Se odiaron. Fueron el máximo exponente de otra grieta: la de los cipayos pro mercado versus los nacionalistas que se quedaron en el 45. Tanta aversión se tuvieron que ambos hicieron que el otro no fuera electo: Menem boicoteando la campaña de Duhalde para que no lo sucediera en 1998 y Duhalde boicoteando la de Menem para que no lo sucediera en 2003. Uno prefirió que fuera presidente un no peronista como De la Rúa antes que Duhalde y el otro prefirió que fuera presidente alguien ideológicamente adverso, como Kirchner, antes que Menem.
Cristina gobernadora de Buenos Aires, con un candidato peronista a la presidencia, sería una fórmula de unidad
Y a pesar de ver el mundo con lentes opuestos ambos coincidieron esta última semana en percibir síntomas sociales que indicarían que la hora del regreso del peronismo estaba llegando y que Macri no sería reelecto en 2019. En un reportaje de Jonatan Viale en el tramo argentino de la CNN, Menem dijo sobre Macri: “¿Qué es lo que ha hecho bien el oficialismo? Está volando bajo por no decir enterrado. (…) Tenemos serios problemas que todavía no se solucionan. Por ejemplo, el tema de la inflación. La inflación es tremenda y eso perjudica a los trabajadores y a la gente más necesitada. (…) En las próximas elecciones el peronismo va a volver a triunfar. (…) El peronismo tiene cualquier cantidad de dirigentes y cuando llegue el momento va a surgir uno que se ponga al frente de la causa. Eso ha ocurrido no una una vez sino infinidad de veces. Tiene diputados y senadores. (…) ¿Cuántas veces mataron al peronismo? Muchas, y sin embargo resurge de sus cenizas, como está ocurriendo ahora”.
En un reportaje a una radio partidaria –FM La Patriada–, Duhalde dijo que Macri llegará a 2019 en “una situación muy similar a la de 2001. (…) Tengo ganas de jugar en 2019, sería un cobarde si no participara cuando el país está pasando una situación tan difícil.(…) No me gusta el Gobierno, no me gustan las repuestas que dan los ministros. (…) Así nos vamos al descenso”.
Esta mirada compartida de Menem y Duhalde sobre el futuro de Macri está influida por cuestiones emocionales (peronismo versus antiperonismo) y generacionales (vieja versus nueva política) pero no se hubieran atrevido a manifestarse así en octubre pasado cuando Cambiemos salió victorioso de las elecciones de medio término, ni en abril del año pasado, cuando Cristina Kirchner encabezaba las encuestas en la PASO bonaerenses. Para que el peronismo emerja, les tiene que ir mal simultáneamente al macrismo y al kirchnerismo, coincidencia que solo se dio a partir de enero y febrero marcando una nueva etapa de la lucha política argentina, como bien se refleja en el tipo de discurso que dio Macri al abrir el año legislativo. Para que el peronismo vuelva a ser electoralmente competitivo tiene que unirse, y Cristina Kirchner viene siendo el punto de ruptura. Pero hay quienes creen haber encontrado la solución: que Cristina Kirchner no sea candidata a presidente en 2019 sino a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, acompañando la fórmula presidencial de un peronista que unifique a todos los sectores.
Aun asumiendo el alto nivel de rechazo general, en la provincia de Buenos Aires Cristina Kirchner tiene más posibilidades de ganar porque no hay ballottage como sí a nivel nacional, donde perdería cualquier segunda vuelta. Dicen que la competencia femenina con María Eugenia Vidal atraería tanto a Cristina Kirchner como la pica con Macri en la nación y que en 2019, cuando la actual gobernadora ya se acerque a su cuarto año de mandato no podrá responder a las críticas sobre la situación en la provincia de Buenos Aires echándole la culpa a Scioli, como sí pudo hacer hasta 2017.
Muchos peronistas que no digieren a la ex presidenta pero saben que es la peronista con mayor intención de voto en la provincia de Buenos Aires especulan con la idea de que Cristina Kirchner pierda con María Eugenia Vidal por algunos puntos pero acercándose al 40% de los votos de la Provincia, ayudando así a que un candidato peronista a presidente pueda ganar las elecciones. Cada diez por ciento más de votos en la provincia de Buenos Aires representan cuatro por ciento más a nivel nacional, y Cristina Kirchner más Randazzo sumaron 41% de los votos de la Provincia en 2017.
Desde Córdoba, también De la Sota interpreta que el peronismo tendrá posibilidades de volver en 2019 y él mismo se propone como candidato de unión a nivel nacional asumiendo que Schiaretti puede ser reelecto gobernador.
Si la economía no da resultados, es probable que la reelección de Macri dependa de la capacidad de Emilio Monzó de sumar peronistas a Cambiemos para dividirlos, no ya entre kirchneristas y peronistas sino entre peronistas en la oposición y peronistas en el Gobierno. Varias veces se especuló con la posibilidad de que Schiaretti fuera como vicepresidente de Macri y desde Santa Fe se sumara a Cambiemos el respetado peronista Omar Perotti, que no fue gobernador en 2015 por un uno por ciento de diferencia y que en las elecciones legislativas de 2017 no apoyó a la lista kirchnerista de Agustín Rossi, ganador de esa interna del PJ santafesino.
Si en 2019 sigue el «crecimiento invisible» de Macri, no habrá Jaime Duran Barba que le alcance
La línea de la caída de popularidad de Macri es prácticamente igual a la de las expectativas económicas de la población. Al asumir, en 2015, eran tres veces mayores las positivas que las negativas y ahora las negativas son superiores a las positivas. Los peronistas creen que el modelo económico de Macri fracasará porque golpea a la clase media y al consumo.
Cambiemos cree que logrará llegar a 2019 con el consumo masivo creciendo. Si no lo lograra, los deseos de los viejos peronistas y hasta una alianza entre no kirchneristas y kirchneristas podrían terminar siendo realidad. A pesar de notarse el regreso de Jaime Duran Barba, si lo que sigue es el “crecimiento invisible” al que se refirió Macri en el Congreso, en 2019 no habrá Duran Barba que alcance.
Cristina gobernadora de Buenos Aires, con un candidato peronista a la presidencia, sería una fórmula de unidad
Y a pesar de ver el mundo con lentes opuestos ambos coincidieron esta última semana en percibir síntomas sociales que indicarían que la hora del regreso del peronismo estaba llegando y que Macri no sería reelecto en 2019. En un reportaje de Jonatan Viale en el tramo argentino de la CNN, Menem dijo sobre Macri: “¿Qué es lo que ha hecho bien el oficialismo? Está volando bajo por no decir enterrado. (…) Tenemos serios problemas que todavía no se solucionan. Por ejemplo, el tema de la inflación. La inflación es tremenda y eso perjudica a los trabajadores y a la gente más necesitada. (…) En las próximas elecciones el peronismo va a volver a triunfar. (…) El peronismo tiene cualquier cantidad de dirigentes y cuando llegue el momento va a surgir uno que se ponga al frente de la causa. Eso ha ocurrido no una una vez sino infinidad de veces. Tiene diputados y senadores. (…) ¿Cuántas veces mataron al peronismo? Muchas, y sin embargo resurge de sus cenizas, como está ocurriendo ahora”.
En un reportaje a una radio partidaria –FM La Patriada–, Duhalde dijo que Macri llegará a 2019 en “una situación muy similar a la de 2001. (…) Tengo ganas de jugar en 2019, sería un cobarde si no participara cuando el país está pasando una situación tan difícil.(…) No me gusta el Gobierno, no me gustan las repuestas que dan los ministros. (…) Así nos vamos al descenso”.
Esta mirada compartida de Menem y Duhalde sobre el futuro de Macri está influida por cuestiones emocionales (peronismo versus antiperonismo) y generacionales (vieja versus nueva política) pero no se hubieran atrevido a manifestarse así en octubre pasado cuando Cambiemos salió victorioso de las elecciones de medio término, ni en abril del año pasado, cuando Cristina Kirchner encabezaba las encuestas en la PASO bonaerenses. Para que el peronismo emerja, les tiene que ir mal simultáneamente al macrismo y al kirchnerismo, coincidencia que solo se dio a partir de enero y febrero marcando una nueva etapa de la lucha política argentina, como bien se refleja en el tipo de discurso que dio Macri al abrir el año legislativo. Para que el peronismo vuelva a ser electoralmente competitivo tiene que unirse, y Cristina Kirchner viene siendo el punto de ruptura. Pero hay quienes creen haber encontrado la solución: que Cristina Kirchner no sea candidata a presidente en 2019 sino a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, acompañando la fórmula presidencial de un peronista que unifique a todos los sectores.
Aun asumiendo el alto nivel de rechazo general, en la provincia de Buenos Aires Cristina Kirchner tiene más posibilidades de ganar porque no hay ballottage como sí a nivel nacional, donde perdería cualquier segunda vuelta. Dicen que la competencia femenina con María Eugenia Vidal atraería tanto a Cristina Kirchner como la pica con Macri en la nación y que en 2019, cuando la actual gobernadora ya se acerque a su cuarto año de mandato no podrá responder a las críticas sobre la situación en la provincia de Buenos Aires echándole la culpa a Scioli, como sí pudo hacer hasta 2017.
Muchos peronistas que no digieren a la ex presidenta pero saben que es la peronista con mayor intención de voto en la provincia de Buenos Aires especulan con la idea de que Cristina Kirchner pierda con María Eugenia Vidal por algunos puntos pero acercándose al 40% de los votos de la Provincia, ayudando así a que un candidato peronista a presidente pueda ganar las elecciones. Cada diez por ciento más de votos en la provincia de Buenos Aires representan cuatro por ciento más a nivel nacional, y Cristina Kirchner más Randazzo sumaron 41% de los votos de la Provincia en 2017.
Desde Córdoba, también De la Sota interpreta que el peronismo tendrá posibilidades de volver en 2019 y él mismo se propone como candidato de unión a nivel nacional asumiendo que Schiaretti puede ser reelecto gobernador.
Si la economía no da resultados, es probable que la reelección de Macri dependa de la capacidad de Emilio Monzó de sumar peronistas a Cambiemos para dividirlos, no ya entre kirchneristas y peronistas sino entre peronistas en la oposición y peronistas en el Gobierno. Varias veces se especuló con la posibilidad de que Schiaretti fuera como vicepresidente de Macri y desde Santa Fe se sumara a Cambiemos el respetado peronista Omar Perotti, que no fue gobernador en 2015 por un uno por ciento de diferencia y que en las elecciones legislativas de 2017 no apoyó a la lista kirchnerista de Agustín Rossi, ganador de esa interna del PJ santafesino.
Si en 2019 sigue el «crecimiento invisible» de Macri, no habrá Jaime Duran Barba que le alcance
La línea de la caída de popularidad de Macri es prácticamente igual a la de las expectativas económicas de la población. Al asumir, en 2015, eran tres veces mayores las positivas que las negativas y ahora las negativas son superiores a las positivas. Los peronistas creen que el modelo económico de Macri fracasará porque golpea a la clase media y al consumo.
Cambiemos cree que logrará llegar a 2019 con el consumo masivo creciendo. Si no lo lograra, los deseos de los viejos peronistas y hasta una alianza entre no kirchneristas y kirchneristas podrían terminar siendo realidad. A pesar de notarse el regreso de Jaime Duran Barba, si lo que sigue es el “crecimiento invisible” al que se refirió Macri en el Congreso, en 2019 no habrá Duran Barba que alcance.