28 de Diciembre de 2014
Opinión
Creo que el 2014 será recordado como el año de mayor embestida corporativa al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, solamente comparable a la ventana de tiempo que va desde la 125 a las elecciones de 2009. Aquella presión corporativa (la de 2008 y 2009) tuvo el objetivo de condicionar desde sus inicios el rumbo de la gestión de gobierno de Cristina. En cambio, la presión soportada este año, apuntó a modelar –a la medida de las corporaciones– la forma en que Cristina deje la presidencia el 10 de diciembre de 2015, imposibilitada por la Constitución Nacional para presentarse por otro período. Los planes de ajustes que algunos candidatos deslizan por lo bajo y el protagonismo que las corporaciones desean recuperar el 10 de diciembre de 2015 requieren como condiciones necesarias tres elementos: un liderazgo de Cristina en crisis; un país debilitado en sus objetivos estratégicos, y un pueblo argentino con la autoestima baja. Ese escenario se dedicaron a construir, sin éxito, en el 2014.
En primer lugar, las corporaciones buscaron condicionar al gobierno nacional para que tome decisiones que vayan en sentido contrario de sus históricos posicionamientos, de manera tal que Cristina entre en contradicción con su base social de apoyo. No lo lograron: la Presidenta nunca tomó decisiones que vayan en contra del proyecto de país que siempre defendió. Por eso termina el año con un liderazgo social y político robusto y consolidado, reconocido por propios y extraños. Los grupos de poder presionaron también para que el país se pierda en un laberinto de cortoplacismo permanente, abandonando los grandes objetivos nacionales y resignándose a tener una mirada de futuro estratégico. Aquí también fallaron: el país, a pesar de las dificultades de este año, no perdió su horizonte de mediano y largo plazo, expresado en políticas de inclusión social, de crecimiento económico y de desarrollo científico y tecnológico que, si bien se construyen en el día a día, requieren años para su concreción definitiva. En tercer término, las corporaciones buscaron en el año que terminamos limar sistemáticamente el ánimo de los argentinos, reduciendo sus aspiraciones y bajando nuestra autoestima como pueblo. Operaron día a día, con los medios de comunicación y la dirigencia opositora, valiéndose de toda circunstancia. Pero tampoco lo lograron: los argentinos estamos terminando el año con expectativas fundadas en una recuperación económica que permita tener un 2015 mucho mejor que el año que terminamos. Una vez más, las corporaciones no pudieron
Buenos motivos para recordar el 2014. Vale la pena observar cómo la desmesura en la cobertura mediática de determinadas situaciones que operan negativamente sobre el gobierno nacional se complementa con una minimización de todo hecho positivo. El bombardeo mediático nos puede hacer perder la perspectiva. Por el contrario de lo que muchos opinólogos de ocasión expresan por estas horas, el 2014 fue un año intenso, donde el gobierno de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner impulsó debates y medidas de gobierno que trascenderán largamente el límite del calendario. Les propongo recordar las 10 acciones que, a mi criterio, mejor expresan los logros de este año que terminamos.
1. Pusimos en marcha el plan “Progresar”, un nuevo derecho que tienen los jóvenes entre los 18 y 24 años que no trabajan, trabajan informalmente o tienen un salario menor al mínimo vital y móvil.
2. La Argentina puso en órbita el primer satélite íntegramente nacional, resultado concreto de la creación de la empresa AR-SAT en el año 2006. Así nuestro país entró en el selecto grupo de ocho países con potencialidades para la fabricación de satélites.
3. Lanzamos una nueva moratoria previsional que ya beneficia a unos 140 mil adultos mayores. Con este nuevo paso nos acercamos al objetivo trazado: que el 100 % de los adultos mayores en la Argentina tengan cobertura previsional.
4. Desde su creación a comienzos de 2010, entregamos 4,7 millones de netbooks en el marco del plan “Conectar Igualdad” incluyendo alumnos de escuelas secundarias, institutos de formación docente, escuelas de educación especial y, desde este año, a todos los alumnos de los liceos militares.
5. Empezamos a ver los primeros resultados de la política de recuperación del sistema ferroviario. Hoy podemos ver cómo las nuevas unidades empiezan a mejorar el transporte de pasajeros en el área metropolitana y se recuperan servicios fundamentales como Buenos Aires-Mar del Plata o Rosario-Buenos Aires. Al mismo tiempo avanzan obras de restauración de vías del transporte de cargas que, a su vez, impulsan proyectos como los de producción de vagones tolva en Fabricaciones Militares.
6. Reformamos y unificamos los códigos Civil y Comercial, avanzando en nuevos derechos fundamentales para los argentinos. La norma sancionada fue el resultado de un profundo trabajo de expertos y de una discusión muy participativa a lo largo y ancho del país.
7. Pusimos en marcha “Precios cuidados” que, junto a la ley sancionada que crea un nuevo fuero especializado, tiende a un mayor compromiso de los usuarios y consumidores en el control de las empresas productoras y comercializadoras de bienes y servicios.
8. Reformamos el Código Procesal Penal, apuntando a una mayor celeridad y simplificación de los trámites. Esta reforma fue varias veces prometida desde la recuperación de la democracia, pero recién este año, con este gobierno, pudimos avanzar.
9. Hace muy pocos días inauguramos en Timbúes la central térmica Vuelta de Obligado, con un aporte de potencia al sistema de 540 megavatios que se elevará a 810 MW a mitad del próximo año, cuando se termine el “ciclo combinado”. Parece mentira, pero es la central eléctrica número 26 inaugurada desde el 25 de mayo de 2003.
10. Como ministro de Defensa no puedo dejar de mencionar que este año también será recordado por la recuperación de capacidades del astillero Tandanor para reparar submarinos; por los avances en la integración entre nuestra Fadea (Fábrica Argentina de Aviones) y la brasileña Embraer para la producción de los KC-390; por la instalación de un nuevo radar de defensa en Las Lomitas (Formosa) fabricado junto a la empresa Invap; y la apertura en Jáchal de una nueva planta de Fabricaciones Militares.
Como vemos, tuvimos un año muy intenso en logros y debates, con una Presidenta que mantiene un liderazgo social y político indiscutido y que trasciende, incluso, los límites de nuestra Patria.
Mirando el 2015 . Con este rumbo, los argentinos tenemos la enorme oportunidad de encaminarnos hacia un país con niveles de soberanía que no teníamos desde el primer peronismo. Eso es, ni más ni menos, lo que está en juego en las próximas elecciones presidenciales: seguir consolidando un país soberano, que crezca económicamente e incluya socialmente, a partir del trabajo y el desarrollo científico y tecnológico.
Estoy convencido de que los argentinos tendremos un 2015 mucho mejor que el año que terminamos. Y este optimismo que tengo respecto del desarrollo de la Argentina en el mediano y largo plazo también lo traslado a lo político: 2015 será el año en que los argentinos reelegirán este proyecto que, como vengo diciendo hace tiempo, ha dejado de ser un proyecto de país para ser un proyecto de vida. En noviembre de 2013 dije que se equivocaban los que “planificaban un futuro sin el liderazgo de Cristina”. Hoy eso nadie lo discute. En mayo de 2014 dije “no hay fin de ciclo”. Muchos me miraban de reojo, hoy ya cambiaron de opinión. En septiembre dije: “Vamos a ganar las elecciones del 2015” y muchos me criticaron por exceso de optimismo. Hoy digo: el 10 de diciembre de 2015, la compañera Cristina Fernández de Kirchner, que seguirá liderando nuestro espacio político, va a ponerle la banda de presidente a un compañero que garantice todo lo hecho desde el 25 de mayo de 2003 y profundice las políticas que nos lleven definitivamente a una Argentina justa, libre y soberana. Estoy seguro de que no voy a equivocarme.