14/01/13
Los interrogantes o dudas que pudieran aún subsistir acerca del perfil de la Presidenta en este nuevo año han quedado definitivamente superados con el escenario de los últimos días.
La acción del gobierno tiene tres tiempos característicos, tres momentos, que ya parecen definitivamente estabilizados como metodología política y que se alternan según los casos.
Un momento tiene que ver con la operatoria propiamente dicha de ejercicio del Ejecutivo.
Objetivo principal: debilitamiento, neutralización y descalificación de los otros dos poderes, en la medida en que no se alinean con el Gobierno. En estos últimos días, la gigantesca presión sobre la Justicia en general y sobre la Corte Suprema en particular. Esta operatoria -desde alusiones directas o indirectas de la propia Presidenta, hasta el envío formal de dos funcionarios para pedirle la renuncia a un intendente- se realiza actualmente a la luz del día, en la más completa impunidad.
Otro momento es el de un evento protagonizado por la Presidenta , en el cual Cristina se rodea exclusivamente de sus propios funcionarios y de un público entusiasta de kirchneristas. Ultimo caso de una larga serie: la celebración de la llegada de la fragata Libertad.
A estos eventos no son nunca invitados representantes de la oposición y Cristina ejercita sus cualidades retóricas en perfecta seguridad. Se siente, por decirlo así, en casa.
Un tercer momento, en fin, es el de una operación mediática cuidadosamente montada y destinada a producir una noticia que se transformará inmediatamente en acontecimiento central de la actualidad , aunque poco o nada tenga que ver con la situación general del país. Aquí, el procedimiento consiste en “activar” los mecanismos de los medios, con el fin de que estos saturen su propio espacio informativo con una temática que se realimenta a sí misma y que, al mismo tiempo, tiene un interés claramente secundario.
En estos últimos días nos tocó el enorme revuelo generado por la larga carta de la Presidenta a Ricardo Darín en respuesta a sus críticas, con las innumerables repercusiones que todo eso produjo entre los “famosos” del mundo del espectáculo. Pero no se trata sólo de generar ruido; las consecuencias indirectas de estas operaciones mediáticas pueden sí tener importancia para el kirchnerismo en función del objetivo en cada caso: advertencia, intimidación, ejemplo, exhibición de poder.
Neopopulismo en estado puro : a pesar de que los medios independientes han sido declarados el enemigo principal, el Gobierno los necesita (y no se priva de “activarlos”) para provocar los efectos buscados.
Los interrogantes o dudas que pudieran aún subsistir acerca del perfil de la Presidenta en este nuevo año han quedado definitivamente superados con el escenario de los últimos días.
La acción del gobierno tiene tres tiempos característicos, tres momentos, que ya parecen definitivamente estabilizados como metodología política y que se alternan según los casos.
Un momento tiene que ver con la operatoria propiamente dicha de ejercicio del Ejecutivo.
Objetivo principal: debilitamiento, neutralización y descalificación de los otros dos poderes, en la medida en que no se alinean con el Gobierno. En estos últimos días, la gigantesca presión sobre la Justicia en general y sobre la Corte Suprema en particular. Esta operatoria -desde alusiones directas o indirectas de la propia Presidenta, hasta el envío formal de dos funcionarios para pedirle la renuncia a un intendente- se realiza actualmente a la luz del día, en la más completa impunidad.
Otro momento es el de un evento protagonizado por la Presidenta , en el cual Cristina se rodea exclusivamente de sus propios funcionarios y de un público entusiasta de kirchneristas. Ultimo caso de una larga serie: la celebración de la llegada de la fragata Libertad.
A estos eventos no son nunca invitados representantes de la oposición y Cristina ejercita sus cualidades retóricas en perfecta seguridad. Se siente, por decirlo así, en casa.
Un tercer momento, en fin, es el de una operación mediática cuidadosamente montada y destinada a producir una noticia que se transformará inmediatamente en acontecimiento central de la actualidad , aunque poco o nada tenga que ver con la situación general del país. Aquí, el procedimiento consiste en “activar” los mecanismos de los medios, con el fin de que estos saturen su propio espacio informativo con una temática que se realimenta a sí misma y que, al mismo tiempo, tiene un interés claramente secundario.
En estos últimos días nos tocó el enorme revuelo generado por la larga carta de la Presidenta a Ricardo Darín en respuesta a sus críticas, con las innumerables repercusiones que todo eso produjo entre los “famosos” del mundo del espectáculo. Pero no se trata sólo de generar ruido; las consecuencias indirectas de estas operaciones mediáticas pueden sí tener importancia para el kirchnerismo en función del objetivo en cada caso: advertencia, intimidación, ejemplo, exhibición de poder.
Neopopulismo en estado puro : a pesar de que los medios independientes han sido declarados el enemigo principal, el Gobierno los necesita (y no se priva de “activarlos”) para provocar los efectos buscados.
