El kirchnerismo, frente al síndrome del pato rengo

13/08/13
Los resultados electorales del domingo último muestran la necesidad de volver a aquel apotegma del viejo general, “la única verdad es la realidad”. Frente a ella, cualquier relato que la contradiga estalla por los aires. El FPV solo (sin aliados) obtuvo una cifra de votos más cercana al 22%, con que Néstor Kirchner alcanzó la presidencia en 2003 que al 54% logrado dos años atrás. Una década al frente del Estado se ha cerrado electoralmente casi como empezó.
Tres razones confluyen para que estos resultados tengan un impacto estratégico para el futuro del oficialismo . En primer lugar ellos impiden la modificación de la Constitución. Lo que deja al oficialismo sin liderazgo nacional para el 2015. En segundo lugar, surge desde su propio seno, en la provincia de Buenos Aires, un liderazgo territorial que fractura el dominio que el justicialismo había tenido en la última elección nacional (57%). En tercer lugar, la situación económica se ha deteriorado a lo largo del decenio y el gobierno no encuentra respuestas a la inflación, la fuga de divisas, y el crecimiento del déficit fiscal.
Todo parece indicar que el postkirchnerismo ha comenzado a configurarse.
En este nuevo contexto, varias son las dificultades que debe enfrentar el oficialismo. La primera es de cara a las elecciones legislativas de octubre; en estos meses tendrá que contener su propio voto, evitando la migración hacia la opción vencedora , especialmente en la provincia de Buenos Aires. El triunfalismo electoral de algunos sectores de la sociedad y la natural tendencia de los dirigentes peronistas de acercarse a los vencedores puede fortalecer aún más la alternativa renovadora en la provincia , perjudicando al oficialismo. La segunda dificultad nace pensando en el 2015. Allí se plantea el problema sucesorio.
La disputa por el liderazgo y la sucesión en el oficialismo generará tensiones en el dispositivo gubernamental ante la ausencia de un líder que pueda trascender la barrera del 2015. Hasta ahora la sucesión en el kirchnerismo había sido entre marido y mujer, por lo tanto nunca se vio confrontado a este problema. Por su concepción de liderazgo único e indiscutible, el gobierno no permitió el surgimiento de figuras nacionales de peso a lo largo de estos diez años; así no se advierte la presencia de dirigentes que hayan logrado el consenso del conjunto del conglomerado kirchnerista.
Esta situación augura una dura disputa intra-oficialista. La derrota bonaerense afectó a Daniel Scioli, el dirigente kirchnerista con mejor imagen pero, curiosamente, el más cuestionado por la propia presidenta y sus pares.
Al desafío de la falta de sucesión se suma la tercera dificultad, el “síndrome del pato rengo”, es decir un liderazgo que debe gobernar con la certidumbre de la imposibilidad de renovar su mandato.
De todos modos, la gran incógnita aún se mantiene en pie: ¿el postkirchnerismo contendrá en su seno al kirchnerismo?
Es decir, cabe la posibilidad de que el oficialismo, ante las dificultades planteadas, opte por utilizar, en el 2015, el mecanismo de las PASO, concurriendo con un candidato propio a disputar la candidatura presidencial dentro del peronismo.
Los tiempos por venir traerán la respuesta.

Acerca de Artepolítica

El usuario Artepolítica es la firma común de los que hacemos este blog colectivo.

Ver todas las entradas de Artepolítica →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *