El universo que posee todos los libros

La mejor defensa del libro impreso es el fetichismo de los lectores, a los que les gusta sentir el gramaje de las hojas, su olor, y acomodar un buen ejemplar en el estante de la biblioteca, para contemplarlo y –en definitiva– poseerlo. El libro digital carece de esos placeres, pero permite la acumulación infinita. Sin ácaros ni problemas de espacio.
Ahora, el mundo editorial –decidido a dejar de ser el vagón de cola de las industrias culturales– plantea un nuevo modelo de negocios ya probado con éxito en la música y en la cinematografía: la suscripción online, el acceso a un catálogo inmenso de libros.
Sitios, programas y aplicaciones para tabletas y celulares con acceso a enormes catálogos de libros online se reproducen como hongos en EE.UU., Alemania, Francia, Holanda y España con la convicción de que los lectores quieren leer los libros, y no necesariamente comprarlos. Algunos servicios pertenecen a grandes multinacionales, otros son independientes. El nuevo modelo de negocio está a punto de llegar a la Argentina de la mano de una de las tres grandes compañías de celulares, pero con todas las preguntas, prejuicios e hipótesis que todavía arrastra en el resto del planeta: ¿habrá más pero peores lectores? ¿Encontró por fin el monopolio de Amazon competidores que lo enfrenten?
“Nuestras referencias son (las plataformas) Netflix (cine y televisión) y Spotify (música). Nos allanaron el camino y compartimos la misma filosofía. Pensamos que la gente no necesita poseer todos los bienes culturales que pretende consumir. Pueden acceder y compartir los contenidos con otros en la nube con un modelo de suscripción”, explica vía mail desde París Hélène Mérillon, presidenta y cofundadora de YouBoox, la plataforma de libros en francés que ya cuenta con 200 mil usuarios gratuitos y 2.500 abonados que pagan 10 euros al mes para tener acceso a 50 mil libros. En Alemania, Skoobe lleva la delantera. Se fundó en 2010 y tardó dos años en ponerse en marcha. Ahora cuenta con 30 mil títulos alemanes de más de 500 editoriales. “Después de los sitios para películas y música el siguiente paso era obvio: los libros. La disponibilidad de teléfonos inteligentes y tabletas con gran capacidad eran requisitos importantes para llegar a un público más amplio”, apunta Henning Peters, directora técnica de Skoobe. Para Peters, el streaming (descarga continua de datos) de libros se convertirá en un eslabón fundamental de la industria.
Algunos gigantes de este mercado y de las telecomunicaciones están muy interesados. Telefónica, que ya puso el ojo en Latinoamérica (ver Contexto), y Círculo de Lectores, que pertenece en partes iguales al Grupo Planeta y a Bertelsmann, controlante de Penguin Random House, el grupo editorial más potente del mundo, lanzaron en España, en septiembre Nubico. La aplicación cuenta con un catálogo de 3.000 obras que, cada usuario puede descargar en cinco dispositivos diferentes, incluyendo e-readers . El nuevo negocio competirá con Libranda, la plataforma tradicional de venta de libros electrónicos que las principales editoriales españolas, incluidas Planeta y Random House lanzaron en 2011, sin ningún éxito. Por el contrario, los ejecutivos de otra multinacional de origen español, la compañía de contenidos y entretenimiento digital Zed, apostaron a este mercado cuando a mediados de 2013 adquirieron el 32 por ciento de 24Symbols, la empresa pionera de streaming de libros en España. En su catálogo no hay libros de las tres casas editoriales más poderosas (Random, Planeta y Santillana). Sin embargo, la empresa ha firmado acuerdos con más de 200 editoriales, entre las que se destacan Anagrama, Ediciones B, Salamandra y Edhasa. “24Symbols es la primera plataforma freemium de lectura de libros electrónicos. Esto significa que un usuario puede crear su cuenta gratuita y leer parte del catálogo de forma online con algunas publicidades”, explica Germán Echevarría, su representante en la Argentina. En los próximos meses y asociados con una compañía de celulares, 24Symbols ofrecerá su servicio en la Argentina. El modelo, con el que ya operan en Rusia, tendrá un formato de book-club . Para formar parte y acceder al catálogo habrá que pagar una cuota que se sumaría a la de la factura telefónica (rondaría entre 30 y 40 pesos). Con la membresía, los usuarios recibirán créditos para poder habilitar los libros que quieran leer, pero no todos costarán lo mismo. Editoriales como Eudeba, Eterna Cadencia y La Bestia Equilátera ya se sumaron al proyecto.
El consultor estadounidense Mike Shatzkin, en la vanguardia de los cambios de la industria, cree que se plantea una antinomia entre dos modelos de negocios: el de compra y el de suscripción, pero que aún es demasiado temprano para juzgar el rendimiento del nuevo sistema. “No tengo manera de analizar sus resultados, pero tengo la certeza de que estos nuevos sistemas todavía no han logrado golpear al mercado de compra y venta de libros electrónicos en EE.UU. y Gran Bretaña donde se venden la mayoría de ejemplares”, señala Shatzkin vía mail desde su Nueva York.
En EE.UU., sin embargo, varias empresas de streaming de libros se abren paso. Scribd, el popular sitio para compartir documentos e incrustarlos en diferentes páginas web, desembarcó en octubre en el negocio del streaming . A través de su servicio de suscripción de 9 dólares por mes, ofrece más de 300 mil libros de más de mil editoriales, entre ellas las poderosas HarperCollins, Open Road Media and Kensington. “Spotify, Pandora o Netflix probaron que la gente acepta la disponibilidad en lugar de la posesión. El servicio de suscripción de libros electrónicos puede ayudar a encontrar nuevos libros para leer sin la necesidad de pagar por todos. Los servicios de suscripción pueden agregar más valor a la industria editorial mediante la creación de un nuevo y vital flujo de dinero, ya que a los editores se les paga por cada libro leído en Scribd”, apunta su encargada de prensa, Leslie Van Every.
Contra los recursos de semejante monstruo, compañías más modestas como Entitle (que de todos modos contó con un capital inicial de nada más que 5,3 millones de dólares) precisa recurrir a otras estrategias para seducir a sus potenciales clientes. Con un pago de 10 dólares por mes se puede bajar nada más que dos de sus 125 mil títulos. Con un pago mayor el acceso al catálogo crece, pero cuando un usuario renuncia a su suscripción, no pierde el material ya pagado. “Tenemos más best-séllers en nuestro catálogo que nuestros competidores. Nuestro modelo puede ayudar además a la industria editorial a conseguir que más gente lea más. También puede ayudar a descubrir otros libros”, se entusiasma el CEO de la empresa Bryan Batten.
Mérillon, de YouBoox, va más allá. “Gracias a Internet, la gente lee cada vez más, pero no necesariamente libros enteros. Estos sistemas permiten hojear libros y elegir. Estamos convencidos de que el streaming abrirá contenidos a un mercado masivo, en el que también participarán personas que no son grandes lectores. Gracias a estos servicios, todo el mundo será capaz de navegar a través de libros. Puede aumentar el número de lectores, de libros leídos y ser un nuevo motor de crecimiento para el libro”, se ilusiona. Las plataformas de streaming de libros conviven con la piratería, pero ya no le temen. “La piratería no es una amenaza, porque ofrecemos un gran servicio a un precio justo. Nuestro trabajo es ofrecer un servicio que sea más simple que bajar un libro ilegalmente, pero siempre habrá quien no quiera pagar”, reflexiona Peters.
Un nuevo canal de ventas se abre para editoriales y autores, pero sobre todo para la enorme mayoría: los lectores.

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