LD / Agencias 2014-11-18
El jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), general Jaime Domínguez Buj, ha afirmado este martes, preguntado por la situación en Cataluña, que «cuando la metrópoli se hace débil» es cuando «se produce la caída» y que «procesos» de este tipo se producen «cuando el poder central es débil», como ocurrió, ha recordado, cuando España perdió sus últimas colonias en 1898. No obstante, ha dejado claro que no cree que el problema se resuelva con «el empleo de la fuerza».
En un desayuno en Madrid organizado por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior, el general ha subrayado que le «duele España» por la situación que atraviesa en los últimos años, y concretamente ha hecho referencia a la abundante cantidad de casos de corrupción que se están descubriendo y al proceso soberanista iniciado en Cataluña.
Sobre este asunto, Domínguez Buj ha señalado ante un auditorio entre los que se encontraban el exministro de Defensa Julián García Vargas así como militares en la reserva y en activo y periodistas, que España «asiste a un proceso que históricamente se produce siempre que el poder central es débil».
Sin referirse directamente en ningún momento al Gobierno de Mariano Rajoy, el general ha comparado la situación actual con la pérdida de las últimas colonias españolas en el desastre del 98: «Cuando la metrópoli se hace débil, se produce la caída».
Domínguez Buj ha remarcado que las Fuerzas Armadas «no son garantes de nada», sino que son la «herramienta que tiene el Gobierno para hacer cumplir la ley y la Constitución» y que por eso están «a las órdenes» de lo que mande el Ejecutivo. De este modo, ha dicho que los Ejércitos deben «estar preparados para intervenir en la forma en que el Gobierno decida», ya sea tanto «en el interior» como «en el exterior».
Eso sí, el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME) ha dejado claro que no considera que el problema que plantea el desafío soberanista pueda «arreglarse con el empleo de la fuerza» o mediante la actuación de los tribunales, sino a través de los mensajes que desde el Gobierno se envían a los ciudadanos.
A su juicio, para atajar desafíos como el soberanismo catalán el Estado debe «ganarse las mentes y los corazones de todos los españoles» para que éstos sean conscientes de que «es mejor seguir siendo español» que buscar la independencia.