Un cuarto del electorado lo votaría. Tres cuartos, no. Un cuarto fue suficiente para Néstor Kirchner pero no lo será para Sergio Massa, Daniel Scioli o Mauricio Macri. Sólo dos entran al ballottage y hoy, según las encuestas, comparten el triple empate.
Despegar del trío es la misión en Tigre, donde admiten que para crecer Massa buscará convencer a aquellos que aún no confían en él, despejar dudas respecto de su pasado como ex jefe de la Anses y ex jefe de Gabinete del kirchnerismo y despejar dudas sobre qué haría en caso de ser Presidente. Desafíos similares tienen sus adversarios. Massa, de todos modos, está convencido de que será Presidente previo paso por una segunda vuelta en la que se ve enfrentando a Scioli.
En el diseño de estrategia pocas veces sigue todos los consejos de sus asesores. Prefiere seguir su instinto. ¿Cuánto medí? preguntó después de su participación en A dos voces como hace cada vez que aparece en un programa de TV. La subida de 2.5 del rating en el momento de su participación lo llenó de confianza pero cada cual lo evaluó desde su perspectiva. Para algunos en su núcleo duro es la señal de que mostrarse más es el camino para enamorar, evaluaban ayer, en el día después de la presentación en la que todos los precandidatos presentes (excepto Daniel Scioli) firmaron un compromiso para debatir en 2015. Otros no quieren desperfilarlo paseando por cuanto programa lo invite.
El consultor Hugo Haime le plantea a Massa ser más propositivo y convertirse en sinónimo de un cambio que entusiasme a los argentinos. Carlos Menem prometió la revolución productiva, Fernando de la Rúa prometió un país más serio, recuerdan.
El español Antonio Solá (asesor de Mariano Rajoy y de José María Aznar) y el peruano Sergio Bendixen (asesor de campaña de Barak Obama) le sugieren a Massa radicalizar su discurso para captar el voto antiK y romper la idea de que no es el opositor ideal. Así subiría entre 3 y 4 puntos para fin de año, pronostican en discusiones internas.
Massa escucha y profundiza ciertas críticas a la gestión K. Por eso habla en público de que una inflación del 40% no es nacional y popular como se autodefine el Gobierno de Cristina Fernández. Al mismo tiempo considera que se debe caminar por una ancha avenida del medio, entre la oposición más férrea de Mauricio Macri y el hiperkirchnerismo de Daniel Scioli.
El plan de Massa incluye apuntar a la seguridad, el caballito de batalla con el que ganó las Legislativas del 2013. Y ampliaría el concepto: Con inseguridad económica los argentinos no pueden planificar y los jóvenes no pueden definir su futuro, comentan en su entorno también a modo de ejemplo. En esa línea la salida del cepo cambiario (como la inflación) es trend topic del lenguaje massista aunque el candidato frena a sus asesores para no quemar todos los cartuchos e instalar nuevos temas en la agenda pública pero paulatinamente.
Ciudadanos comunes responden en los focus group que Massa es carismático pero que no saben hacia dónde va, admitieron ante El Cronista. Algunos responden no me cierra cuando se les pregunta si lo votarían. Por eso hay quienes sugieren que el diputado debería tener mayor exposición en los medios, incluso mucho más de la que tiene y ha tenido. Él ya decidió algunos lineamientos: hará pocos actos y serán siempre prolijos, con estética de show de televisión como el festejo de esta semana (el próximo sería su lanzamiento el 10 de diciembre o el 10 de enero) y hará recorridas por Buenos Aires y por el interior, alternadas. Mostrarse más opositor y hacer más propuestas, son algunas de las consignas para diferenciarse de Macri y de Scioli, a quienes el massismo les atribuye un pasado de empresario y de deportista, respectivamente. En esa línea, el precandidato se mostrará como diferente: Un hombre del conurbano, hijo de un trabajador de la construcción y de una ama de casa, lo describen. Y adelantan otra pista de lo que viene: Mucho contacto personal porque para Sergio la gente cree cuando la tocás. Empatía con los votantes es lo que saldrá a buscar.
Despegar del trío es la misión en Tigre, donde admiten que para crecer Massa buscará convencer a aquellos que aún no confían en él, despejar dudas respecto de su pasado como ex jefe de la Anses y ex jefe de Gabinete del kirchnerismo y despejar dudas sobre qué haría en caso de ser Presidente. Desafíos similares tienen sus adversarios. Massa, de todos modos, está convencido de que será Presidente previo paso por una segunda vuelta en la que se ve enfrentando a Scioli.
En el diseño de estrategia pocas veces sigue todos los consejos de sus asesores. Prefiere seguir su instinto. ¿Cuánto medí? preguntó después de su participación en A dos voces como hace cada vez que aparece en un programa de TV. La subida de 2.5 del rating en el momento de su participación lo llenó de confianza pero cada cual lo evaluó desde su perspectiva. Para algunos en su núcleo duro es la señal de que mostrarse más es el camino para enamorar, evaluaban ayer, en el día después de la presentación en la que todos los precandidatos presentes (excepto Daniel Scioli) firmaron un compromiso para debatir en 2015. Otros no quieren desperfilarlo paseando por cuanto programa lo invite.
El consultor Hugo Haime le plantea a Massa ser más propositivo y convertirse en sinónimo de un cambio que entusiasme a los argentinos. Carlos Menem prometió la revolución productiva, Fernando de la Rúa prometió un país más serio, recuerdan.
El español Antonio Solá (asesor de Mariano Rajoy y de José María Aznar) y el peruano Sergio Bendixen (asesor de campaña de Barak Obama) le sugieren a Massa radicalizar su discurso para captar el voto antiK y romper la idea de que no es el opositor ideal. Así subiría entre 3 y 4 puntos para fin de año, pronostican en discusiones internas.
Massa escucha y profundiza ciertas críticas a la gestión K. Por eso habla en público de que una inflación del 40% no es nacional y popular como se autodefine el Gobierno de Cristina Fernández. Al mismo tiempo considera que se debe caminar por una ancha avenida del medio, entre la oposición más férrea de Mauricio Macri y el hiperkirchnerismo de Daniel Scioli.
El plan de Massa incluye apuntar a la seguridad, el caballito de batalla con el que ganó las Legislativas del 2013. Y ampliaría el concepto: Con inseguridad económica los argentinos no pueden planificar y los jóvenes no pueden definir su futuro, comentan en su entorno también a modo de ejemplo. En esa línea la salida del cepo cambiario (como la inflación) es trend topic del lenguaje massista aunque el candidato frena a sus asesores para no quemar todos los cartuchos e instalar nuevos temas en la agenda pública pero paulatinamente.
Ciudadanos comunes responden en los focus group que Massa es carismático pero que no saben hacia dónde va, admitieron ante El Cronista. Algunos responden no me cierra cuando se les pregunta si lo votarían. Por eso hay quienes sugieren que el diputado debería tener mayor exposición en los medios, incluso mucho más de la que tiene y ha tenido. Él ya decidió algunos lineamientos: hará pocos actos y serán siempre prolijos, con estética de show de televisión como el festejo de esta semana (el próximo sería su lanzamiento el 10 de diciembre o el 10 de enero) y hará recorridas por Buenos Aires y por el interior, alternadas. Mostrarse más opositor y hacer más propuestas, son algunas de las consignas para diferenciarse de Macri y de Scioli, a quienes el massismo les atribuye un pasado de empresario y de deportista, respectivamente. En esa línea, el precandidato se mostrará como diferente: Un hombre del conurbano, hijo de un trabajador de la construcción y de una ama de casa, lo describen. Y adelantan otra pista de lo que viene: Mucho contacto personal porque para Sergio la gente cree cuando la tocás. Empatía con los votantes es lo que saldrá a buscar.
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