Analisis – 18/05/12
Las conferencias de prensa son una metodología universal de interpelación a los funcionarios públicos para obtener, de “cuerpo presente”, la información requerida. El eje es la información y esta aparece aquí guardada en una caja de seguridad cuyas llaves solo poseen los portadores circunstanciales del poder político .
El impenetrable muro que según la filosofía oficial debe resguardar a la información pública tiene costos políticos tangibles. Por eso ya hay acontecimientos, como el que reunió a más de cien periodistas en el programa de Lanata, que expresaron ante cámaras y a viva voz su reclamo abierto para que la información no quede recluida en el bunker del poder político y se vuelva transparente .
“Se preparan más acontecimientos como el que nos congrega”, anticipó Susana Viau, alma mater del grupo Conferencia de Prensa ( www.conferenciadeprensa.tumblr.com ), el conjunto de periodistas con trayectorias profesionales y biografías políticas muy disímiles que viene trabajando cada vez más con mayor énfasis para denunciar ese cerco informativo impuesto por el Gobierno. Evaluando las hipótesis de trabajo que analizan esos periodistas, puede predecirse que los acontecimientos futuros tendrán alto impacto.
Pero las conferencias de prensa son sólo la punta del iceberg.Lo central es que en el Gobierno opera una estrategia que prioriza la opacidad a la transparencia comunicacional.
Cualquier ejemplo evidencia esa preferencia oscurantista. ¿Como es posible que la Casa Rosada no hable de modo directo de la inflación o la inseguridad ? ¿Por qué los funcionarios no informan sobre cuál es el criterio establecido por la AFIP para permitir o no que los ciudadanos compren dólares? ¿Quiénes son los dueños del insondable fondo The Old Fund, propietario de la imprenta conocida como Ciccone Calcográfica, donde se van a imprimir en un mar de enigmas billetes de cien pesos? Dijo Luis Majul: “Vamos a denunciar la grave falta que implica mentir y distorsionar las estadísticas oficiales sobre la inflación y la pobreza”. Como es sabido, el decreto 1172/03 firmado por Néstor Kirchner ordenaba a todo funcionario público “permitir el acceso a la información en el momento en que le sea solicitada o proveerla en un plazo no mayor de diez días”. El decreto de Kirchner no resulta hoy operativo , la información no es provista por el Estado y su conversión a ley nacional quedó ahogada en implacables ciénagas burocráticas parlamentarias. Apuntó entonces el periodista Gabriel Levinas, editor del sitio plazademayo.com : “No hay libertad de prensa sin acceso a la información. Esto es un derecho constitucional convalidado por organismos internacionales y por el propio presidente Kirchner”.
La inexistencia de la legislación de acceso a la información pública y la análoga inexistencia de la ley sobre publicidad oficial conflueyen en un mismo pozo negro. Hay arbitrariedad en quienes no informan y sí operan sin controles reales con el dinero de todos.
No existe ningún esquema legal que reglamente cómo se distribuyen fondos públicos destinados en los hechos a propagandizar al gobierno.
Así se consolida una nueva especie de patrimonialismo oficia l. La información no pertenece ya a la gente . Los dueños de la misma son los funcionarios y no aquellos para quienes los funcionarios trabajan. Todo se enmarca en un clima redundante y aburrido de burla, hostigamiento y ninguneo a los periodistas que preguntan.
Como si preguntar fuese traición a la Patria.
Las conferencias de prensa son una metodología universal de interpelación a los funcionarios públicos para obtener, de “cuerpo presente”, la información requerida. El eje es la información y esta aparece aquí guardada en una caja de seguridad cuyas llaves solo poseen los portadores circunstanciales del poder político .
El impenetrable muro que según la filosofía oficial debe resguardar a la información pública tiene costos políticos tangibles. Por eso ya hay acontecimientos, como el que reunió a más de cien periodistas en el programa de Lanata, que expresaron ante cámaras y a viva voz su reclamo abierto para que la información no quede recluida en el bunker del poder político y se vuelva transparente .
“Se preparan más acontecimientos como el que nos congrega”, anticipó Susana Viau, alma mater del grupo Conferencia de Prensa ( www.conferenciadeprensa.tumblr.com ), el conjunto de periodistas con trayectorias profesionales y biografías políticas muy disímiles que viene trabajando cada vez más con mayor énfasis para denunciar ese cerco informativo impuesto por el Gobierno. Evaluando las hipótesis de trabajo que analizan esos periodistas, puede predecirse que los acontecimientos futuros tendrán alto impacto.
Pero las conferencias de prensa son sólo la punta del iceberg.Lo central es que en el Gobierno opera una estrategia que prioriza la opacidad a la transparencia comunicacional.
Cualquier ejemplo evidencia esa preferencia oscurantista. ¿Como es posible que la Casa Rosada no hable de modo directo de la inflación o la inseguridad ? ¿Por qué los funcionarios no informan sobre cuál es el criterio establecido por la AFIP para permitir o no que los ciudadanos compren dólares? ¿Quiénes son los dueños del insondable fondo The Old Fund, propietario de la imprenta conocida como Ciccone Calcográfica, donde se van a imprimir en un mar de enigmas billetes de cien pesos? Dijo Luis Majul: “Vamos a denunciar la grave falta que implica mentir y distorsionar las estadísticas oficiales sobre la inflación y la pobreza”. Como es sabido, el decreto 1172/03 firmado por Néstor Kirchner ordenaba a todo funcionario público “permitir el acceso a la información en el momento en que le sea solicitada o proveerla en un plazo no mayor de diez días”. El decreto de Kirchner no resulta hoy operativo , la información no es provista por el Estado y su conversión a ley nacional quedó ahogada en implacables ciénagas burocráticas parlamentarias. Apuntó entonces el periodista Gabriel Levinas, editor del sitio plazademayo.com : “No hay libertad de prensa sin acceso a la información. Esto es un derecho constitucional convalidado por organismos internacionales y por el propio presidente Kirchner”.
La inexistencia de la legislación de acceso a la información pública y la análoga inexistencia de la ley sobre publicidad oficial conflueyen en un mismo pozo negro. Hay arbitrariedad en quienes no informan y sí operan sin controles reales con el dinero de todos.
No existe ningún esquema legal que reglamente cómo se distribuyen fondos públicos destinados en los hechos a propagandizar al gobierno.
Así se consolida una nueva especie de patrimonialismo oficia l. La información no pertenece ya a la gente . Los dueños de la misma son los funcionarios y no aquellos para quienes los funcionarios trabajan. Todo se enmarca en un clima redundante y aburrido de burla, hostigamiento y ninguneo a los periodistas que preguntan.
Como si preguntar fuese traición a la Patria.
