El balance cambiario de 2017 del BCRA mostró números que confirman que el frente externo asoma como el principal problema macroeconómico para el Gobierno nacional: la formación de activos externos, es decir la fuga de dólares, creció durante el año pasado un 123% y alcanzó los u$s22.100 millones. El ingreso de dólares para inversión productiva (Inversión extranjera directa), por su parte, decreció un 6% hasta los u$s2.300 millones mientras que las inversiones financieras se sextuplicaron.
De acuerdo al informe difundido ayer por el Banco Central, evaluó que la cuenta capital y financiera cambiaria del sector público y Banco Central «resultó en un superávit de u$s32.276 millones, como consecuencia mayormente de las colocaciones de deuda en los mercados internacionales, tanto del Gobierno nacional como de gobiernos locales». El Banco Central resaltó que «los pagos de importaciones acumulados durante 2017 evidenciaron un aumento de 9% respecto de 2016, con aumentos del sector automotriz, comercio y metales comunes y elaboración, levemente compensados por las caídas en los sectores energía e industria química, caucho y plástico». Sostuvo que el sector Industria Automotriz «cerró el año con un aumento de 15% en los pagos acumulados y un aumento de 3% en los cobros acumulados de exportaciones respecto de 2016».
Sin embargo los datos más contundentes que arrojó el balance cambiario del año pasado son los relacionados al frente externo. La formación de activos externos (conocida generalmente como fuga de divisas), creció 123% y llegó a u$s22.110 millones. Un dato que podría llegar a moderar ese crecimiento aunque marginalmente, podría ser la suscripción de instrumentos en dólares en el mercado financiero local (como por ejemplo Letes), es decir dólares que no salen del país, coincidieron los analistas consultados. Respecto a los ingresos de dólares para inversión, el 20% fue destinado a inversiones productivas (Inversión Extranjera Directa), por un monto de u$s2.300 millones. Esta cuenta no incluye, no obstante, la reinversión de utilidades. Las inversiones financieras acumularon u$s9.900 millones, por lo que registró un incremento de 545%. En el resultado anual, 2017 se caracterizó por una cuenta corriente cambiaria deficitaria de u$s16.610 millones (2,6% del PBI) y la cuenta servicios (principalmente viajes) deficitaria por u$s 10.847 millones (ver aparte) e intereses netos por u$s7.997 millones
«El resultado es una muestra de la fragilidad creciente de la economía. El desequilibrio externo es estructural y heredado, pero se agravó durante los dos primeros años de gestión. Los dólares que se consiguen vía endeudamiento permiten financiar estos desequilibrios e inclusive acumular reservas. La pregunta es si se están dando los pasos necesarios para generar los dólares genuinamente en el mediano y largo plazo, ya que el financiamiento externo tarde o temprano va a ser mucho más limitado», consideró el economista jefe de Radar, Martín Alfie. Un reporte de la consultora ACM publicó que «el fuerte déficit de la cuenta servicios y la FAE sumado a los datos de intercambio comercial evidencian un peso apreciado que se sostiene gracias al ingreso de divisas por parte del endeudamiento y de la inversión financiera de no residentes. El tipo de cambio real multilateral (excluyendo a Brasil) se depreció apenas un 8% desde la salida del cepo. En este escenario Argentina requiere del flujo de financiamiento externo para financiar el déficit de cuenta corriente y la formación de Activos Externos, lo que deja al país vulnerable a shocks externos».
Por su parte, Federico Furiase, director de EcoGo, «las cuentas del MULC reflejan el Talón de Aquiles del gradualismo fiscal y las metas de inflación, que es un déficit de la cuenta corriente externa creciente por el tirón de las importaciones y del estancamiento de las exportaciones en un contexto en el que la demanda de dólares por el déficit de turismo y la formación de activos externos del sector privado sigue de largo. Eso vuelve más vulnerable el proceso de crecimiento y desinflación. Es necesario que las cantidades exportadas arranquen y acompañen».
De acuerdo al informe difundido ayer por el Banco Central, evaluó que la cuenta capital y financiera cambiaria del sector público y Banco Central «resultó en un superávit de u$s32.276 millones, como consecuencia mayormente de las colocaciones de deuda en los mercados internacionales, tanto del Gobierno nacional como de gobiernos locales». El Banco Central resaltó que «los pagos de importaciones acumulados durante 2017 evidenciaron un aumento de 9% respecto de 2016, con aumentos del sector automotriz, comercio y metales comunes y elaboración, levemente compensados por las caídas en los sectores energía e industria química, caucho y plástico». Sostuvo que el sector Industria Automotriz «cerró el año con un aumento de 15% en los pagos acumulados y un aumento de 3% en los cobros acumulados de exportaciones respecto de 2016».
Sin embargo los datos más contundentes que arrojó el balance cambiario del año pasado son los relacionados al frente externo. La formación de activos externos (conocida generalmente como fuga de divisas), creció 123% y llegó a u$s22.110 millones. Un dato que podría llegar a moderar ese crecimiento aunque marginalmente, podría ser la suscripción de instrumentos en dólares en el mercado financiero local (como por ejemplo Letes), es decir dólares que no salen del país, coincidieron los analistas consultados. Respecto a los ingresos de dólares para inversión, el 20% fue destinado a inversiones productivas (Inversión Extranjera Directa), por un monto de u$s2.300 millones. Esta cuenta no incluye, no obstante, la reinversión de utilidades. Las inversiones financieras acumularon u$s9.900 millones, por lo que registró un incremento de 545%. En el resultado anual, 2017 se caracterizó por una cuenta corriente cambiaria deficitaria de u$s16.610 millones (2,6% del PBI) y la cuenta servicios (principalmente viajes) deficitaria por u$s 10.847 millones (ver aparte) e intereses netos por u$s7.997 millones
«El resultado es una muestra de la fragilidad creciente de la economía. El desequilibrio externo es estructural y heredado, pero se agravó durante los dos primeros años de gestión. Los dólares que se consiguen vía endeudamiento permiten financiar estos desequilibrios e inclusive acumular reservas. La pregunta es si se están dando los pasos necesarios para generar los dólares genuinamente en el mediano y largo plazo, ya que el financiamiento externo tarde o temprano va a ser mucho más limitado», consideró el economista jefe de Radar, Martín Alfie. Un reporte de la consultora ACM publicó que «el fuerte déficit de la cuenta servicios y la FAE sumado a los datos de intercambio comercial evidencian un peso apreciado que se sostiene gracias al ingreso de divisas por parte del endeudamiento y de la inversión financiera de no residentes. El tipo de cambio real multilateral (excluyendo a Brasil) se depreció apenas un 8% desde la salida del cepo. En este escenario Argentina requiere del flujo de financiamiento externo para financiar el déficit de cuenta corriente y la formación de Activos Externos, lo que deja al país vulnerable a shocks externos».
Por su parte, Federico Furiase, director de EcoGo, «las cuentas del MULC reflejan el Talón de Aquiles del gradualismo fiscal y las metas de inflación, que es un déficit de la cuenta corriente externa creciente por el tirón de las importaciones y del estancamiento de las exportaciones en un contexto en el que la demanda de dólares por el déficit de turismo y la formación de activos externos del sector privado sigue de largo. Eso vuelve más vulnerable el proceso de crecimiento y desinflación. Es necesario que las cantidades exportadas arranquen y acompañen».