Por Juan Radonjic
De la lectura de la encuesta sobre intención de voto e imagen de los gobiernos nacional y provincial, que realizó la consultora M & R de Gustavo Maragoni y Fabio Rodríguez junto a Query Argentina surgen varias conclusiones:
Las preferencias electorales se mantienen bastante estables. Cambiemos obtendría el mismo porcentaje de votos que reunió Mauricio Macri en la primera vuelta de las presidenciales de 2015. Y la suma de la intención de voto al FpV y al peronismo no K es similar al porcentaje logrado en esa instancia por Daniel Scioli. Sergio Massa, como en aquella oportunidad, queda tercero sin competir por los dos primeros lugares. Pero para sorpresa de muchos, Massa sigue vigente con un nivel de apoyo interesante.
El peronismo no K existe a nivel de dirigentes pero tiene escaso arraigo social. El electorado peronista, en su inmensa mayoría, rescata la figura de Cristina Fernández. Hay muchas figuras peronistas que son críticas del kirchnerismo, o al menos lo consideran parte del pasado, pero la encuesta demuestra que no tienen un gran caudal de votos.
Cristina obtendría más votos que cualquier otro candidato de su espacio. Si la oferta electoral del kirchnerismo la encabezaran Verónica Magario y Martín Insaurralde, obtendrían menos apoyo y permitirían cierto crecimiento de un peronismo no K liderado por Florencio Randazzo. Curiosamente, la intención de votos a Massa sería la misma en cualquiera de los dos escenarios. Y un interrogante que queda abierto es el del respaldo electoral que tendría una lista unificada del peronismo como pretende la mayoría de los intendentes.
Tanto entre los votantes de Cambiemos con en los del FpV predomina la decisión de no atar su decisión a los avatares económicos. Aunque la economía mejore, los kirchneristas no votarán al oficialismo, y aún cuando empeore, los macristas mantendrán su voto. Pero los potenciales votantes de otros espacios y sobre todo los indecisos, son propensos a modificar su actual preferencia electoral, o a definirla si aún no la tienen, en función de la marcha de la economía. De todas maneras, son limitadas las mejoras económicas que pueden producirse antes de las primarias y que sean percibidas por la sociedad. No será el caso del nivel de actividad o de la creación de empleo, que aún mostrando una evolución favorable, ya no hay tiempo para que el votante las note. Eso sí puede ocurrir con la tasa de inflación que mostrará una tendencia descendentes en los próximos meses y ayudará a cierta recomposición de los ingresos. Por eso, desde el punto de vista de la estrategia electoral, la apuesta oficial a bajar rápido la inflación, es racional. El otro camino que intentará el Gobierno para ganar votos entre los indecisos es el de alimentar expectativas favorables, alertar sobre los riesgos de un retorno al pasado más allá de los indicadores actuales.
También se observa la dificultad de trasladar la buena imagen de un gobernante y de su gestión a lista de candidatos que apoya. La evaluación positiva del gobierno de María Eugenia Vidal es de 48%, muy por encima de la intención de votos de los candidatos de Cambiemos. Por otra parte, la resolución de los problemas que afectan al votante bonaerense – en particular al del GBA– está lejos del gobierno de la provincia. Las cuestiones que más influyen a la hora de determinar el voto son la inflación, el nivel de actividad y el empleo, son competencia de la Casa Rosada. Por eso, como lo muestra la encuesta, la intención de voto a Cambiemos en Buenos Aires guarda mucha más relación con la evaluación del gobierno de Macri que con el de Vidal.
Los márgenes para que este escenario electoral cambie son acotados. La economía tendría un papel neutral que le permitiría a Cambiemos sostener la coalición social que lo apoyó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2015 pero sin avanzar mucho más. En el terreno estrictamente electoral, el interrogante que queda por resolver es el de la candidatura de Cristina. Pero más allá del ruido que su decisión produzca, según este sondeo, no alterará significativamente el resultado electoral que, aún siendo ajustado, sería favorable al Gobierno.
De la lectura de la encuesta sobre intención de voto e imagen de los gobiernos nacional y provincial, que realizó la consultora M & R de Gustavo Maragoni y Fabio Rodríguez junto a Query Argentina surgen varias conclusiones:
Las preferencias electorales se mantienen bastante estables. Cambiemos obtendría el mismo porcentaje de votos que reunió Mauricio Macri en la primera vuelta de las presidenciales de 2015. Y la suma de la intención de voto al FpV y al peronismo no K es similar al porcentaje logrado en esa instancia por Daniel Scioli. Sergio Massa, como en aquella oportunidad, queda tercero sin competir por los dos primeros lugares. Pero para sorpresa de muchos, Massa sigue vigente con un nivel de apoyo interesante.
El peronismo no K existe a nivel de dirigentes pero tiene escaso arraigo social. El electorado peronista, en su inmensa mayoría, rescata la figura de Cristina Fernández. Hay muchas figuras peronistas que son críticas del kirchnerismo, o al menos lo consideran parte del pasado, pero la encuesta demuestra que no tienen un gran caudal de votos.
Cristina obtendría más votos que cualquier otro candidato de su espacio. Si la oferta electoral del kirchnerismo la encabezaran Verónica Magario y Martín Insaurralde, obtendrían menos apoyo y permitirían cierto crecimiento de un peronismo no K liderado por Florencio Randazzo. Curiosamente, la intención de votos a Massa sería la misma en cualquiera de los dos escenarios. Y un interrogante que queda abierto es el del respaldo electoral que tendría una lista unificada del peronismo como pretende la mayoría de los intendentes.
Tanto entre los votantes de Cambiemos con en los del FpV predomina la decisión de no atar su decisión a los avatares económicos. Aunque la economía mejore, los kirchneristas no votarán al oficialismo, y aún cuando empeore, los macristas mantendrán su voto. Pero los potenciales votantes de otros espacios y sobre todo los indecisos, son propensos a modificar su actual preferencia electoral, o a definirla si aún no la tienen, en función de la marcha de la economía. De todas maneras, son limitadas las mejoras económicas que pueden producirse antes de las primarias y que sean percibidas por la sociedad. No será el caso del nivel de actividad o de la creación de empleo, que aún mostrando una evolución favorable, ya no hay tiempo para que el votante las note. Eso sí puede ocurrir con la tasa de inflación que mostrará una tendencia descendentes en los próximos meses y ayudará a cierta recomposición de los ingresos. Por eso, desde el punto de vista de la estrategia electoral, la apuesta oficial a bajar rápido la inflación, es racional. El otro camino que intentará el Gobierno para ganar votos entre los indecisos es el de alimentar expectativas favorables, alertar sobre los riesgos de un retorno al pasado más allá de los indicadores actuales.
También se observa la dificultad de trasladar la buena imagen de un gobernante y de su gestión a lista de candidatos que apoya. La evaluación positiva del gobierno de María Eugenia Vidal es de 48%, muy por encima de la intención de votos de los candidatos de Cambiemos. Por otra parte, la resolución de los problemas que afectan al votante bonaerense – en particular al del GBA– está lejos del gobierno de la provincia. Las cuestiones que más influyen a la hora de determinar el voto son la inflación, el nivel de actividad y el empleo, son competencia de la Casa Rosada. Por eso, como lo muestra la encuesta, la intención de voto a Cambiemos en Buenos Aires guarda mucha más relación con la evaluación del gobierno de Macri que con el de Vidal.
Los márgenes para que este escenario electoral cambie son acotados. La economía tendría un papel neutral que le permitiría a Cambiemos sostener la coalición social que lo apoyó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2015 pero sin avanzar mucho más. En el terreno estrictamente electoral, el interrogante que queda por resolver es el de la candidatura de Cristina. Pero más allá del ruido que su decisión produzca, según este sondeo, no alterará significativamente el resultado electoral que, aún siendo ajustado, sería favorable al Gobierno.