder imprimir dólares?
        – De todos modos, hay una cosa que era un misterio insondable para un populista ignorante como uno: ¿cómo es que ‘el precio de la soja’ trae disminución de la pobreza, mayor empleo industrial, paritarias, aumento de sueldos, movilidad jubilatoria, etc.?
        Haciendo un sobrehumano esfuerzo apliqué la metodología David y pude llegar a una ecuación que es muy simple, como todas las explicaciones para las cosas complejas:
        – Se suma el 30 % de aumento de la cantidad de puestos de trabajo + el 30 % anual de aumento de las jubilaciones por movilidad + la disminución de 25 % de la pobreza y la indigencia + el aumento de 40 % en las familias cubiertas por el salario familiar gracias a la AUH… y eso da ni más ni menos que ¡el 125 % de aumento del precio de la soja!
        Ya me siento un poco menos ignorante…

      18. Gracias Raúl por tanto esfuerzo.

        En realidad coincido con muchas cosas de las que decís.

        Claro que De la Rua no hubiese hecho nada de lo que después se hizo: fue un menemista más.

        Solo me subleva el mito de que estos inventaron la Argentina.

        La Argentina es rica. Si fuese un país bien administrado y con menos corrupción tendríamos que pertenecer al Primer Mundo.

        Dudo sobre las cifras finales. Con el Sistema de Indices destruído, no tenemos datos en los cuales confiar. Esto está en el «debe» de este gobierno.

        No se debe utilizar la mentira como política de estado.

        Finalmente, no te considero un ignorante, solo un hueso duro de roer, y combativo. Aunque solo sea por eso, va mi reconocimiento. Saludos.

    2. Silenoz,

      No pases por tonto. La explicación de David es perfecta. No solo eso, es comprobable empíricamente.

      Es tan obvio como que el sol sale todas las mañanas que si hay un aumento general de los precios sin un correlato igual en los bienes y servicios vas a tener inflación.

      Todas las demás explicaciones como la preferida del nazimenemista Real (es culpa de los taimados empresarios) no se sostienen. Porque pongamos que los empresarios argentinos sean unos aprovechadores ¿No lo son también los empresarios uruguayos, franceses, peruanos y canadienses? ¿Cómo explicas que acá tengas indices del 25% de inflación y en países menos desarrollados de la región mucho más bajos?

      En serio Silenoz, tu contrato no te obliga a defender a rajatabla todo. Revisalo seguro tenes la opción de callarte o cambiar de tema.

      1. Es graciosísimo leerlo decir ‘tu contrato’. Precisamente usted…
        ¿Leyó lo que puso? ‘Si hay aumento general de precios… vas a tener inflación’. Claro, el aumento general de precios ‘es’ la inflación. ¿La información, dónde está?
        Y ya que estamos, parece que la mitad de los economistas sostiene que ‘el sol no sale todos los días’, y algunos ganaron el Nóbel también.
        Cualquier explicación de la inflación que no sea multicausal es una chantada.

      2. ”..La explicación de David es perfecta. No solo eso, es comprobable empíricamente.”
        Claro, como la ley de gravedad…

        ”…si hay un aumento general de los precios sin un correlato igual en los bienes y servicios vas a tener inflación.”
        Correcto 2+2=4

        ”Porque pongamos que los empresarios argentinos sean unos aprovechadores ¿No lo son también los empresarios uruguayos, franceses, peruanos y canadienses? ¿Cómo explicas que acá tengas indices del 25% de inflación y en países menos desarrollados de la región mucho más bajos?”
        Precisamente me voy de gira por Eritrea, Palau y Timor para estudiar el fenómeno que planteás, viaje financiado con tus impuesto, okvio

        Ja ja.. contrato.. si ta’ bien ahora yo tengo que creer las explicaciones de Francisco el bilirrubínico y al discípulo de Alsogaray que anda por acá, entre otros, y no darle ni cinco de bola por ejemplo a este

        Carry on, carry on

      3. Justamente Raúl. La tautología era para tratar de hacerte entender que la inflación ES el aumento general de los precios.

      4. Ojo, Silenoz:
        Algunos funcionarios operan realmente como si la Ley de Gravedad fuera una sanata obnubilada de Newton…

  5. Perdón señores, en especial Eduardo Real, yo no estoy buscando mi re-re, ni me postulé para nada, así que no debo resolver la inflación, para eso hay un gobierno que según dice tiene vocación de poder (bien entendida) y busca una sociedad más igualitaria.

    1. Hay una forma sencillísima para resolver la inflación: Se le llama ajuste. Bajamos un 40% los sueldos, las jubilaciones, todo a lo Rajoy (o Alianza), y sanseacabó. Porque si les das plata y le piden $50 por un kilo de pan, van, lo garpan, y en vez de no comprar o putear al panadero que le afana, putean a Cristina o a Polémico y se sacan las ganas. La próxima, te lo cobran 60. En cambio, si cortamos el 40%, no van a tener plata para comprar el pan y asunto solucionado.

      ¿Querés esa solución? Decilo explícitamente. No lo disfraces con la sarasa de «hay que bajar el gasto público» o frases descafeinadas por el estilo. Decí «¡Quiero ajuste!». Un poco menos de careteo, plis.

  6. Respecto de los hábitos de los consumidores, cuando el tomate se fue por las nubes dejé de comprarlo. En los vegetales hay variaciones bruscas y cuando suben mucho no hay que comprarlos, hay que buscar el sustituto y esperar. Pero no es tan fácil con todos los rubros. El pan, la leche, la carne, etc están carísimos, cada vez suben más, si la intervención del Estado no sirve para nada o de poco, entonces tenemos un gobierno inepto para resolver el problema.

    1. Es que el gobierno es parte fundamental del problema, ergo no puede resolverlo sin reconocerlo primero.

      La cosa funciona más o menos así:

      «Yo, gobierno: Mis gastos son mayores que mis recursos genuinos. Como soy el dueño de la maquinita, la hago andar a todo vapor. Pero esa plata debería ser mía, mía y mía. No quiero que el resto de los actores económicos «hagan como» que hay más plata. Entonces los culpo de inmorales, tratando de que la mayor tajada me quede a mí»

      Como eso no funciona, cada actor económico busca también su tajada, moral o no. Y eso es economía básica. El peso no perdió 13 ceros en las últimas décadas por culpa de Mastellone o los gremios, ¿no?

      1. No entiendo como no estás en programas de la opo dando cátedra de inflación, distribución del ingreso y puja distributiva
        No se para que carajo gastamos tanta guita en sostener una facultad de Económicas y sus doctorados…

      2. Yo tampoco. Además soy ingeniero.

        Siempre les pregunto a los jóvenes (y no tan jóvenes) profesionales de Económicas: «¿Cómo se introduce el dinero en el mercado?». Balbucean…

      3. A claro como Alsogaray…. como no me había dado cuenta, con razón

        «Siempre les pregunto a los jóvenes (y no tan jóvenes) profesionales de Económicas: “¿Cómo se introduce el dinero en el mercado?. Balbucean…»

        Ja ja ¿quién sos? ¿the Riddler?

      4. El que lo atendió bien a Alsogaray por TV en los ochentas fue el radical Pugliese, que en un debate lo escuchó muy educadamente y luego le dijo: ‘lo que propone usted no se aplica en ningún lugar del mundo’…

      5. Silenoz:
        Ah se escribe con hache)
        ¿Alsogaray? ¿El ingeniero o el general?

        Y, como no sé nada de economía, pregunto. Así no solo aprendo, sino que hago pensar a los que debieran saber algo. Así aprendí a jugar a las bolitas.

        De todos modos, el zorro más sabe por viejo que por zorro. Ya viví todas las políticas económicas, desde el estatismo radical hasta la convertibilidad menemista del 90 y la convertibilidad «reloaded» del kirchnerismo.

        Pasando por la inflación, la hiperinflación, la inflación negada, la inflación inflada, and so…

        Pugliese me caía bien, tipo decente, pero imperdonablemente inocentón…

    2. Ningún gobierno, ni mandake, te va a solucionar todos los problemas. Es más, algunos te crean problemas que antes no tenías, como el remate del Estado y el industricidio feroz de los ’90.

      Conque me solucione el 90% de los problemas me doy por hecho. Del 10% restante me hago cargo yo ¿O pretendés vivir entre algodones en el kindegarten y te sirvan la papa en la boca?

    3. «El pan, la leche, la carne, etc están carísimos, cada vez suben más»

      Podríamos aumentarle las retenciones para que exporten menos y tengan que venderlo en el mercado interno. ¡Ouch…! No, éso no funcionó.

      Si yo hubiese sido un moldavo que bajaba en paracaídas sobre Buenos Aires, me hubiera cagado mucho de risa durante el kilombo de la 125, porque los tacheros, kioskeros, remiseros, etc. se ponían la escarapela campestre porque «el campo es la Patria», «el campo nos da de comer» y sarasas por el estilo, suponiendo que el aumento de precios interno lo pagarían los japoneses o vaya a saber quién. Les decían EN LA CARA que «el que quiera comer lomo lo pague 80 pesos» y nada. No lograban significarse que el pato de la boda iban a ser ellos mismos. Y salían muy orondos los escarapeludos, que la tenían re-clara.

      Pero claro, como no soy moldavo, yo entendía perfectamente cuál iba a ser el resultado. Y sucedió. ¿Está cara la carne, la leche, el pan? Y… quieren ganar tanto o más que el sojero. A mamarla el que estuvo en contra. Aunque yo pague el mismo precio que ellos.

      1. Por supuesto que no funcionaron las intervenciones en el mercado. O mejor funcionó hasta que los productores marginales liquidaron sus vacas y se volcaron a otro rubro. Hoy tenemos menos vacas, menos ingresos de divisas por su exportación y un precio de la carne más alto.
        Todavía recuerdo cuando la presi, vos, Pablo D, y el resto de la runfla se reía de las afirmaciones de Biolcatti. De hecho recuerdo muy bien cuando Pablo D decía por aquí que él nunca había comido tanta carne y tan barata en su vida.

      2. No es cierto. Vos no lo previste vos te reiste de las afirmaciones de Biolcatti. Y también se rieron Cris y el resto.

        AHORA culpan a la 125

      3. Se hablaba de 80 pesos de 2008.
        De 2008. De 2008. De 2008.
        Con el índice de inflación opositor, son como ***300 pesos*** de hoy. ¿Cuesta eso el lomo?
        Dicen que ‘ahora está la carne más cara’.
        Cuando se les contesta con datos, como hace un tiempo a Mariano T., que la carne está mucho más barata (en comparación con el poder adquisitivo de los salarios) que en todos los países limítrofes, entonces hacen el ‘switch’ y dicen ‘sí, el precio está tirado porque liquidaron las vacas’…
        Necesitan vacaciones para cargar las pilas.

    4. Emilio: como dije en otro lugar, gran cantidad de gente (trabajadores en blanco, jubilados/pensionados, y todos los que están más arriba) puede ver/tener sus ingresos aumentados por lo menos al ritmo de la inflación. (Fijate que en las encuestas sobre ‘temas preocupantes’ la inflación CASI NI FIGURA, no pasa del 3 o del 4 % de las respuestas).
      Y dicho sea de paso, lo de los trabajadores y jubilados es gracias al ‘inepto’ gobierno.
      Entonces, me da la impresión de que con tus ingresos NO pasa lo mismo. Por no tener un negocio propio, por estar fuera de convenio, etc.
      Como también dije en otro lugar, hay una cantidad importante de gente (clase baja y clase media) que tiene ese problema, y creo que las soluciones deben ser más bien focalizadas. Que puedan poner sus ingresos a tono con la inflación o, en su defecto, que haya cosas que les resulten más baratas que ahora.
      Pero estoy seguro de que la solución NO es el ‘ajuste’ que describe Real más arriba. Joder a la mayoría y decir contentos ‘cómo bajamos la inflación’…

      1. Emilio:

        El relato, antes menemista, ahora kirchnerista, siempre ha señalado que uno es un verdadero pelotudo si la convertibilidad menemista te perjudicaba en los ´90, o la inflación kirchnerista te perjudica ahora.

        El resto de la gente siempre lo pasa bomba. No son nabos como vos y yo. Ese es el discurso del Poder.

        Saludos.

      2. David:
        No me adjudique lo que no le dije a Emilio.
        Dije ***TODO LO CONTRARIO***.
        Dije que hay sectores de trabajadores de clase baja y clase media a los que las mejoras no les han llegado debidamente, no se les compensan los efectos de la inflación, y que eso debería tomarse en cuenta de manera focalizada.
        En cambio, con un ‘plan antiinflacionario’:
        – Esos sectores no se benefician
        – Todos los ahora beneficiados se perjudican
        – Y tanto unos como otros pueden quedarse sin laburo.
        Es tirar al bebé con el agua de la bañera.
        Los efectos sociales del menemismo y del kirchnerismo son OPUESTOS entre sí, como puede verse revisando los números de ocupación, pobreza e indigencia, superávit, reservas, etc. Y teniendo un poquito de honradez.
        Precisamente el kirchnerismo es TODO LO CONTRARIO de decirle a nadie ‘Aquí somos pro-mercado. Si te va mal jodete, sos un perdedor’. Por lo menos (aunque no lo fuera en los hechos, yo creo que sí) desde el discurso.
        Usted se imagina un *discurso* inexistente.
        En conclusión: ni el gobierno ni yo le decimos a ningún laburante que es un pelotudo y que se joda.
        Posdata:
        Y por otra parte -qué maravillosa ironía- EXACTAMENTE ESO dice la brillante teoría económica monetarista que usted defiende.

      3. No todos los planes antiinflacionarios son iguales.

        No es lo mismo reducir el gasto improductivo del Estado que hacer cargar el costo del ajuste a las clases media y baja.

        No es lo mismo «desprivatizar» empresas que viven a expensas del erario público, que aumentar las tarifas para todos los usuarios.

        O sea, no es lo mismo un plan antiinflacionario racional y honesto que una repartija de pobreza para mantener los privilegios de los amigos del poder.

        Por ahora, el gobierno no optó por ninguna herramienta antiinflacionaria, fuera de mantener el dolar artificialmente bajo, con un seguro de ruina para los emprendimientos productivos que compiten con los productos importados, que siguen entrando, coimas mediante, sin problemas.

        Y por supuesto nada tiene que ver esto con el monetarismo: precisamente la trampa de estos progres es emitir para solventar la ineficiencia y corrupción del estado a cuenta de toda la sociedad, diciendo que la inflación que ellos producen, no existe.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *