En un mes y medio estará completamente instalado el sistema de boleto electrónico (SUBE), aseguró ayer el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. En diálogo con Página/12, el funcionario indicó que con este instrumento se podrá comenzar a aplicar tarifas diferenciales en función de los horarios de los viajes, el poder adquisitivo de los usuarios y los trasbordos, por ejemplo. Pasar de subsidiar empresas a subsidiar usuarios, explicó. El nuevo medio de pago es utilizado en unos dos millones de viajes diarios, realizados en colectivos que en alguna parte de su recorrido transitan la ciudad de Buenos Aires, los subtes y algunos trenes. Sin embargo, las 10 mil máquinas del SUBE que están operativas permitirían cubrir cerca de ocho millones de viajes. La brecha entre la capacidad instalada y la utilizada existe porque el uso de las tarjetas aún no se difundió lo suficiente.
El sistema de transporte público de pasajeros de la región metropolitana es utilizado por cinco millones de usuarios, que realizan cerca de 11 millones de viajes diarios. El 67 por ciento de esos traslados se efectúa por cuestiones laborales, el 7 por ciento por estudio y el 4 por ciento por motivos de salud, según datos de la Secretaría de Transporte. El 75 por ciento de los viajes se realiza en colectivo. La implementación del SUBE se anunció hace más de dos años para que estuviera listo en unos pocos meses; una tarea, a la luz de su magnitud, de difícil cumplimiento.
El sistema otorga mayor comodidad a los usuarios, que ya no dependen de monedas para tomar el colectivo, pero también modifica la forma en que el Estado nacional entrega el subsidio a las empresas del sector. El aporte anual al transporte es de unos 12 mil millones de pesos; 7500 millones se destinan a las empresas de colectivos, ya que el boleto está subsidiado en un 70 por ciento. Quiere decir que, de no mediar el aporte estatal, el boleto de 1,20 valdría 4 pesos. Los subtes también reciben subsidios por el 70 por ciento de sus ingresos y los trenes, por el 80 por ciento. Para recibir esos fondos, las empresas presentan una declaración jurada con la liquidación de los viajes realizados. El nuevo esquema permite que el Estado pueda controlar de forma directa la cantidad de viajes y en función de ello entregar el subsidio. En el Gobierno indican que eso permitirá reducir niveles de evasión de las empresas.
Según los últimos datos de Transporte, en la totalidad de los colectivos que en algún momento de su recorrido circulan por la ciudad de Buenos Aires y en todas las líneas de subte funciona el SUBE. También en nueve estaciones del ferrocarril Urquiza, tres del Belgrano Norte, en Constitución para el Roca, y en 135 colectivos de jurisdicción provincial y municipal (sobre un total de ocho mil unidades). Schiavi adelantó que en un mes y medio se completará el sistema. El déficit, indica, pasa por su difusión, ya que con las actuales máquinas podrían cubrir cuatro veces más que los viajes actuales. Hay mil centros de recarga y deben tenerse siete mil, admitió.
El Gobierno también evalúa implementar en algún momento tarifas diferenciales para los usuarios que reciban la Asignación Universal por Hijo o sean jubilados, desocupados o estudiantes, por ejemplo. Esto sería posible porque las tarjetas son personales y los datos pueden cruzarse con la Anses, AFIP y otros organismos públicos.
El sistema de transporte público de pasajeros de la región metropolitana es utilizado por cinco millones de usuarios, que realizan cerca de 11 millones de viajes diarios. El 67 por ciento de esos traslados se efectúa por cuestiones laborales, el 7 por ciento por estudio y el 4 por ciento por motivos de salud, según datos de la Secretaría de Transporte. El 75 por ciento de los viajes se realiza en colectivo. La implementación del SUBE se anunció hace más de dos años para que estuviera listo en unos pocos meses; una tarea, a la luz de su magnitud, de difícil cumplimiento.
El sistema otorga mayor comodidad a los usuarios, que ya no dependen de monedas para tomar el colectivo, pero también modifica la forma en que el Estado nacional entrega el subsidio a las empresas del sector. El aporte anual al transporte es de unos 12 mil millones de pesos; 7500 millones se destinan a las empresas de colectivos, ya que el boleto está subsidiado en un 70 por ciento. Quiere decir que, de no mediar el aporte estatal, el boleto de 1,20 valdría 4 pesos. Los subtes también reciben subsidios por el 70 por ciento de sus ingresos y los trenes, por el 80 por ciento. Para recibir esos fondos, las empresas presentan una declaración jurada con la liquidación de los viajes realizados. El nuevo esquema permite que el Estado pueda controlar de forma directa la cantidad de viajes y en función de ello entregar el subsidio. En el Gobierno indican que eso permitirá reducir niveles de evasión de las empresas.
Según los últimos datos de Transporte, en la totalidad de los colectivos que en algún momento de su recorrido circulan por la ciudad de Buenos Aires y en todas las líneas de subte funciona el SUBE. También en nueve estaciones del ferrocarril Urquiza, tres del Belgrano Norte, en Constitución para el Roca, y en 135 colectivos de jurisdicción provincial y municipal (sobre un total de ocho mil unidades). Schiavi adelantó que en un mes y medio se completará el sistema. El déficit, indica, pasa por su difusión, ya que con las actuales máquinas podrían cubrir cuatro veces más que los viajes actuales. Hay mil centros de recarga y deben tenerse siete mil, admitió.
El Gobierno también evalúa implementar en algún momento tarifas diferenciales para los usuarios que reciban la Asignación Universal por Hijo o sean jubilados, desocupados o estudiantes, por ejemplo. Esto sería posible porque las tarjetas son personales y los datos pueden cruzarse con la Anses, AFIP y otros organismos públicos.
2,10 pago cada boleto de los entre 4 y 6 bondis que me tomo todos los días. ¿Será posible con con el SUBE el acto de justicia de aumentar el boleto en el AMBA entre un 100% y un 200%?