La agenda es cargada: bono de fin de año, exención de Ganancias para el medio aguinaldo, Presupuesto, ley de Responsabilidad Fiscal, Ganancias para 2017. Y los protagonistas son variados, aunque en algunos casos se repiten. El problema para el Gobierno es ahora mantener encaminadas las negociaciones en sus distintos tiempos y ámbitos. Un primer objetivo, marcado por la necesidad de contener tensiones sociales en la perspectiva de fin de año, es lograr un entendimiento al menos parcial con la CGT, que de hecho demandará conversaciones con los empresarios. Otro eje central de este octubre que arranca son los gobernadores, en especial pero no sólo los peronistas. El temario con ellos incluye las iniciativas que se proyectan a sus finanzas para el 2017 –año electoral, además– y también las nuevas complicaciones para transitar de acá a diciembre. En todos los casos, lo que se discute son números, plata: concreto, pero para nada sencillo.
La inquietud más cercana, referida a las medidas para amortiguar en parte la situación de los sectores más castigados por la crisis y el ajuste, no remite sólo a los tiempos anotados en la última cita con la CGT sino además a la complejidad del tema. Los triunviros Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer se llevaron un compromiso de tratar sus reclamos en un plazo de diez días. Está claro que si hay avances, esos tiempos podrían flexibilizarse, del mismo modo que es evidente que la fórmula de un “bono de fin de año” incuye y supera al Estado, para colocar a los empresarios entre los invitados a las conversaciones.
“No hay que pensar en una única y gran mesa de acuerdos. Más bien al contrario, el desafío es lograr acuerdos por rubros de producción con los empresarios”, dice una fuente del Gobierno. En otras palabras, lo que se intentará en negociaciones sectoriales es una base de entendimiento, tal vez una franja para la suma fija, para luego intentar un cierre con los jefes sindicales que incluya en el menú la propuesta para estatales y privados.
Fuentes coincidentes de carteras económicas y políticas del equipo de Mauricio Macri señalan ahora en que ya estaba prácticamente tomada la decisión de atender a la enorme y mayoritaria masa de jubilados que cobran el haber mínimo, así como de mejorar la Asignación Universal por Hijo. Del mismo modo, aseguran que estaba bastante conversada la idea de eximir del pago de Ganancias sobre el aguinaldo a una franja, aún imprecisa, de trabajadores. No es que esto haya sido resuelto, aunque hubo canales de sondeo con sindicalistas, pero parece más incierto el panorama de los empleados del Estado y los privados.
En ninguno de los dos casos el camino parece allanado. Con los empresarios, la tarea, dicen, estará a cargo del mismo equipo que recibió la semana pasada a los jefes sindicales. Los ministros de Trabajo, Jorge Triaca; de Hacienda, Alfonso Prat-Gay; de Interior, Rogelio Frigerio, y de Producción, Francisco Cabrera, ya comenzaron a encarar el tema, aunque no necesariamente en ese orden. En medios del oficialismo, reconocen que las tratativas son especialmente complejas, por la variedad de situaciones que enfrenta cada actividad y también por cierta tendencia a “esperar soluciones del Gobierno” que le atribuyen a no pocos representantes empresariales. “Muchas veces escuchamos que van a jugar fuerte cuando estén dadas determinadas condiciones. Pero a veces no entienden que esas condiciones se van a ir dando si ellos también se comprometen”, reflexionaba hace tiempo un ministro. En otras palabras, el reclamo es que se sientan parten de la solución. Algo de eso sobrevoló en el encuentro que entusiasmó a muchos con la calificación de “mini Davos”.
El otro componente de este desafío es el propio Estado. La administración nacional es consciente de que parte del reclamo de la CGT, más allá del juego propio de cada dirigente, también golpea sus puertas. Y lo hace por partida doble, porque a sus cuentas para cerrar el año se suman los previsibles reclamos de los jefes provinciales ante los planteos de los distintos gremios estatales. Es, en espejo con la discusión de Ganancias, un juego donde más allá de picardías políticas operan las responsabilidades compartidas.
“Son discusiones separadas, aunque se mezclen los protagonistas. También la CGT quiere discutir la reforma de Ganancias, pero que hay que conversar cada tema en su lugar”, dice una fuente legislativa del oficialismo. El nuevo punto que se empieza a dibujar, es decir, la posibilidad de alguna recomposición para fin de año, agregaría un renglón a las conversaciones frecuentes de gobernadores con ministros y otros funcionarios. “Además, los gobernadores del peronismo hacen revivir al CFI cuando son oposición nacional. El CFI es la CGT del PJ”, ironiza otro destacado legislador de Cambiemos, en referencia al revitalizado Consejo Federal de Inversiones y las demandas que se suceden.
El Presupuesto y la modificación de Ganancias para el año próximo ya empezaron a ser discutidos con los jefes provinciales, y han registrado avances. Los niveles de acuerdo que puedan lograrse en ese ámbito tendrían reflejo efectivo en el Senado. En cambio, en Diputados, esa relación se diluye y las negociaciones deben pasar por otros despachos. Sergio Massa y también Diego Bossio son parte central de esos diálogos y alrededor de ellos pesan, aunque no tanto como suele suponerse, las posiciones de algunos referentes sindicales. De todos modos, los plazos para avanzar con tales proyectos, y también con modificaciones a la ley de Responsabilidad Fiscal, se han estirado algo. Recién hacia fin de este mes podría estar afinado el texto final del Presupuesto. También son densas las conversaciones con la CGT, y los empresarios, pero los tiempos son más escasos.
La inquietud más cercana, referida a las medidas para amortiguar en parte la situación de los sectores más castigados por la crisis y el ajuste, no remite sólo a los tiempos anotados en la última cita con la CGT sino además a la complejidad del tema. Los triunviros Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer se llevaron un compromiso de tratar sus reclamos en un plazo de diez días. Está claro que si hay avances, esos tiempos podrían flexibilizarse, del mismo modo que es evidente que la fórmula de un “bono de fin de año” incuye y supera al Estado, para colocar a los empresarios entre los invitados a las conversaciones.
“No hay que pensar en una única y gran mesa de acuerdos. Más bien al contrario, el desafío es lograr acuerdos por rubros de producción con los empresarios”, dice una fuente del Gobierno. En otras palabras, lo que se intentará en negociaciones sectoriales es una base de entendimiento, tal vez una franja para la suma fija, para luego intentar un cierre con los jefes sindicales que incluya en el menú la propuesta para estatales y privados.
Fuentes coincidentes de carteras económicas y políticas del equipo de Mauricio Macri señalan ahora en que ya estaba prácticamente tomada la decisión de atender a la enorme y mayoritaria masa de jubilados que cobran el haber mínimo, así como de mejorar la Asignación Universal por Hijo. Del mismo modo, aseguran que estaba bastante conversada la idea de eximir del pago de Ganancias sobre el aguinaldo a una franja, aún imprecisa, de trabajadores. No es que esto haya sido resuelto, aunque hubo canales de sondeo con sindicalistas, pero parece más incierto el panorama de los empleados del Estado y los privados.
En ninguno de los dos casos el camino parece allanado. Con los empresarios, la tarea, dicen, estará a cargo del mismo equipo que recibió la semana pasada a los jefes sindicales. Los ministros de Trabajo, Jorge Triaca; de Hacienda, Alfonso Prat-Gay; de Interior, Rogelio Frigerio, y de Producción, Francisco Cabrera, ya comenzaron a encarar el tema, aunque no necesariamente en ese orden. En medios del oficialismo, reconocen que las tratativas son especialmente complejas, por la variedad de situaciones que enfrenta cada actividad y también por cierta tendencia a “esperar soluciones del Gobierno” que le atribuyen a no pocos representantes empresariales. “Muchas veces escuchamos que van a jugar fuerte cuando estén dadas determinadas condiciones. Pero a veces no entienden que esas condiciones se van a ir dando si ellos también se comprometen”, reflexionaba hace tiempo un ministro. En otras palabras, el reclamo es que se sientan parten de la solución. Algo de eso sobrevoló en el encuentro que entusiasmó a muchos con la calificación de “mini Davos”.
El otro componente de este desafío es el propio Estado. La administración nacional es consciente de que parte del reclamo de la CGT, más allá del juego propio de cada dirigente, también golpea sus puertas. Y lo hace por partida doble, porque a sus cuentas para cerrar el año se suman los previsibles reclamos de los jefes provinciales ante los planteos de los distintos gremios estatales. Es, en espejo con la discusión de Ganancias, un juego donde más allá de picardías políticas operan las responsabilidades compartidas.
“Son discusiones separadas, aunque se mezclen los protagonistas. También la CGT quiere discutir la reforma de Ganancias, pero que hay que conversar cada tema en su lugar”, dice una fuente legislativa del oficialismo. El nuevo punto que se empieza a dibujar, es decir, la posibilidad de alguna recomposición para fin de año, agregaría un renglón a las conversaciones frecuentes de gobernadores con ministros y otros funcionarios. “Además, los gobernadores del peronismo hacen revivir al CFI cuando son oposición nacional. El CFI es la CGT del PJ”, ironiza otro destacado legislador de Cambiemos, en referencia al revitalizado Consejo Federal de Inversiones y las demandas que se suceden.
El Presupuesto y la modificación de Ganancias para el año próximo ya empezaron a ser discutidos con los jefes provinciales, y han registrado avances. Los niveles de acuerdo que puedan lograrse en ese ámbito tendrían reflejo efectivo en el Senado. En cambio, en Diputados, esa relación se diluye y las negociaciones deben pasar por otros despachos. Sergio Massa y también Diego Bossio son parte central de esos diálogos y alrededor de ellos pesan, aunque no tanto como suele suponerse, las posiciones de algunos referentes sindicales. De todos modos, los plazos para avanzar con tales proyectos, y también con modificaciones a la ley de Responsabilidad Fiscal, se han estirado algo. Recién hacia fin de este mes podría estar afinado el texto final del Presupuesto. También son densas las conversaciones con la CGT, y los empresarios, pero los tiempos son más escasos.