En el Gobierno se sienten usados por Stolbizer

“Si seguimos levantándole el precio a Margarita, cuando nos demos cuenta va a medir 20 puntos y ya no la vamos a poder controlar”. En una de las últimas reuniones de la mesa chica del Gobierno, el zigzag de Margarita Stolbizer fue eje de debate. La frase retumbó fuerte y dejó en silencio, incluso, a quienes ven con buenos ojos la estrategia de impulsar en el escenario político a la líder del GEN para dividir más a la oposición. La postal que dejó el desembarco de Stolbizer en el Congreso del Frente Renovador, un día después de visitar al Presidente en la Quinta de Olivos, agitó un poco más la discusión.
El camino oscilante que adoptó Stolbizer en su relación con el Gobierno contrasta con el excelente vínculo que tiene Stolbizer con la gobernadora María Eugenia Vidal. Hablan todas las semanas y se ven en privado, sin prensa ni terceros, cada diez días.
Tan buena sintonía tienen que cuentan que, a sabiendas del revuelo que iba a generar su encuentro con el tigrense, Stolbizer se ocupó de hacerle llegar una explicación a Vidal a través del diputado provincial Marcelo “Oso” Díaz. “No fue una jugada calculada, le había dicho que sí a Sergio antes que la llamara Macri”, fue el mensaje. Vidal le creyó y ayer asistió junto al ministro de Gobierno Federico Salvai a la presentación de su libro, “Yo acuso” En la Casa Rosada, en cambio, no convenció esa explicación. “Nos está usando muy bien. Pero ojo que a Massa también”, apuntaron. Pero lejos de enfrentarla, aseguran que continuarán por el mismo camino. “A veces se va a mostrar con nosotros, porque se va a seguir dialogan mucho con ella, y otras con Massa. Pero no va a definir hasta último momento. Sabe que todavía no le sirve”, dicen.
Aunque, en un intento por desdramatizar, distintas voces consultadas por este diario se encargaron de remarcar que en las últimas elecciones Stolbizer “sacó apenas un dos por ciento” de los votos, qué hacer con Margarita ya se sumó al menú de incógnitas que tiene el Gobierno de cara a 2017. Es que el coqueteo con Sergio Massa y la dosis de equilibrio, entre sus críticas al Gobierno y su cruzada contra el kirchnerismo por la corrupción, le permitieron posicionarse en las encuestas. Es cierto y lo advierten todos los consultores: no siempre la imagen positiva se convierte en votos. Pero sí alcanza para encender las alarmas en el resto de los competidores.

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