La alta inflación que los consumidores padecen en cada visita al supermercado hace que, en un país como la Argentina, comprar comida y guardarla pueda considerarse una inversión. Y una inversión bastante rentable. A tal punto que, en el último año, la práctica de llenar las alacenas con productos como aceite, azúcar o leche en polvo generó ganancias hasta tres veces mayores que las de «refugios» clásicos como el dólar o el plazo fijo.
Sucede que, quien compró dólares hace 12 meses, vio crecer su inversión sólo un 20%, que es lo que avanzó la cotización en ese lapso. Similar, quien fue depositando la plata a plazo fijo logró ampliar su ahorro en sólo un 19%. Pero el que hace un año usó su dinero para «stockearse» de distintos alimentos y bebidas no perecederos posee ahora en su hogar bienes cuyo precio se elevó en las góndolas hasta un 80%.
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Comer sano le cuesta a una familia $ 11.500 al mes, el doble que la canasta básica oficial
Registros de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad, actualizados a julio, revelan por ejemplo que el azúcar blanca acumula un alza interanual del 50,5%, al haber pasado la bolsa de kilo de $ 12,10 a $ 18,21. Las botellas de litro y medio de aceite de girasol, en tanto, aumentaron un 35,8% anual y acumulan un alza del 66,2% en sólo 13 meses, tras haber saltado cada una de $ 37,90 a $ 51,46.
De la misma manera, quien invirtió en bolsas de leche en polvo y las almacenó durante un año para consumir o revender ahora obtuvo una ganancia del 32,1%, al apreciarse cada una de $ 57,41 a $ 75,84. Con paquetes de 120 gramos de queso rallado la utilidad fue del 40,5% anual, con café molido rondó el 32,5% y más aún con paquetes de sal, tanto fina (39,5%) como gruesa (44,1%).
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La canasta de alimentos subió 10,5% en el año
Según el relevamiento oficial, la inflación general del último año acumuló un 22,9% y hay muchos otros alimentos que subieron bastante por encima de ese promedio, incrementando el poder adquisitivo de quien apostó a «stockearlos». Otros ejemplos fueron el dulce de membrillo (30,4%), el dulce de batata (28,9%), el arroz blanco simple (25,6%) y bebidas como el agua mineral (29,1%), el agua saborizada (27,7%) y las gaseosas de cola (26,5%).
Aunque entre las bebidas las «inversiones estrellas» fueron sin dudas las alcohólicas, que se apreciaron un 46,4% en promedio, con casos muy llamativos como el del vino tinto, cuyo precio saltó un 80,2%. Para graficarlo, quien hace un año contaba con $ 1.000 disponibles y los invirtió en comprar dólares logró ampliar su capital a $ 1.200. Pero si los usó para «stockear» vino y conservarlo, su ahorro hoy ya asciende a más de $ 1.800.
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Aumentó 8% la cantidad de hogares que compra en cadenas mayoristas
Las comparaciones están calculadas con precios de comercios minoristas. Pero la rentabilidad de esta inversión no tradicional resulta aún mayor cuando la gente compra los productos no perecederos en supermercados mayoristas, llevándolos por bulto a precios en promedio 20% más bajos.
Casualidad o no, las visitas familiares a estos negocios no pararon de crecer en los últimos años. Según datos de la consultora Nielsen, un 30% de los hogares de la zona metropolitana ya realiza compras al por mayor, un 8% más que un año atrás. Y los productos que más se adquieren son alimentos básicos.
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