Si fuera un programa de la década kirchnerista, quizás se hubiera llamado “Plan Aguante”. Pero en años de macrismo se lo podría denominar “Plan Antiturbulencia”. Es que el segundo semestre de este año será, para la Casa Rosada, un tránsito muy complejo hacia las elecciones 2019. Como pocas veces, en las más altas cumbres del poder se admite que vienen épocas de ajuste, lejos del optimismo que solía impregnarse desde el jefe de Gabinete, Marcos Peña, gran parte de los funcionarios de Balcarce 50, hasta el propio presidente Mauricio Macri.
“Vamos a administrar la escasez”, suelta sin rodeos uno de los funcionarios más poderosos del gobierno nacional. Hoy, gran parte del programa económico está enfocada en volver a la estabilidad cambiaria e intentar retomar un camino de certidumbre ante el mercado y los inversores.
“Hay volatilidad en el mundo, y va a seguir la fragilidad, somos el país emergente más volátil, hay que acostumbrarse a eso”, agrega la misma fuente. En el oficialismo aseguran que “no hay otro camino” y que ya no hay nadie que niegue que existe “una situación compleja” para el segundo semestre. Pero con una salvedad: afirman que es distinto a 2016 ya que el primer cuatrimestre mostró crecimiento económico, sin embargo no había existido una devaluación ni corrida cambiaria.
“Nuestra agenda va a ser pragmática en lo económico, en cuanto podamos queremos estabilizarnos y bajar las tasas de interés”, apunta uno de los cerebros de la Rosada. Afirma, además, que continuarán los planes apuntalando el consumo, desde el Ahora 12 hasta Precios Cuidados, y que todos los cañones apuntan a la discusión del Presupuesto 2019 para seguir bajando el déficit fiscal.
En segundo lugar, el “Plan Aguante” supone regularizar en estos meses los pagos a los proveedores de obra pública. Según fuentes oficiales, hay retrasos de 60 a 90 días en los desembolsos a constructores y empresas que realizan obras en todo el país. Esto afecta también a muchas provincias.
La tercera pata tiene que ver con las pymes. El Gobierno trabaja en un proyecto de ley al respecto con la marca del flamante ministro de la Producción, Dante Sica, quien el viernes estuvo reunido con la gobernadora María Eugenia Vidal y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires. Una foto impensada cuando estaba Francisco “Pancho” Cabrera a cargo del área.
Además, Sica trabaja en un conjunto de medidas vinculadas a las economías regionales y a sectores industriales.
Todo bajo el manto de un conflicto que se incrementará en los próximos meses: la reapertura inexorable de paritarias que quedaron entre diez y quince puntos por debajo de la inflación. La tirantez con los sindicatos será otro capítulo.
Mientras tanto, Macri por ahora sigue descartando más cambios de gabinete. En su entorno no son pocos los que creen que habrá más. Por el momento el Presidente puso en revisión lo “micro”: el trabajo intraministerios de todas las áreas. “Vamos a ver la evolución de los cambios”, concluyen cerca del jefe de Estado.
“Vamos a administrar la escasez”, suelta sin rodeos uno de los funcionarios más poderosos del gobierno nacional. Hoy, gran parte del programa económico está enfocada en volver a la estabilidad cambiaria e intentar retomar un camino de certidumbre ante el mercado y los inversores.
“Hay volatilidad en el mundo, y va a seguir la fragilidad, somos el país emergente más volátil, hay que acostumbrarse a eso”, agrega la misma fuente. En el oficialismo aseguran que “no hay otro camino” y que ya no hay nadie que niegue que existe “una situación compleja” para el segundo semestre. Pero con una salvedad: afirman que es distinto a 2016 ya que el primer cuatrimestre mostró crecimiento económico, sin embargo no había existido una devaluación ni corrida cambiaria.
“Nuestra agenda va a ser pragmática en lo económico, en cuanto podamos queremos estabilizarnos y bajar las tasas de interés”, apunta uno de los cerebros de la Rosada. Afirma, además, que continuarán los planes apuntalando el consumo, desde el Ahora 12 hasta Precios Cuidados, y que todos los cañones apuntan a la discusión del Presupuesto 2019 para seguir bajando el déficit fiscal.
En segundo lugar, el “Plan Aguante” supone regularizar en estos meses los pagos a los proveedores de obra pública. Según fuentes oficiales, hay retrasos de 60 a 90 días en los desembolsos a constructores y empresas que realizan obras en todo el país. Esto afecta también a muchas provincias.
La tercera pata tiene que ver con las pymes. El Gobierno trabaja en un proyecto de ley al respecto con la marca del flamante ministro de la Producción, Dante Sica, quien el viernes estuvo reunido con la gobernadora María Eugenia Vidal y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires. Una foto impensada cuando estaba Francisco “Pancho” Cabrera a cargo del área.
Además, Sica trabaja en un conjunto de medidas vinculadas a las economías regionales y a sectores industriales.
Todo bajo el manto de un conflicto que se incrementará en los próximos meses: la reapertura inexorable de paritarias que quedaron entre diez y quince puntos por debajo de la inflación. La tirantez con los sindicatos será otro capítulo.
Mientras tanto, Macri por ahora sigue descartando más cambios de gabinete. En su entorno no son pocos los que creen que habrá más. Por el momento el Presidente puso en revisión lo “micro”: el trabajo intraministerios de todas las áreas. “Vamos a ver la evolución de los cambios”, concluyen cerca del jefe de Estado.