Un freno en la caída es lo mejor que puede esperarse para el semestre que comienza hoy. Las explicaciones de los funcionarios y los números que los llevan a declararnos una economía con pronóstico reservado.
Hoy es el día. Comienza el mentado segundo semestre. Sin embargo, las esperanzas puestas en esta nueva etapa parecen haberse devaluado. El Gobierno comenzó a ensayar, desde hace algunas semanas, un nuevo “sinceramiento”.
Alfonso Prat-Gay, por ejemplo, reconoció ante empresarios en Nueva York que la inflación, lejos del 25% anual que había pronosticado en enero de este año, está entre el “40% y 42%”. Para explicar el desbarajuste de la situación actual, el ministro de hacienda realizó una lectura freudiana de la coyuntura económica y afirmó que el aumento inflacionario se debió a que se había dejado de “reprimir la inflación”. La “luz al final del túnel”, a la que hizo referencia Michetti y el “nunca dijimos que en el segundo semestre” seríamos “Disneylandia” de Rogelio Frigerio, van en el mismo sentido. Macri, esta semana, se puso a la altura de las cricunstancias: “Si yo les decía a ustedes hace un año lo que iba a hacer y todo esto que está sucediendo, seguramente iban a votar mayoritariamente por encerrarme en el manicomio”.
Lejos de las promesas del comienzo de su mandato, donde se pidió “un esfuerzo” y “poner el hombro”, para que cosechar en el segundo semestre los frutos del “sinceramiento”, los indicadores macroeconómicos reflejados en una informe reciente del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) están todos en baja.
Ventas minoristas en caída
Mayo 2016 experimentó una caída de las ventas minoristas vs. mayo de 2015 del 9,2%. Fue el quinto mes de caída consecutiva de este indicador que ya acumula un retroceso superior al 28% en cinco meses 2016.
Los investigadores de CEPA señalan que durante el segundo semestre “es esperable que el impacto continúe y se profundice en algunos sectores por efecto de los aumentos de tarifas, devenidos en mayores costos tanto de producción, como de ventas, y por los módicos aumentos paritarios, por detrás de la escalada inflacionaria.”
Actividad industrial Pyme en caída
La producción industrial Pyme presenta una caída interanual del 4,7% en abril y acumula casi 19% de descenso si tomamos los primeros cinco meses de gestión del actual gobierno, lo que impacta de forma directa en la destrucción del empleo registrado. A su vez, vale destacar, los datos de la encuesta realizada por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) indican que el 88% de los empresarios de las “PyMEs industriales no tienen planeadas nuevas inversiones para el año 2016”.
La construcción, en derrumbe
Las 11 principales empresas del sector de la construcción en el país, conforman el “Grupo Construya”. Desde allí, elaboran el “Índice Construya” que “que se encarga de relevar cuál es la situación de la actividad de las principales empresas de la industria”. Como se observa en el gráfico n°3, la construcción experimenta su quinto mes de caída consecutiva, acumulando una contracción cercana al 30%. Esto se percibe también cuando se analizan los despachos de cemento Portland, que en abril último estuvieron por debajo de las 765.000 toneladas mensuales. El peor número desde el período de enero y febrero de 2010. Desde CEPA, señalan que la caída de dicho consumo se debe a “la caída de la inversión privada”, a la “inestabilidad e incentivos hacia inversiones financieras de corto plazo, y por el freno de la inversión en obra pública y la interrupción de programas de crédito hipotecario como el Plan ProCreAr”.
Inflación
Si tomamos los datos del índice de precios al consumidor (IPC) de la CABA, veremos que desde diciembre hasta fines de mayo, la inflación acumulada es de 26,8%. Las diferencias que se observan con el IPC San Luis en abril y mayo, tienen que ver con que allí los aumentos tarifarios de servicios públicos tuvieron un impacto menor al de la zona metropolitana. De todas maneras, las cuatro fuentes coinciden en que existe un incremento del nivel inflacionario respecto de años anteriores. Tal es así, que el IPC porteño de abril fue el más alto desde el año 2002.
Sin embargo, los pronósticos inflacionarios señalan que la misma iría bajando en los próximos meses a costa de la caída del consumo y del nivel de actividad. Es decir, la inflación disminuiría pero por el carácter recesivo de la coyuntura, no por políticas antiinflacionarias efectivas.
El puntapié inicial: despidos y paritarias
Los datos de CEPA nos dicen que desde la asunción de Mauricio Macri hasta el 31 de mayo de este año, ya hubo más de 151 mil despidos y más de 16 mil suspensiones. “Luego del impacto inicial que tuvieron los despidos en los distintos ministerios nacionales, carteras provinciales y municipales, los despidos y suspensiones del sector privado superaron ampliamente a los del sector público” apunta el informe. De esta forma, el gobierno parece haber dado el puntapié inicial en cuestiones que atañen al nivel de empleo pero que también impactan en el poder adquisitivo y la puja salarial de los trabajadores.
En el sector privado, las áreas más golpeadas por los despidos fueron la construcción y la industria, acompañados, en menor medida, por las áreas de servicios.
Si desagregamos estos indicadores, veremos que la construcción encabeza la lista de despidos y suspensiones en el sector privado con 58.255 mil bajas. El sector metalúrgico lo sigue con 12.813. Alimentos y bebidas (5.233), automotriz (4.055), energético (3.990), petróleo (2.509), textil (2.120) y gastronómico (2.100) completan el panorama de los ochos sectores más afectados.
Tal como lo expresó a comienzos del año el ministro Prat-Gay (“Cada gremio sabrá hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos”), el actual contexto socioeconómico con despidos, suspensiones, aumentos de tarifas, inflación en aumento y recesión, enmarcó las negociaciones paritarias y condicionó a gran parte de los sindicatos que, salvo excepciones, acordaron sin mayores inconvenientes, aumentos salariales inferiores a los nivel de inflación. CEPA señala que, tomando los aumentos semestrales que alcanzaron 22 gremios, el incremento salarial promedio para los primeros seis meses del año fue de 18,52%, representando así, una caída de entre el 5% y el 7% respecto de los niveles de inflación para esos mismos meses (varía de acuerdo a si tomamos IPC CABA, IPC San Luis, etc.). Los datos del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala (FGA) van en el mismo sentido y señalan que la pérdida del salario real de los trabajadores formales supera los 5 puntos porcentuales.
La situación es aún más crítica para poco más de un tercio de los trabajadores que se desempeñan en la economía informal, más los monotributistas y los trabajadores autónomos. En todos los casos, éstos carecen de herramientas para negociar sus salarios y se ven ajenos a cualquier tipo de convenio.
El falso ahorro
Uno de principales ejes de campaña de Mauricio Macri y su equipo fue expresar que el país era “como una casa” y que, como tal, había que reducir el gasto (público en este caso) para equilibrarlo con los ingresos. De esta forma, sin explicitarlo, planteaba algo bastante similar a lo ya practicado por el ex ministro Domingo Cavallo a través de la iniciativa “déficit cero”, allá por el año 2001.
Hace algunas semanas, Florencia Donovan publicó en La Nación, que pese a los miles de despidos efectuados en el Estado, el freno a la obra pública y un “violento aumento de tarifas”, para las cuentas públicas el ahorro fue de apenas 0,3% del PBI. Sucede que, en simultáneo a estas medidas de recorte del gasto, se impusieron importantes rebajas y/o exenciones impositivas a grandes contribuyentes (soja, trigo, maíz, mineras, etc.) y se efectivizaron los aumentos correspondientes por ley a jubilados. Es decir, a la par que se reducían algunos gastos, se llevaron adelante medidas que también reducían los ingresos fiscales que el Estado percibiría.
Como si fuera poco, para contener el dólar tras la salida del cepo, el Banco Central elevó drásticamente las tasas de interés de las Letras a emitir. Así fue que llegaron a emitirse con rindes del 38% en el tramo de corto plazo (35 días). Dicha tasa, dice el informe de CEPA, “desalentó la demanda de dólares liberando presión en el mercado cambiario” pero también impuso “un elevado costo de oportunidad al financiamiento productivo”, que quedó desalentado por esta práctica financiera sin riesgo alguno y con altos índices de ganancias. En el mes de abril las LEBAC absorbieron más de 25 mil millones de pesos.
De mayo a esta parte, el BCRA ha implementado sucesivas retracciones respecto de los intereses ofrecidos en LEBAC hasta llevarlos al 30,75% en la actualidad. Sin embargo, la alarma está encendida: la reducción de las tasas a pagar, en un contexto donde la inflación aún no parece estar controlada, invita a refugiarse en el dólar, por lo que es probable que éste aumente su cotización.
La deuda contraída y la inversión que no llega
El Gobierno Nacional anunció que no volvería a emitir deuda hasta el año 2018. Tras la victoria política en el Congreso Nacional que le permitió efectuar el pago a los fondos buitres y endeudarse por más de 24.000 millones de dólares, las autoridades financieras nacionales decidieron poner un freno momentáneo y dar paso al endeudamiento de los gobierno provinciales que, poco a poco, siguen su camino.
En lo relativo a las inversiones extranjeras, los datos del primer trimestre del año muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) fue de 513 millones de dólares. De mantenerse este ritmo, cerraría el año en poco más de 2.000 millones de dólares, un número que tiene gusto a poco si se habla de poner en marcha la economía nacional.
Patear para adelante
“Afirman que el segundo semestre llegará recién en 2017”. Así tituló el diario La Nación una noticia sobre la coyuntura económica actual. Es que, como indica el informe de CEPA, lejos de presentar números que hagan pensar en un reactivación, la economía argentina experimenta una seria caída de la demanda en el mercado interno; una merma en las exportaciones de origen industrial y una situación crítica del sector Pyme, que se ve acorralado por la caída del consumo, el magro contexto internacional, la apertura de importaciones y el abrupto aumento de tarifas. Al mismo tiempo, los dólares que ingresan lo hacen por vía financiera y aprovechan el levantamiento de los controles cambiaros para fugarlos al exterior una vez completadas las operaciones (según datos de CEPA ya se fugaron más de 7.000 millones de dólares en lo que va del año).
El segundo semestre, lejos de ser la panacea prometida, es un escenario lleno de encrucijadas sociales, políticas y económicas para la actual gestión. El efecto de crear falsas expectativas es lo que ya están midiendo las consultoras de imagen. El efecto de creer en falsas promesas es lo que ya está sufriendo el grueso de la población.
@mpsosa88
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Tags: caída, consumo, Economía, gestión, Inflación, Macri, Promesas, segundo semestre
Hoy es el día. Comienza el mentado segundo semestre. Sin embargo, las esperanzas puestas en esta nueva etapa parecen haberse devaluado. El Gobierno comenzó a ensayar, desde hace algunas semanas, un nuevo “sinceramiento”.
Alfonso Prat-Gay, por ejemplo, reconoció ante empresarios en Nueva York que la inflación, lejos del 25% anual que había pronosticado en enero de este año, está entre el “40% y 42%”. Para explicar el desbarajuste de la situación actual, el ministro de hacienda realizó una lectura freudiana de la coyuntura económica y afirmó que el aumento inflacionario se debió a que se había dejado de “reprimir la inflación”. La “luz al final del túnel”, a la que hizo referencia Michetti y el “nunca dijimos que en el segundo semestre” seríamos “Disneylandia” de Rogelio Frigerio, van en el mismo sentido. Macri, esta semana, se puso a la altura de las cricunstancias: “Si yo les decía a ustedes hace un año lo que iba a hacer y todo esto que está sucediendo, seguramente iban a votar mayoritariamente por encerrarme en el manicomio”.
Lejos de las promesas del comienzo de su mandato, donde se pidió “un esfuerzo” y “poner el hombro”, para que cosechar en el segundo semestre los frutos del “sinceramiento”, los indicadores macroeconómicos reflejados en una informe reciente del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) están todos en baja.
Ventas minoristas en caída
Mayo 2016 experimentó una caída de las ventas minoristas vs. mayo de 2015 del 9,2%. Fue el quinto mes de caída consecutiva de este indicador que ya acumula un retroceso superior al 28% en cinco meses 2016.
Los investigadores de CEPA señalan que durante el segundo semestre “es esperable que el impacto continúe y se profundice en algunos sectores por efecto de los aumentos de tarifas, devenidos en mayores costos tanto de producción, como de ventas, y por los módicos aumentos paritarios, por detrás de la escalada inflacionaria.”
Actividad industrial Pyme en caída
La producción industrial Pyme presenta una caída interanual del 4,7% en abril y acumula casi 19% de descenso si tomamos los primeros cinco meses de gestión del actual gobierno, lo que impacta de forma directa en la destrucción del empleo registrado. A su vez, vale destacar, los datos de la encuesta realizada por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) indican que el 88% de los empresarios de las “PyMEs industriales no tienen planeadas nuevas inversiones para el año 2016”.
La construcción, en derrumbe
Las 11 principales empresas del sector de la construcción en el país, conforman el “Grupo Construya”. Desde allí, elaboran el “Índice Construya” que “que se encarga de relevar cuál es la situación de la actividad de las principales empresas de la industria”. Como se observa en el gráfico n°3, la construcción experimenta su quinto mes de caída consecutiva, acumulando una contracción cercana al 30%. Esto se percibe también cuando se analizan los despachos de cemento Portland, que en abril último estuvieron por debajo de las 765.000 toneladas mensuales. El peor número desde el período de enero y febrero de 2010. Desde CEPA, señalan que la caída de dicho consumo se debe a “la caída de la inversión privada”, a la “inestabilidad e incentivos hacia inversiones financieras de corto plazo, y por el freno de la inversión en obra pública y la interrupción de programas de crédito hipotecario como el Plan ProCreAr”.
Inflación
Si tomamos los datos del índice de precios al consumidor (IPC) de la CABA, veremos que desde diciembre hasta fines de mayo, la inflación acumulada es de 26,8%. Las diferencias que se observan con el IPC San Luis en abril y mayo, tienen que ver con que allí los aumentos tarifarios de servicios públicos tuvieron un impacto menor al de la zona metropolitana. De todas maneras, las cuatro fuentes coinciden en que existe un incremento del nivel inflacionario respecto de años anteriores. Tal es así, que el IPC porteño de abril fue el más alto desde el año 2002.
Sin embargo, los pronósticos inflacionarios señalan que la misma iría bajando en los próximos meses a costa de la caída del consumo y del nivel de actividad. Es decir, la inflación disminuiría pero por el carácter recesivo de la coyuntura, no por políticas antiinflacionarias efectivas.
El puntapié inicial: despidos y paritarias
Los datos de CEPA nos dicen que desde la asunción de Mauricio Macri hasta el 31 de mayo de este año, ya hubo más de 151 mil despidos y más de 16 mil suspensiones. “Luego del impacto inicial que tuvieron los despidos en los distintos ministerios nacionales, carteras provinciales y municipales, los despidos y suspensiones del sector privado superaron ampliamente a los del sector público” apunta el informe. De esta forma, el gobierno parece haber dado el puntapié inicial en cuestiones que atañen al nivel de empleo pero que también impactan en el poder adquisitivo y la puja salarial de los trabajadores.
En el sector privado, las áreas más golpeadas por los despidos fueron la construcción y la industria, acompañados, en menor medida, por las áreas de servicios.
Si desagregamos estos indicadores, veremos que la construcción encabeza la lista de despidos y suspensiones en el sector privado con 58.255 mil bajas. El sector metalúrgico lo sigue con 12.813. Alimentos y bebidas (5.233), automotriz (4.055), energético (3.990), petróleo (2.509), textil (2.120) y gastronómico (2.100) completan el panorama de los ochos sectores más afectados.
Tal como lo expresó a comienzos del año el ministro Prat-Gay (“Cada gremio sabrá hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos”), el actual contexto socioeconómico con despidos, suspensiones, aumentos de tarifas, inflación en aumento y recesión, enmarcó las negociaciones paritarias y condicionó a gran parte de los sindicatos que, salvo excepciones, acordaron sin mayores inconvenientes, aumentos salariales inferiores a los nivel de inflación. CEPA señala que, tomando los aumentos semestrales que alcanzaron 22 gremios, el incremento salarial promedio para los primeros seis meses del año fue de 18,52%, representando así, una caída de entre el 5% y el 7% respecto de los niveles de inflación para esos mismos meses (varía de acuerdo a si tomamos IPC CABA, IPC San Luis, etc.). Los datos del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala (FGA) van en el mismo sentido y señalan que la pérdida del salario real de los trabajadores formales supera los 5 puntos porcentuales.
La situación es aún más crítica para poco más de un tercio de los trabajadores que se desempeñan en la economía informal, más los monotributistas y los trabajadores autónomos. En todos los casos, éstos carecen de herramientas para negociar sus salarios y se ven ajenos a cualquier tipo de convenio.
El falso ahorro
Uno de principales ejes de campaña de Mauricio Macri y su equipo fue expresar que el país era “como una casa” y que, como tal, había que reducir el gasto (público en este caso) para equilibrarlo con los ingresos. De esta forma, sin explicitarlo, planteaba algo bastante similar a lo ya practicado por el ex ministro Domingo Cavallo a través de la iniciativa “déficit cero”, allá por el año 2001.
Hace algunas semanas, Florencia Donovan publicó en La Nación, que pese a los miles de despidos efectuados en el Estado, el freno a la obra pública y un “violento aumento de tarifas”, para las cuentas públicas el ahorro fue de apenas 0,3% del PBI. Sucede que, en simultáneo a estas medidas de recorte del gasto, se impusieron importantes rebajas y/o exenciones impositivas a grandes contribuyentes (soja, trigo, maíz, mineras, etc.) y se efectivizaron los aumentos correspondientes por ley a jubilados. Es decir, a la par que se reducían algunos gastos, se llevaron adelante medidas que también reducían los ingresos fiscales que el Estado percibiría.
Como si fuera poco, para contener el dólar tras la salida del cepo, el Banco Central elevó drásticamente las tasas de interés de las Letras a emitir. Así fue que llegaron a emitirse con rindes del 38% en el tramo de corto plazo (35 días). Dicha tasa, dice el informe de CEPA, “desalentó la demanda de dólares liberando presión en el mercado cambiario” pero también impuso “un elevado costo de oportunidad al financiamiento productivo”, que quedó desalentado por esta práctica financiera sin riesgo alguno y con altos índices de ganancias. En el mes de abril las LEBAC absorbieron más de 25 mil millones de pesos.
De mayo a esta parte, el BCRA ha implementado sucesivas retracciones respecto de los intereses ofrecidos en LEBAC hasta llevarlos al 30,75% en la actualidad. Sin embargo, la alarma está encendida: la reducción de las tasas a pagar, en un contexto donde la inflación aún no parece estar controlada, invita a refugiarse en el dólar, por lo que es probable que éste aumente su cotización.
La deuda contraída y la inversión que no llega
El Gobierno Nacional anunció que no volvería a emitir deuda hasta el año 2018. Tras la victoria política en el Congreso Nacional que le permitió efectuar el pago a los fondos buitres y endeudarse por más de 24.000 millones de dólares, las autoridades financieras nacionales decidieron poner un freno momentáneo y dar paso al endeudamiento de los gobierno provinciales que, poco a poco, siguen su camino.
En lo relativo a las inversiones extranjeras, los datos del primer trimestre del año muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) fue de 513 millones de dólares. De mantenerse este ritmo, cerraría el año en poco más de 2.000 millones de dólares, un número que tiene gusto a poco si se habla de poner en marcha la economía nacional.
Patear para adelante
“Afirman que el segundo semestre llegará recién en 2017”. Así tituló el diario La Nación una noticia sobre la coyuntura económica actual. Es que, como indica el informe de CEPA, lejos de presentar números que hagan pensar en un reactivación, la economía argentina experimenta una seria caída de la demanda en el mercado interno; una merma en las exportaciones de origen industrial y una situación crítica del sector Pyme, que se ve acorralado por la caída del consumo, el magro contexto internacional, la apertura de importaciones y el abrupto aumento de tarifas. Al mismo tiempo, los dólares que ingresan lo hacen por vía financiera y aprovechan el levantamiento de los controles cambiaros para fugarlos al exterior una vez completadas las operaciones (según datos de CEPA ya se fugaron más de 7.000 millones de dólares en lo que va del año).
El segundo semestre, lejos de ser la panacea prometida, es un escenario lleno de encrucijadas sociales, políticas y económicas para la actual gestión. El efecto de crear falsas expectativas es lo que ya están midiendo las consultoras de imagen. El efecto de creer en falsas promesas es lo que ya está sufriendo el grueso de la población.
@mpsosa88
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