Robert Shapiro, copresidente de la American Task Force Argentina (ATFA), el principal grupo de presión de los fondos buitre en el mundo, se desempeña también, en paralelo, como asesor del Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Mi nombre es Robert Shapiro, y soy el jefe de la American Task Force Argentina. Soy también un asesor del Fondo Monetario Internacional para el Hemisferio Occidental, presidente de Sonecon, una firma de asesoría en Washington DC… y un analista financiero desde hace mucho tiempo.»
Según Tiempo Argentino, con estas credenciales Shapiro se presentó el 23 de abril de 2010 en el Senado del estado de Nueva York para obligar a la Argentina a que «honre sus obligaciones con los acreedores americanos que proveyeron al gobierno de miles de millones de dólares».
Sin embargo, desde entonces hasta la fecha, Shapiro se ha dedicado puntillosamente a tratar de influir con dinero y presiones públicas sobre el Congreso, la justicia y el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos y de otros países con el único propósito de poner de rodillas a la Argentina.
El mismo Shapiro, como consignó oportunamente Tiempo, tiene múltiples interacciones con el sector público estadounidense.
En la página web del Fondo Monetario, Shapiro aparece como asesor del Grupo Regional del Hemisferio Occidental, junto con otros latinoamericanos como José Luis Machinea, ministro de Economía de la Alianza entre diciembre de 1999 y marzo del 2001. Tiempo intentó sin éxito establecer contacto con el FMI para que expliquen por qué un lobbista de ATFA que ha mostrado una manifiesta animadversión en contra de la Argentina, uno de los miembros de este organismo financiero, también cumple tareas en la entidad financiera.
Las funciones de Shapiro en el FMI no sólo evidencian el largo brazo de los buitres en el poder político y económico sino también explican por qué el organismo a cargo de Christine Lagarde ha desempeñado un rol opaco en la lucha que han llevado adelante la Argentina y otros países para evitar que los buitres sigan escalando posiciones en el poder financiero internacional. Según puede corrobararse en la web del Center for Responsive Politics (Centro para Políticas Responsables), en 2014 la ATFA, financiada por el fondo buitre Elliott Management del magnate Paul Singer, invirtió U$S 1.060.000 en tareas destinadas a influir sobre legisladores y funcionarios del Ejecutivo estadounidense.
De la información pública del Center for Responsive Politics se desprende que el dinero aportado por Singer para hacer lobby en el poder político de los Estados Unidos ha ido creciendo sin pausa en los últimos años. Pasó de los U$S 120 mil que aportó ATFA a los U$S 350 mil en 2008, 510 mil en 2009 y trepó hasta 740 mil en 2010. En el trienio subsiguiente, los buitres a través de Shapiro aportaron de forma legal a la política estadounidense U$S 920 mil en 2011, U$S 955 mil en 2012 y U$S 1.010.000 en 2013, lo que totalizó entre los años 2007 y 2014 la friolera de 5.665.000 dólares.
Con la ventaja que implica desembolsar estos aportes, la ATFA, además, cuenta con un pequeño ejército de 14 «cabilderos» con fuerte presencia en los pasillos de la Casa Blanca y el Congreso de los Estados Unidos que defienden los intereses de los buitres. De la totalidad de estos miembros, 12 han desempeñado tareas en algún espacio de la administración política de Washington.
El mismo Shapiro, como consignó oportunamente Tiempo, tiene múltiples interacciones con el sector público estadounidense. Cumplió funciones como principal asesor económico en las campañas de Bill Clinton, Al Gore y John Kerry. Además, el actual copresidente de ATA trabajó como vicesecretario de Comercio para los Asuntos Económicos, a cargo de las áreas estadísticas del gobierno.
En tal sentido, Connie Mack IV, otro lobista de los buitres, ofició hasta hace poco de diputado republicano y, de hecho, presentó varios proyectos contra la Argentina. A Connie Mack IV se sumó, entre otros, Nancy Soderberg. En este sentido, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo público el 31 de octubre de 2014 un reclamo a su par Barack Obama porque en 2012 nombró en un cargo público a una de las personas que integra ATFA, la embajadora Soderberg, quien en la actualidad continúa como presidenta de la Junta de Desclasificación de Interés Público de los Estados Unidos.
Sin embargo, la condición de Shapiro de doble agente de ATFA y el FMI, también ha sido una de las poleas de trasmisión que explica, de alguna forma, la fuerte influencia que ejercieron los países centrales en las Organización Naciones Unidas (ONU) para que se debilite la defensa argentina en contra de los buitres ya favor de una reestructuración de la deuda de los países que respete la condición soberana de las naciones para establecer las reglas de juego en la materia. Pese a que finalmente el jueves de la semana pasada, en un hecho histórico, prevaleció la posición argentina en la Asamblea General de la ONU por amplia mayoría, los seis países que votaron en contra, encabezados por Estados Unidos e Inglaterra, los dos centros financieros mundiales, presionaron para que esta decisión quede en manos del Fondo Monetario Internacional.
En este ámbito estas seis naciones tienen un mayor peso político en el voto y podrían haber postergado ad infinitum o directamente vetado el concepto de reestructuración soberana de la deuda que limita el accionar de los holdouts en los estrados jurídicos internacionales. De esta manera, Inglaterra y los Estados Unidos apostaron a licuar en los hechos el triunfo político del concierto de naciones sobre los fondos buitre que han acosado a través de la vía jurídica-política y con fuertes presiones económicas a países como la Argentina. Manifestaciones claras de la fuerte capacidad de presión que tienen los buitres, incluso en el seno del Fondo Monetario y del poder político de los países centrales
«Mi nombre es Robert Shapiro, y soy el jefe de la American Task Force Argentina. Soy también un asesor del Fondo Monetario Internacional para el Hemisferio Occidental, presidente de Sonecon, una firma de asesoría en Washington DC… y un analista financiero desde hace mucho tiempo.»
Según Tiempo Argentino, con estas credenciales Shapiro se presentó el 23 de abril de 2010 en el Senado del estado de Nueva York para obligar a la Argentina a que «honre sus obligaciones con los acreedores americanos que proveyeron al gobierno de miles de millones de dólares».
Sin embargo, desde entonces hasta la fecha, Shapiro se ha dedicado puntillosamente a tratar de influir con dinero y presiones públicas sobre el Congreso, la justicia y el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos y de otros países con el único propósito de poner de rodillas a la Argentina.
El mismo Shapiro, como consignó oportunamente Tiempo, tiene múltiples interacciones con el sector público estadounidense.
En la página web del Fondo Monetario, Shapiro aparece como asesor del Grupo Regional del Hemisferio Occidental, junto con otros latinoamericanos como José Luis Machinea, ministro de Economía de la Alianza entre diciembre de 1999 y marzo del 2001. Tiempo intentó sin éxito establecer contacto con el FMI para que expliquen por qué un lobbista de ATFA que ha mostrado una manifiesta animadversión en contra de la Argentina, uno de los miembros de este organismo financiero, también cumple tareas en la entidad financiera.
Las funciones de Shapiro en el FMI no sólo evidencian el largo brazo de los buitres en el poder político y económico sino también explican por qué el organismo a cargo de Christine Lagarde ha desempeñado un rol opaco en la lucha que han llevado adelante la Argentina y otros países para evitar que los buitres sigan escalando posiciones en el poder financiero internacional. Según puede corrobararse en la web del Center for Responsive Politics (Centro para Políticas Responsables), en 2014 la ATFA, financiada por el fondo buitre Elliott Management del magnate Paul Singer, invirtió U$S 1.060.000 en tareas destinadas a influir sobre legisladores y funcionarios del Ejecutivo estadounidense.
De la información pública del Center for Responsive Politics se desprende que el dinero aportado por Singer para hacer lobby en el poder político de los Estados Unidos ha ido creciendo sin pausa en los últimos años. Pasó de los U$S 120 mil que aportó ATFA a los U$S 350 mil en 2008, 510 mil en 2009 y trepó hasta 740 mil en 2010. En el trienio subsiguiente, los buitres a través de Shapiro aportaron de forma legal a la política estadounidense U$S 920 mil en 2011, U$S 955 mil en 2012 y U$S 1.010.000 en 2013, lo que totalizó entre los años 2007 y 2014 la friolera de 5.665.000 dólares.
Con la ventaja que implica desembolsar estos aportes, la ATFA, además, cuenta con un pequeño ejército de 14 «cabilderos» con fuerte presencia en los pasillos de la Casa Blanca y el Congreso de los Estados Unidos que defienden los intereses de los buitres. De la totalidad de estos miembros, 12 han desempeñado tareas en algún espacio de la administración política de Washington.
El mismo Shapiro, como consignó oportunamente Tiempo, tiene múltiples interacciones con el sector público estadounidense. Cumplió funciones como principal asesor económico en las campañas de Bill Clinton, Al Gore y John Kerry. Además, el actual copresidente de ATA trabajó como vicesecretario de Comercio para los Asuntos Económicos, a cargo de las áreas estadísticas del gobierno.
En tal sentido, Connie Mack IV, otro lobista de los buitres, ofició hasta hace poco de diputado republicano y, de hecho, presentó varios proyectos contra la Argentina. A Connie Mack IV se sumó, entre otros, Nancy Soderberg. En este sentido, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo público el 31 de octubre de 2014 un reclamo a su par Barack Obama porque en 2012 nombró en un cargo público a una de las personas que integra ATFA, la embajadora Soderberg, quien en la actualidad continúa como presidenta de la Junta de Desclasificación de Interés Público de los Estados Unidos.
Sin embargo, la condición de Shapiro de doble agente de ATFA y el FMI, también ha sido una de las poleas de trasmisión que explica, de alguna forma, la fuerte influencia que ejercieron los países centrales en las Organización Naciones Unidas (ONU) para que se debilite la defensa argentina en contra de los buitres ya favor de una reestructuración de la deuda de los países que respete la condición soberana de las naciones para establecer las reglas de juego en la materia. Pese a que finalmente el jueves de la semana pasada, en un hecho histórico, prevaleció la posición argentina en la Asamblea General de la ONU por amplia mayoría, los seis países que votaron en contra, encabezados por Estados Unidos e Inglaterra, los dos centros financieros mundiales, presionaron para que esta decisión quede en manos del Fondo Monetario Internacional.
En este ámbito estas seis naciones tienen un mayor peso político en el voto y podrían haber postergado ad infinitum o directamente vetado el concepto de reestructuración soberana de la deuda que limita el accionar de los holdouts en los estrados jurídicos internacionales. De esta manera, Inglaterra y los Estados Unidos apostaron a licuar en los hechos el triunfo político del concierto de naciones sobre los fondos buitre que han acosado a través de la vía jurídica-política y con fuertes presiones económicas a países como la Argentina. Manifestaciones claras de la fuerte capacidad de presión que tienen los buitres, incluso en el seno del Fondo Monetario y del poder político de los países centrales
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