Muchos creían que Mauricio Macri nunca ganaría las elecciones con su estilo de comunicación política. Después de las PASO, un publicista me dijo que la campaña positiva había servido para llegar hasta allí, pero las elecciones en Argentina se ganan de otra manera. Mauricio debía olvidarse de las sonrisas, comprar un bombín, ponerse un traje con chaleco, subirse a la tarima, pronunciar discursos, insultar a Cristina y convertirse en líder de la oposición. Alguien propició un acuerdo con Massa porque María Eugenia Vidal era una candidata sin posibilidades, que debía ceder su lugar a Felipe Solá, única forma de ganar la Provincia y el país. Si hacía eso, Macri habría terminado tercero. La discrepancia nuestra con ese tipo de análisis tiene que ver con el método: usamos el método científico, no nos basamos en la fe.
Hay quienes dicen que el Gobierno no sabe comunicar. Añoran las formas del kirchnerismo, las cadenas nacionales, los relatos y las ideologías. No dan importancia a los hechos. Objetivamente Mauricio es el Presidente con mayor impacto internacional que ha tenido Argentina. En estos meses dicté conferencias en Brasil, México, Ecuador y Estados Unidos, y en todos lados me preguntan: “¿qué hacer para conseguir un Macri para nuestro país?” Argentina recupera el respeto de la comunidad internacional después de una década de permanecer en el ridículo.
La demagogia del sector más atrasado del populismo destruyó la economía y el nuevo gobierno se vio obligado a tomar medidas impopulares. Hemos estudiado los casos de otros presidentes que tomaron medidas del mismo estilo y que perdieron al menos treinta puntos de aceptación cuando lo hicieron. Los ajustes de precios, especialmente del transporte, arrasaron con la imagen de mandatarios como Toledo y Humala en Perú, Dilma Rousseff en Brasil y Michelle Bachelet en Chile y provocó en Ecuador una cuasi guerra civil, “la guerra de los cuatro reales”. El éxito del manejo de la comunicación de este gobierno es único en la historia. Según encuestas de distintas fuentes, Macri conserva la aceptación que tuvo al iniciarse el Gobierno. Aunque tuvo una caída de seis puntos hace veinte días, se recuperó gracias al acertado manejo de la reaparición de Cristina. Un 60% de argentinos considera que actualmente su situación es peor que la que tenía en diciembre, pero el 70% está convencido de que dentro de un año va a estar mejor, sabe que el kirchnerismo es el culpable de la crisis y ve en los fajos de billetes de la Rosadita un símbolo de sus males. Cree que las cosas van a mejorar con la gente nueva que rodea a Macri, se horroriza con la vuelta de la vieja política y mira con sorpresa la mezcla de osadía y desvergüenza de algunos zombies. Los errores que cometió en estos meses el Gobierno, son vistos como síntomas de un aprendizaje manejado con sinceridad, que provoca simpatía y credibilidad.
Macri no se cree el chamán de una tribu, sino que es un líder moderno que propicia la preparación y el profesionalismo de sus equipos. Las campañas del PRO fueron una academia en la que se formaron políticos y consultores que actualmente manejan las herramientas técnicas más sofisticadas y aplican el método científico al diseño de la política. Saben que no hay verdades permanentes, que es necesario cuestionar permanentemente todo y contrastarlo con la realidad. Son incontables los seminarios, reuniones, lecturas y discusiones que compartimos y que finalmente dieron este fruto. Mauricio tiene condiciones personales excepcionales, y apoyado en el mejor equipo de comunicación política del continente consigue metas que asombran a los expertos en el tema. Nunca estudié una experiencia de comunicación política más exitosa que ésta. La presentaré como estudio de caso en un seminario de la GSPM-GWU. Si alguien conoce una experiencia semejante o mejor, me gustaría invitarlo para que la exponga en nuestra facultad con investigaciones, cifras y datos, como es normal en las discusiones académicas.
*Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.
Hay quienes dicen que el Gobierno no sabe comunicar. Añoran las formas del kirchnerismo, las cadenas nacionales, los relatos y las ideologías. No dan importancia a los hechos. Objetivamente Mauricio es el Presidente con mayor impacto internacional que ha tenido Argentina. En estos meses dicté conferencias en Brasil, México, Ecuador y Estados Unidos, y en todos lados me preguntan: “¿qué hacer para conseguir un Macri para nuestro país?” Argentina recupera el respeto de la comunidad internacional después de una década de permanecer en el ridículo.
La demagogia del sector más atrasado del populismo destruyó la economía y el nuevo gobierno se vio obligado a tomar medidas impopulares. Hemos estudiado los casos de otros presidentes que tomaron medidas del mismo estilo y que perdieron al menos treinta puntos de aceptación cuando lo hicieron. Los ajustes de precios, especialmente del transporte, arrasaron con la imagen de mandatarios como Toledo y Humala en Perú, Dilma Rousseff en Brasil y Michelle Bachelet en Chile y provocó en Ecuador una cuasi guerra civil, “la guerra de los cuatro reales”. El éxito del manejo de la comunicación de este gobierno es único en la historia. Según encuestas de distintas fuentes, Macri conserva la aceptación que tuvo al iniciarse el Gobierno. Aunque tuvo una caída de seis puntos hace veinte días, se recuperó gracias al acertado manejo de la reaparición de Cristina. Un 60% de argentinos considera que actualmente su situación es peor que la que tenía en diciembre, pero el 70% está convencido de que dentro de un año va a estar mejor, sabe que el kirchnerismo es el culpable de la crisis y ve en los fajos de billetes de la Rosadita un símbolo de sus males. Cree que las cosas van a mejorar con la gente nueva que rodea a Macri, se horroriza con la vuelta de la vieja política y mira con sorpresa la mezcla de osadía y desvergüenza de algunos zombies. Los errores que cometió en estos meses el Gobierno, son vistos como síntomas de un aprendizaje manejado con sinceridad, que provoca simpatía y credibilidad.
Macri no se cree el chamán de una tribu, sino que es un líder moderno que propicia la preparación y el profesionalismo de sus equipos. Las campañas del PRO fueron una academia en la que se formaron políticos y consultores que actualmente manejan las herramientas técnicas más sofisticadas y aplican el método científico al diseño de la política. Saben que no hay verdades permanentes, que es necesario cuestionar permanentemente todo y contrastarlo con la realidad. Son incontables los seminarios, reuniones, lecturas y discusiones que compartimos y que finalmente dieron este fruto. Mauricio tiene condiciones personales excepcionales, y apoyado en el mejor equipo de comunicación política del continente consigue metas que asombran a los expertos en el tema. Nunca estudié una experiencia de comunicación política más exitosa que ésta. La presentaré como estudio de caso en un seminario de la GSPM-GWU. Si alguien conoce una experiencia semejante o mejor, me gustaría invitarlo para que la exponga en nuestra facultad con investigaciones, cifras y datos, como es normal en las discusiones académicas.
*Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.