Pero también preocupa la relativización de su impacto que se ha difundido por estos días, tomando como argumento una lectura mal intencionada y carente de rigurosidad metodológica.
En una evidente operación de prensa, los medios hegemónicos publicaron información errónea a partir de un relevamiento realizado por el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP). El primer dato falaz mencionado es el que indica que el estudio cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación. Esto no es cierto. Lo único que se hizo fue suministrar una muestra de escuelas, que es información pública, y que es una tarea que este ministerio habitualmente realiza con diferentes instituciones solicitantes.
El Ministerio de Educación convocó a seis universidades nacionales para realizar una investigación rigurosa, tomando 1200 casos, en siete provincias. Ese trabajo, cuyas conclusiones fueron presentadas públicamente en noviembre pasado, nos permitió ratificar algunas opiniones sobre la AUH: primero, comprobamos que gracias a ella se dio una reincorporación efectiva de alrededor de 130 mil chicos que estaban afuera del sistema educativo. Segundo, confirmamos que a partir de su vigencia se ha logrado mejorar el presentismo en la escuela y la relación de los alumnos con ella. El vínculo de los chicos provenientes de sectores populares con la escuela era distante, inestable, discontinuado, y lo que ha ocurrido a partir de la vigencia de la AUH, en muchos casos, es mayor presentismo y mayor constancia.
A su vez, la investigación reveló una evidente mejora de la condición de vida de los alumnos, incorporando consumos recreativos y culturales, rasgo de dignidad aportado por la AUH.
La investigación confirmó lo que sabíamos: el reingreso escolar fue mayor en el nivel secundario, ya que el nivel primario tiene prácticamente cobertura universal.
Por otra parte, hay que remarcar que se trata de un informe que tiene serios problemas metodológicos, ya que elabora conclusiones de carácter cuantitativo basadas en “sensaciones” de un reducido número de encuestados.
Es claro que, intencionalmente, se elige una de las medidas más importantes que implementó este gobierno, suponiendo que así se la puede dañar; son parte de este ataque aquellos que, cuando fueron gobierno, destinaban a la educación apenas el 3% del PBI y recortaban el 13% de los salarios docentes.
Formamos parte de un Estado que destina el 6,47% de su PBI a la educación, ya construyó más de 1400 escuelas, y cuenta con datos sólidos que prueban que la Asignación Universal por Hijo ha tenido y tiene un importante impacto, ha mejorado la educación y está cumpliendo la función para la cual fue creada.
Tenemos muchos desafíos por delante. Pero que reconozcamos lo que nos falta hacer y asumamos el compromiso de seguir profundizando la tarea, no significa que permitamos que se eclipse e incluso oculte lo sustancial: la AUH es el ejercicio pleno de la protección de los derechos sociales más extraordinaria, contundente y renovadora de las últimas décadas; y ya pertenece al orden de las medidas que no tienen vuelta atrás, que vinieron a quedarse para siempre.
En una evidente operación de prensa, los medios hegemónicos publicaron información errónea a partir de un relevamiento realizado por el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP). El primer dato falaz mencionado es el que indica que el estudio cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación. Esto no es cierto. Lo único que se hizo fue suministrar una muestra de escuelas, que es información pública, y que es una tarea que este ministerio habitualmente realiza con diferentes instituciones solicitantes.
El Ministerio de Educación convocó a seis universidades nacionales para realizar una investigación rigurosa, tomando 1200 casos, en siete provincias. Ese trabajo, cuyas conclusiones fueron presentadas públicamente en noviembre pasado, nos permitió ratificar algunas opiniones sobre la AUH: primero, comprobamos que gracias a ella se dio una reincorporación efectiva de alrededor de 130 mil chicos que estaban afuera del sistema educativo. Segundo, confirmamos que a partir de su vigencia se ha logrado mejorar el presentismo en la escuela y la relación de los alumnos con ella. El vínculo de los chicos provenientes de sectores populares con la escuela era distante, inestable, discontinuado, y lo que ha ocurrido a partir de la vigencia de la AUH, en muchos casos, es mayor presentismo y mayor constancia.
A su vez, la investigación reveló una evidente mejora de la condición de vida de los alumnos, incorporando consumos recreativos y culturales, rasgo de dignidad aportado por la AUH.
La investigación confirmó lo que sabíamos: el reingreso escolar fue mayor en el nivel secundario, ya que el nivel primario tiene prácticamente cobertura universal.
Por otra parte, hay que remarcar que se trata de un informe que tiene serios problemas metodológicos, ya que elabora conclusiones de carácter cuantitativo basadas en “sensaciones” de un reducido número de encuestados.
Es claro que, intencionalmente, se elige una de las medidas más importantes que implementó este gobierno, suponiendo que así se la puede dañar; son parte de este ataque aquellos que, cuando fueron gobierno, destinaban a la educación apenas el 3% del PBI y recortaban el 13% de los salarios docentes.
Formamos parte de un Estado que destina el 6,47% de su PBI a la educación, ya construyó más de 1400 escuelas, y cuenta con datos sólidos que prueban que la Asignación Universal por Hijo ha tenido y tiene un importante impacto, ha mejorado la educación y está cumpliendo la función para la cual fue creada.
Tenemos muchos desafíos por delante. Pero que reconozcamos lo que nos falta hacer y asumamos el compromiso de seguir profundizando la tarea, no significa que permitamos que se eclipse e incluso oculte lo sustancial: la AUH es el ejercicio pleno de la protección de los derechos sociales más extraordinaria, contundente y renovadora de las últimas décadas; y ya pertenece al orden de las medidas que no tienen vuelta atrás, que vinieron a quedarse para siempre.