El intendente más votado del conurbano

Dario Giustozzi, intendente de Almirante Brown. Foto: LA NACION / Jorge Bosch
Los dos timbres inalámbricos sobre la mesa ratona del despacho de Darío Giustozzi no tienen descanso. Mientras recibe, corrige, apura a tres, cuatro, cinco funcionarios, el intendente kirchnerista de Almirante Brown intenta convencer por teléfono a su hija adolescente de que haga la tarea de economía, pide su almuerzo, reacomoda su agenda y, claro, enumera obras de su gestión. En cada pausa, vuelve a apretar los timbres para que ingresen más asistentes. «Soy medio obsesivo. No sé si se nota», duda.
Se nota. O, en todo caso, a Giustozzi no le interesa ocultar el perfil de hombre orquesta e hiperkinético con el que consiguió el 65,18 por ciento de los sufragios en las primarias del 14 de agosto que lo convirtieron en el intendente más votado de todo el conurbano bonaerense, por encima de la Presidenta y el gobernador Daniel Scioli.
Con 555.731 habitantes en trece localidades, el presupuesto de Almirante Brown ronda los 500 millones de pesos. Según el intendente, la mitad de esos recursos son propios y sólo se dedica el 26% de los ingresos al pago de sueldos. «Cuando llegué, en 2007, era el 47%», agrega, para empezar a hablar de cámaras de seguridad y un helicóptero que sobrevuela los 117 kilómetros cuadrados del partido.
Aunque le reconocen una buena gestión, los opositores critican la «vistosidad» de las obras céntricas de Giustozzi y el abandono de la periferia. «A siete cuadras del centro de Adrogué todavía se bebe agua contaminada. Ojalá no se viera tanto y se hiciera más», acusa Gerardo Aramburú, referente del Frente Amplio Progresista, que sacó el 4,45% de los votos. Informe en mano, el intendente apunta que el 98,3% de las obras se realizó en barrios no céntricos.
Lo cierto es que Almirante Brown no escapa a la realidad del segundo cordón del conurbano sur, con bolsones de pobreza que se hacen evidentes en el barro de las calles más apartadas de Glew, Claypole, Ministro Rivadavia y en amplios sectores de San José y San Francisco Solano. El intendente llega allí con obras propias, pero también con la Asignación Universal por Hijo o las netbooks de la Casa Rosada.
«El gobierno nacional puso en la dirección correcta al país y desandó décadas de atraso en Buenos Aires. Nosotros no sólo acompañamos, somos beneficiarios de eso», apunta Giustozzi, de buena relación tanto con Scioli como con la Presidenta.
Una secretaria ingresa al despacho. Trae los números de la elección, pero mal calculados. La diferencia es de un punto. Giustozzi la corrige, le indica cómo hacer el cálculo; termina haciéndolo él. Y vuelve a hablar de gestión. «Asumimos con 8000 calles de tierra: aspiro a eliminarlas todas. Hicimos 1000 cuadras de asfalto y 800 de consolidado», dice, mientras busca unas fotos de los cestos de basura, las luminarias y las fachadas recuperadas en el último año. Sirve para informarse y controlar empleados. «Yo funciono con un tablero de comando», acepta el intendente, en su lenguaje de administrador de empresas, y muestra la «Brown Card», una tarjeta municipal de descuentos en comercios para los contribuyentes sin deudas.
La oposición agrega otra explicación a sus buenos números: el contraste con las gestiones anteriores, todas del PJ. «Ha sabido gestionar fondos, recorre todo el municipio y, frente a la nada de antes, la gente ve que este intendente hace», interpreta Sergio Guerriere, de la UCR, que obtuvo el 6,66% en las internas.
Los dardos apuntan a quien fue dos veces intendente del distrito, el duhaldista Jorge Villaverde, quien no quiso dar su opinión sobre Giustozzi a La Nacion. Tampoco sobre la elección, en la que su candidato obtuvo el 8,4%. Giustozzi se aparta un minuto de su discurso moderado. «La oposición no pudo articular una propuesta sustentable. Les falta disciplina, trabajo», juzga. Antes de hablar del parque industrial del distrito, aprieta otra vez el timbre y un mozo llega con su almuerzo: tres tostadas con queso y un yogur light.
Vuelve a los números: «Cuando asumimos, el 92% del distrito no tenía cloacas; en dos años conectaremos a 250.000 habitantes».
Continúa citando porcentajes, salvo dos para los que no tiene respuesta: indigencia y vivienda. Cambia de tema. Tampoco se siente cómodo cuando le preguntan si fue votado por antikirchneristas: «No te puedo decir eso. En todo caso, no lo sé»..

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

Ver todas las entradas de Nicolás Tereschuk (Escriba) →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *