Las empresas del sector eléctrico comenzaron a rebelarse porque no les reconocen los mayores costos. Foto: Archivo
Mientras el Gobierno comenzó a cobrarles a miles de usuarios la electricidad con aumentos de hasta el 500%, en el otro extremo decidió recortar en un 60% el precio que les pagaba hasta ahora a los generadores de energía. La consecuencia fue una especie de rebelión entre las empresas del sector, que les informaron esta semana a las autoridades la interrupción de las tareas de mantenimiento que debían llevar adelante en las centrales térmicas.
Aunque ninguna compañía quiso salir a decirlo públicamente, la suspensión de las tareas de mantenimiento -que deben hacerse en los meses de menor consumo para llegar al invierno en óptimas condiciones- podría provocar serios inconvenientes en el suministro eléctrico en los meses de bajas temperaturas, cuando la demanda se acerca al límite que impone la potencia total instalada. «Esta situación trae consigo la probabilidad de fallas y falta de disponibilidad en el invierno», reconoció un gerente de una empresa bajo reserva de identidad.
El malestar no alcanza únicamente a las generadoras de energía eléctrica. En los últimos meses, una decena de distribuidoras del interior comenzaron a acumular una millonaria deuda con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), un ente manejado por el Gobierno e integrado también por los principales actores de ese sector.
Al 12 de marzo, la deuda total acumulada era de 94,2 millones de pesos, la mayor parte de la cual se produjo después de enero. La deuda más abultada está en manos de Edelap, la distribuidora que opera en La Plata y su zona de influencia, y que recientemente pasó de la órbita de la Nación a la de la provincia. Su rojo con Cammesa asciende a casi 20 millones de pesos. Le siguen Emsa (de Misiones), con $ 17,8 millones de deuda; Edecat (empresa provincial de Catamarca), con $ 16,4 millones; Edelar (de La Rioja, en proceso de venta del grupo Pampa al grupo Vila-Manzano), con $ 15 millones, y la neuquina EPEN, con $ 11,9 millones. Con valores algo más bajos, también aparecen como deudores las cooperativas de Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn, Rawson y Pico Truncado.
La situación es inédita en la historia de Cammesa. No figuran, por el momento, las dos mayores distribuidoras del país, Edenor y Edesur. Sin embargo, fuentes del sector indicaron que en el corto plazo «también las grandes distribuidoras podrían caer en esto». No sería de extrañar: entre esas dos empresas reportaron el año pasado pérdidas por casi 900 millones de pesos. Edesur informó en febrero pérdidas por $ 461 millones, y las atribuyó en un comunicado al «retraso tarifario que provoca un desequilibrio entre ingresos y gastos operacionales», lo que le valió una dura reprimenda por parte del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
Edenor adoptó un perfil mucho más bajo para comunicar hace una semana que había cerrado el ejercicio 2011 con un rojo de $ 435 millones. Aunque -a diferencia de Edesur- no emitió un comunicado, en Memoria 2011 consignó que las pérdidas deben atribuirse a «la evolución de los costos combinada con la continuidad del congelamiento de tarifas en el sector de distribución eléctrica nacional».
Una fuente de una de las distribuidoras indicó que, ante la imposibilidad de reducir las inversiones en mantenimiento (por el riesgo de que se produzcan cortes) o las crecientes erogaciones en la masa salarial, «las empresas están empezando a ajustar por el lado del pago de la energía mayorista; se está disparando el impago a Cammesa porque ya casi no hay caja para operar». De profundizarse esta tendencia, podría neutralizar el efecto buscado por el Gobierno con la quita de subsidios. Cammesa es el ente que recibe una mayor masa de estas transferencias (2300 millones de pesos en el primer bimestre del año).
En paralelo, la administradora del mercado mayorista se vio conmocionada en los últimos días por el conflicto con las generadoras. A fines del año pasado, venció el llamado «acuerdo 2008-2011», por el cual el Gobierno les había reconocido un incremento en el precio de la energía a cambio de una mayor disponibilidad. Gracias a ese acuerdo, el precio por generación pasó de 12 a 30 pesos por MW de potencia y el de mantenimiento se elevó de $ 9,70 a 13,70. Aunque no siempre efectuó los pagos (la deuda acumulada con todas las generadoras es de 575 millones de pesos), el reconocimiento de un mayor precio por parte del Estado les permitió a las generadoras seguir operando normalmente y cumplir con todas las tareas de mantenimiento.
Contra todos los pronósticos, sin embargo, el secretario de Energía, Daniel Cameron, decidió no prorrogar ese acuerdo, lo que en la práctica significó que el precio reconocido por la generación cayera un 60% (de $ 30 a 12). «Esto generó una revolución en el sector. Por primera vez, las cuatro asociaciones [las que agrupan a generadores, transportadores, distribuidores y grandes usuarios] se pusieron de acuerdo con votar en contra de la reprogramación estacional de Cammesa, que no contemplaba la prórroga del acuerdo 2008-2011», contaron en una empresa afectada.
Ante esta situación, en una nota del 7 de marzo al vicepresidente de Cammesa, Cameron le ordenó «postergar, hasta nueva instrucción, la presentación de la programación de invierno».
En paralelo, por los problemas de Cammesa para cobrarles a las distribuidoras se empezaron a retrasar otros pagos a las generadoras.
El punto cúlmine de esta rebelión ocurrió el martes de esta semana. En una reunión con el gerente general de Cammesa, Julio Bragulat, las generadoras informaron una por una la interrupción de gran parte de sus tareas de mantenimiento. Estaban presentes las principales compañías del sector: AES, Sadesa, Pampa Energía, Endesa y Transener, entre otras, según contaron testigos.
«Por el déficit de financiamiento, le planteamos que estamos discontinuando o reduciendo los procesos de mantenimiento, lo que podría afectar la disponibilidad de energía eléctrica durante el invierno», añadió la fuente..
Mientras el Gobierno comenzó a cobrarles a miles de usuarios la electricidad con aumentos de hasta el 500%, en el otro extremo decidió recortar en un 60% el precio que les pagaba hasta ahora a los generadores de energía. La consecuencia fue una especie de rebelión entre las empresas del sector, que les informaron esta semana a las autoridades la interrupción de las tareas de mantenimiento que debían llevar adelante en las centrales térmicas.
Aunque ninguna compañía quiso salir a decirlo públicamente, la suspensión de las tareas de mantenimiento -que deben hacerse en los meses de menor consumo para llegar al invierno en óptimas condiciones- podría provocar serios inconvenientes en el suministro eléctrico en los meses de bajas temperaturas, cuando la demanda se acerca al límite que impone la potencia total instalada. «Esta situación trae consigo la probabilidad de fallas y falta de disponibilidad en el invierno», reconoció un gerente de una empresa bajo reserva de identidad.
El malestar no alcanza únicamente a las generadoras de energía eléctrica. En los últimos meses, una decena de distribuidoras del interior comenzaron a acumular una millonaria deuda con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), un ente manejado por el Gobierno e integrado también por los principales actores de ese sector.
Al 12 de marzo, la deuda total acumulada era de 94,2 millones de pesos, la mayor parte de la cual se produjo después de enero. La deuda más abultada está en manos de Edelap, la distribuidora que opera en La Plata y su zona de influencia, y que recientemente pasó de la órbita de la Nación a la de la provincia. Su rojo con Cammesa asciende a casi 20 millones de pesos. Le siguen Emsa (de Misiones), con $ 17,8 millones de deuda; Edecat (empresa provincial de Catamarca), con $ 16,4 millones; Edelar (de La Rioja, en proceso de venta del grupo Pampa al grupo Vila-Manzano), con $ 15 millones, y la neuquina EPEN, con $ 11,9 millones. Con valores algo más bajos, también aparecen como deudores las cooperativas de Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn, Rawson y Pico Truncado.
La situación es inédita en la historia de Cammesa. No figuran, por el momento, las dos mayores distribuidoras del país, Edenor y Edesur. Sin embargo, fuentes del sector indicaron que en el corto plazo «también las grandes distribuidoras podrían caer en esto». No sería de extrañar: entre esas dos empresas reportaron el año pasado pérdidas por casi 900 millones de pesos. Edesur informó en febrero pérdidas por $ 461 millones, y las atribuyó en un comunicado al «retraso tarifario que provoca un desequilibrio entre ingresos y gastos operacionales», lo que le valió una dura reprimenda por parte del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
Edenor adoptó un perfil mucho más bajo para comunicar hace una semana que había cerrado el ejercicio 2011 con un rojo de $ 435 millones. Aunque -a diferencia de Edesur- no emitió un comunicado, en Memoria 2011 consignó que las pérdidas deben atribuirse a «la evolución de los costos combinada con la continuidad del congelamiento de tarifas en el sector de distribución eléctrica nacional».
Una fuente de una de las distribuidoras indicó que, ante la imposibilidad de reducir las inversiones en mantenimiento (por el riesgo de que se produzcan cortes) o las crecientes erogaciones en la masa salarial, «las empresas están empezando a ajustar por el lado del pago de la energía mayorista; se está disparando el impago a Cammesa porque ya casi no hay caja para operar». De profundizarse esta tendencia, podría neutralizar el efecto buscado por el Gobierno con la quita de subsidios. Cammesa es el ente que recibe una mayor masa de estas transferencias (2300 millones de pesos en el primer bimestre del año).
En paralelo, la administradora del mercado mayorista se vio conmocionada en los últimos días por el conflicto con las generadoras. A fines del año pasado, venció el llamado «acuerdo 2008-2011», por el cual el Gobierno les había reconocido un incremento en el precio de la energía a cambio de una mayor disponibilidad. Gracias a ese acuerdo, el precio por generación pasó de 12 a 30 pesos por MW de potencia y el de mantenimiento se elevó de $ 9,70 a 13,70. Aunque no siempre efectuó los pagos (la deuda acumulada con todas las generadoras es de 575 millones de pesos), el reconocimiento de un mayor precio por parte del Estado les permitió a las generadoras seguir operando normalmente y cumplir con todas las tareas de mantenimiento.
Contra todos los pronósticos, sin embargo, el secretario de Energía, Daniel Cameron, decidió no prorrogar ese acuerdo, lo que en la práctica significó que el precio reconocido por la generación cayera un 60% (de $ 30 a 12). «Esto generó una revolución en el sector. Por primera vez, las cuatro asociaciones [las que agrupan a generadores, transportadores, distribuidores y grandes usuarios] se pusieron de acuerdo con votar en contra de la reprogramación estacional de Cammesa, que no contemplaba la prórroga del acuerdo 2008-2011», contaron en una empresa afectada.
Ante esta situación, en una nota del 7 de marzo al vicepresidente de Cammesa, Cameron le ordenó «postergar, hasta nueva instrucción, la presentación de la programación de invierno».
En paralelo, por los problemas de Cammesa para cobrarles a las distribuidoras se empezaron a retrasar otros pagos a las generadoras.
El punto cúlmine de esta rebelión ocurrió el martes de esta semana. En una reunión con el gerente general de Cammesa, Julio Bragulat, las generadoras informaron una por una la interrupción de gran parte de sus tareas de mantenimiento. Estaban presentes las principales compañías del sector: AES, Sadesa, Pampa Energía, Endesa y Transener, entre otras, según contaron testigos.
«Por el déficit de financiamiento, le planteamos que estamos discontinuando o reduciendo los procesos de mantenimiento, lo que podría afectar la disponibilidad de energía eléctrica durante el invierno», añadió la fuente..