En absoluto secreto, La Cámpora integró una comisión de economistas para determinar la responsabilidad que tuvieron varios empresarios en la estatización de la deuda externa durante 1982.
La Presidente lo advirtió en su discurso en la Bolsa de Comercio y Axel Kicillof ya habría armado un equipo de trabajo para hacer el seguimiento de ese hecho de la historia económica argentina.
La noticia llegó al mundo de los negocios y fue uno de los temas que se comentó con insistencia en la reunión del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP). Por lo mismo, hubo deliberaciones en la Bolsa de Comercio y entre los líderes del Grupo de los 6.
Guillermo Moreno confirmó la iniciativa en sus conversaciones semanales con industriales: advirtió que el resultado de la investigación servirá para acorralar y presionar a ejecutivos y empresas que participaron de aquella polémica decisión.
Fue un asunto relevante en el encuentro del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, que se organizó en respaldo de Pedro Blaquier, investigado por delitos de lesa humanidad. Allí estuvieron muchos de los empresarios que mantienen excelentes vínculos con el cristi-kirchnerismo, como Eduardo Eurnekián, Cristiano Rattazzi, Lili Sielicki, Adelmo Gabbi y Carlos Spadone. La presencia de estos hombres de negocios refleja una realidad: hasta los más cercamos temen por las represalias de la Casa Rosada.
La intención de reunirse en el CICyP apuntó a dar una señal política: frenar este tipo de prácticas de Cristina Kirchner.
Los empresarios habían realizado una lectura política muy equivocada el año pasado, cuando en sus organizaciones rechazaron las advertencias de que la reelección de Cristina implicaba una ofensiva contra los contratos privados y las decisiones comerciales.
El diagnóstico erróneo se repitió en diversas entidades: entre ellas, la Asociación de Bancos Argentinos, la Bolsa de Comercio y la UIA. En estas agrupaciones se creyó en el discurso electoral de la Presidenta y pensaron que, como lo había prometido Cristina Kirchner, el país iba a normalizar las relaciones internacionales, fomentar la inversión y favorecer un acuerdo antiinflacionario entre la UIA y la CGT. En poco tiempo, la ingenuidad política de algunos hombres de negocios quedó al desnudo .
Moreno explica brutalmente el criterio del Gobierno, en privado: “Señores, o hacen lo que queremos o le dejan la llave de su empresa a mi secretaria .” El hostigamiento y el intervencionismo mal aplicado por el equipo económico –reflejado, por ejemplo, en el corralito cambiario– generaron un freno adicional a la economía y un repliegue de la inversión . La propia YPF sufre ese problema: no consigue inversores internacionales, y ahora Miguel Galuccio quiere endeudar a la compañía para financiar un acotado plan petrolero local.
Las peleas en el equipo económico agregan otra dosis de incertidumbre.
Es durísima la disputa entre Kicillof y Moreno . El secretario de Comercio desacredita a Kicillof acusándolo de “comunista”, mientras el viceministro acumula cada día más poder. Ahora impondría a Lucas Bergman en la ex Ciccone. Por su lado, los sectores más afines al cristi-kirchnerismo comenzaron a lanzar mensajes de advertencia y pedidos de moderación Lo que ocurrió el miércoles en el CICyP volverá a suceder en la celebración del Día de la Industria.
La UIA decidió romper la hegemonía oficialista y hará un festejo fabril propio en el colegio Otto Krause. Ha decidido participar del acto político en Tecnópolis, donde sólo hablará la Presidenta, pero quiere preservar su identidad: teme que la convocatoria oficial sea copada por sectores empresarios organizados ilegítimamente y apañados por la Secretaria de Comercio.
Abundan criticas comunes, en más de una reunión de empresarios. Una apunta a las medidas que desalientan la inversión, como, dicen, las recientes vinculadas al biodiésel. Otra es la falta de estrategias que resuelvan la deuda con el Club de París.
Solucionar ese conflicto abriría el crédito internacional barato para grandes obras de infraestructura , como financiar mejoras en la obsoleta infraestructura ferroviaria, pero el escaso profesionalismo del equipo económico bloqueó varias veces un acuerdo. Preocupado por las reservas del Banco Central, Moreno convenció a Cristina Kirchner de frenar cualquier negociación.
Un informe confidencial que elaboró Hernán Lorenzino contradice el discurso oficial de que ya está resuelto el problema de la deuda externa. Hubo un alivio, pero subsisten cuentas pendientes. Se trata de un documento que envío a fines de noviembre, cuando todavía era secretario de Finanzas, a la Securities and Exchange Commission de Manhattan.
En ese “paper” girado a Estados Unidos, el Gobierno admite que la deuda externa impaga y aún en default totaliza la friolera de los 34.285 millones de dólares.
El documento oficial reconoce que la deuda pendiente no incluida en los canjes del 2005 y del 2010 continúa en US$ 11.200 millones.
También evalúa en 6.748 millones las obligaciones en default con el Club de París y agrega unos 2.737 millones de dólares por intereses punitorios.
Además, el trabajo del Palacio de Hacienda computa como deuda impaga la que el Estado tiene por los juicios en el CIADI: son 34 demandas y suman 13.600 millones de dólares.
Barack Obama reclamó a Cristina Kirchner la cancelación de las sentencias del tribunal del Banco Mundial . La Presidenta se comprometió hace casi un año a cubrirlas: esta es una deuda política con Obama que sigue sin ser saldada.
Copyright Clarín, 2012.
La Presidente lo advirtió en su discurso en la Bolsa de Comercio y Axel Kicillof ya habría armado un equipo de trabajo para hacer el seguimiento de ese hecho de la historia económica argentina.
La noticia llegó al mundo de los negocios y fue uno de los temas que se comentó con insistencia en la reunión del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP). Por lo mismo, hubo deliberaciones en la Bolsa de Comercio y entre los líderes del Grupo de los 6.
Guillermo Moreno confirmó la iniciativa en sus conversaciones semanales con industriales: advirtió que el resultado de la investigación servirá para acorralar y presionar a ejecutivos y empresas que participaron de aquella polémica decisión.
Fue un asunto relevante en el encuentro del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, que se organizó en respaldo de Pedro Blaquier, investigado por delitos de lesa humanidad. Allí estuvieron muchos de los empresarios que mantienen excelentes vínculos con el cristi-kirchnerismo, como Eduardo Eurnekián, Cristiano Rattazzi, Lili Sielicki, Adelmo Gabbi y Carlos Spadone. La presencia de estos hombres de negocios refleja una realidad: hasta los más cercamos temen por las represalias de la Casa Rosada.
La intención de reunirse en el CICyP apuntó a dar una señal política: frenar este tipo de prácticas de Cristina Kirchner.
Los empresarios habían realizado una lectura política muy equivocada el año pasado, cuando en sus organizaciones rechazaron las advertencias de que la reelección de Cristina implicaba una ofensiva contra los contratos privados y las decisiones comerciales.
El diagnóstico erróneo se repitió en diversas entidades: entre ellas, la Asociación de Bancos Argentinos, la Bolsa de Comercio y la UIA. En estas agrupaciones se creyó en el discurso electoral de la Presidenta y pensaron que, como lo había prometido Cristina Kirchner, el país iba a normalizar las relaciones internacionales, fomentar la inversión y favorecer un acuerdo antiinflacionario entre la UIA y la CGT. En poco tiempo, la ingenuidad política de algunos hombres de negocios quedó al desnudo .
Moreno explica brutalmente el criterio del Gobierno, en privado: “Señores, o hacen lo que queremos o le dejan la llave de su empresa a mi secretaria .” El hostigamiento y el intervencionismo mal aplicado por el equipo económico –reflejado, por ejemplo, en el corralito cambiario– generaron un freno adicional a la economía y un repliegue de la inversión . La propia YPF sufre ese problema: no consigue inversores internacionales, y ahora Miguel Galuccio quiere endeudar a la compañía para financiar un acotado plan petrolero local.
Las peleas en el equipo económico agregan otra dosis de incertidumbre.
Es durísima la disputa entre Kicillof y Moreno . El secretario de Comercio desacredita a Kicillof acusándolo de “comunista”, mientras el viceministro acumula cada día más poder. Ahora impondría a Lucas Bergman en la ex Ciccone. Por su lado, los sectores más afines al cristi-kirchnerismo comenzaron a lanzar mensajes de advertencia y pedidos de moderación Lo que ocurrió el miércoles en el CICyP volverá a suceder en la celebración del Día de la Industria.
La UIA decidió romper la hegemonía oficialista y hará un festejo fabril propio en el colegio Otto Krause. Ha decidido participar del acto político en Tecnópolis, donde sólo hablará la Presidenta, pero quiere preservar su identidad: teme que la convocatoria oficial sea copada por sectores empresarios organizados ilegítimamente y apañados por la Secretaria de Comercio.
Abundan criticas comunes, en más de una reunión de empresarios. Una apunta a las medidas que desalientan la inversión, como, dicen, las recientes vinculadas al biodiésel. Otra es la falta de estrategias que resuelvan la deuda con el Club de París.
Solucionar ese conflicto abriría el crédito internacional barato para grandes obras de infraestructura , como financiar mejoras en la obsoleta infraestructura ferroviaria, pero el escaso profesionalismo del equipo económico bloqueó varias veces un acuerdo. Preocupado por las reservas del Banco Central, Moreno convenció a Cristina Kirchner de frenar cualquier negociación.
Un informe confidencial que elaboró Hernán Lorenzino contradice el discurso oficial de que ya está resuelto el problema de la deuda externa. Hubo un alivio, pero subsisten cuentas pendientes. Se trata de un documento que envío a fines de noviembre, cuando todavía era secretario de Finanzas, a la Securities and Exchange Commission de Manhattan.
En ese “paper” girado a Estados Unidos, el Gobierno admite que la deuda externa impaga y aún en default totaliza la friolera de los 34.285 millones de dólares.
El documento oficial reconoce que la deuda pendiente no incluida en los canjes del 2005 y del 2010 continúa en US$ 11.200 millones.
También evalúa en 6.748 millones las obligaciones en default con el Club de París y agrega unos 2.737 millones de dólares por intereses punitorios.
Además, el trabajo del Palacio de Hacienda computa como deuda impaga la que el Estado tiene por los juicios en el CIADI: son 34 demandas y suman 13.600 millones de dólares.
Barack Obama reclamó a Cristina Kirchner la cancelación de las sentencias del tribunal del Banco Mundial . La Presidenta se comprometió hace casi un año a cubrirlas: esta es una deuda política con Obama que sigue sin ser saldada.
Copyright Clarín, 2012.