Para el Gobierno, el Ejecutivo está siendo víctima de un «golpe financiero similar al que Cristina de Kirchner sufrió luego de la victoria de octubre de 2011». Según fuentes oficiales, «actuaremos en consecuencia». Sin embargo, en paralelo, ayer por primera vez se reconoció en Olivos que hay fuertes inconsistencias macroeconómicas en el modelo que deben ser subsanadas. Esto incluye una corrección importante al alza del tipo de cambio oficial y una disminución del nivel de monetización y de gasto público.
«Las modificaciones se harán, pero en el mediano plazo. Ahora hay que enfrentar el golpe», aseguraban anoche a este diario altas fuentes del Gobierno, que ayer discutían en Olivos hasta tarde el duro día financiero que se vivió en los mercados. Hasta allí llegaron la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont; el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el viceministro, Axel Kicillof. Vía telefónica intervino, por momentos, especialmente cuando se hablaba de los sojeros, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
La coincidencia de todos los funcionarios que circularon por la quinta presidencial, donde se hicieron los encuentros de ayer ya que la jefa de Estado decidió trabajar allí luego de su vuelta de Roma, es que el alza del dólar «blue» era injustificable y «fruto de especuladores que buscan una megadevaluación». Para el oficialismo, éstos tienen nombre y apellido: los productores sojeros que sostienen sin liquidar y almacenada en silos y silobolsas la producción, que para los cálculos oficiales llegaría a los u$s 4.000 millones. Otras fuentes privadas hablan de u$s 3.000 millones. El Gobierno apunta directamente a estos sectores y también a grupos financieros amigos (algunos de ellos en otros momentos cercanos al oficialismo), que en los últimos días habrían fogoneado la suba del «blue» y rumores megadevaluatorios. «No puede ser que un mercado marginal de menos de 30 millones nos maneje las expectativas económicas; hay que terminar con esto», aseguraba ayer uno de los funcionarios que trabajan sobre la forma de enfrentar una especie de «batalla final» sobre los altos especuladores en el mercado ilegal.
Según la tesis de Olivos, las medidas de la AFIP de ampliación y generalización a todas las operaciones turísticas al exterior del recargo del 20% fue la «excusa que eligieron los sojeros y sus bancos aliados para generar la presión sobre el dólar de las últimas 48 horas». La interpretación oficial compara la situación del martes y el miércoles con la de los días posteriores a la elección de Cristina de Kirchner de octubre de 2011, donde para el Gobierno se vivieron presiones sobre el dólar para que la reelecta presidente devalúe el peso. Esos fueron días importantes para el Ejecutivo. Se decidió en esas jornadas dejar de lado el plan económico financiero que habían elaborado Amado Boudou-Hernán Lorenzino-Juan Carlos Pezoa y Roberto Feletti (el equipo saliente), de reducir el déficit fiscal, comenzar un proceso de devaluación controlada y sondear la posibilidad de tomar deuda externa para recuperar reservas. Cuando desde Olivos se interpretó que en aquel octubre lo que se vivía era un «golpe de Estado financiero para una megadevaluación que beneficie a los sojeros», el plan viró y comenzó a idearse el cepo cambiario y la aparición de un dólar «blue» separado del oficial, que tras varias medidas de profundización, es lo que rige hasta hoy.
Según lo que se discutió anoche en Olivos, en medio de un marcado malhumor presidencial, es que se necesitan cambios profundos, pero que no son éstos los días para ejecutarlos.
Sólo hubo un momento para las sonrisas presidenciales: cuando le hablaron sobre los rumores del mercado sobre cambios en el equipo económico y en el Banco Central.
Antes, comenzando desde hoy, se deberá enfrentar «el golpe actual con todas las armas que estén a disposición». Esto incluye una doble vía: el mercado financiero y la soja resguardada.
Mientras tanto se preparan medidas concretas para el mediano plazo. Una de ellas es la revalorización paulatina del tipo de cambio oficial, hoy en los 5,105 pesos por dólar, un valor considerado más que bajo para todos los interlocutores importantes del oficialismo. La idea es ir recuperando valor, pero con un mercado «blue» controlado, intentando acercar la brecha que ayer llegó a un escandaloso 72%.
Para esto se requerirían dos avances profundos, que implican cambios radicales en la visión oficial sostenida hasta el momento. Se deberá controlar la emisión monetaria y, en relación con esto, buscar la reducción de ciertos aspectos del gasto público, como los subsidios. El viceministro Axel Kicillof deberá trabajar sobre el tema con cierta velocidad.
Se discutía también ayer en Olivos continuar y profundizar los estímulos a la demanda vigentes hoy para sostener parte del consumo. Aquí el Gobierno está dividido. Un sector asegura que este tipo de medidas son indispensables, más en un año electoral; y, en consecuencia, deben sostenerse. Otro sector aseguraba ayer que mantener estas políticas es hoy inflacionario, más en un momento de problemas de reservas y emisión monetaria.
Antes de la aplicación de cualquier medida profunda sobre el modelo económico, el Gobierno esperará el desenlace del juicio en la Cámara de Apelaciones de Nueva York, luego de la oferta a los holdouts que el equipo de Lorenzino está preparando para presentar antes del 29 de marzo.
«Las modificaciones se harán, pero en el mediano plazo. Ahora hay que enfrentar el golpe», aseguraban anoche a este diario altas fuentes del Gobierno, que ayer discutían en Olivos hasta tarde el duro día financiero que se vivió en los mercados. Hasta allí llegaron la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont; el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el viceministro, Axel Kicillof. Vía telefónica intervino, por momentos, especialmente cuando se hablaba de los sojeros, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
La coincidencia de todos los funcionarios que circularon por la quinta presidencial, donde se hicieron los encuentros de ayer ya que la jefa de Estado decidió trabajar allí luego de su vuelta de Roma, es que el alza del dólar «blue» era injustificable y «fruto de especuladores que buscan una megadevaluación». Para el oficialismo, éstos tienen nombre y apellido: los productores sojeros que sostienen sin liquidar y almacenada en silos y silobolsas la producción, que para los cálculos oficiales llegaría a los u$s 4.000 millones. Otras fuentes privadas hablan de u$s 3.000 millones. El Gobierno apunta directamente a estos sectores y también a grupos financieros amigos (algunos de ellos en otros momentos cercanos al oficialismo), que en los últimos días habrían fogoneado la suba del «blue» y rumores megadevaluatorios. «No puede ser que un mercado marginal de menos de 30 millones nos maneje las expectativas económicas; hay que terminar con esto», aseguraba ayer uno de los funcionarios que trabajan sobre la forma de enfrentar una especie de «batalla final» sobre los altos especuladores en el mercado ilegal.
Según la tesis de Olivos, las medidas de la AFIP de ampliación y generalización a todas las operaciones turísticas al exterior del recargo del 20% fue la «excusa que eligieron los sojeros y sus bancos aliados para generar la presión sobre el dólar de las últimas 48 horas». La interpretación oficial compara la situación del martes y el miércoles con la de los días posteriores a la elección de Cristina de Kirchner de octubre de 2011, donde para el Gobierno se vivieron presiones sobre el dólar para que la reelecta presidente devalúe el peso. Esos fueron días importantes para el Ejecutivo. Se decidió en esas jornadas dejar de lado el plan económico financiero que habían elaborado Amado Boudou-Hernán Lorenzino-Juan Carlos Pezoa y Roberto Feletti (el equipo saliente), de reducir el déficit fiscal, comenzar un proceso de devaluación controlada y sondear la posibilidad de tomar deuda externa para recuperar reservas. Cuando desde Olivos se interpretó que en aquel octubre lo que se vivía era un «golpe de Estado financiero para una megadevaluación que beneficie a los sojeros», el plan viró y comenzó a idearse el cepo cambiario y la aparición de un dólar «blue» separado del oficial, que tras varias medidas de profundización, es lo que rige hasta hoy.
Según lo que se discutió anoche en Olivos, en medio de un marcado malhumor presidencial, es que se necesitan cambios profundos, pero que no son éstos los días para ejecutarlos.
Sólo hubo un momento para las sonrisas presidenciales: cuando le hablaron sobre los rumores del mercado sobre cambios en el equipo económico y en el Banco Central.
Antes, comenzando desde hoy, se deberá enfrentar «el golpe actual con todas las armas que estén a disposición». Esto incluye una doble vía: el mercado financiero y la soja resguardada.
Mientras tanto se preparan medidas concretas para el mediano plazo. Una de ellas es la revalorización paulatina del tipo de cambio oficial, hoy en los 5,105 pesos por dólar, un valor considerado más que bajo para todos los interlocutores importantes del oficialismo. La idea es ir recuperando valor, pero con un mercado «blue» controlado, intentando acercar la brecha que ayer llegó a un escandaloso 72%.
Para esto se requerirían dos avances profundos, que implican cambios radicales en la visión oficial sostenida hasta el momento. Se deberá controlar la emisión monetaria y, en relación con esto, buscar la reducción de ciertos aspectos del gasto público, como los subsidios. El viceministro Axel Kicillof deberá trabajar sobre el tema con cierta velocidad.
Se discutía también ayer en Olivos continuar y profundizar los estímulos a la demanda vigentes hoy para sostener parte del consumo. Aquí el Gobierno está dividido. Un sector asegura que este tipo de medidas son indispensables, más en un año electoral; y, en consecuencia, deben sostenerse. Otro sector aseguraba ayer que mantener estas políticas es hoy inflacionario, más en un momento de problemas de reservas y emisión monetaria.
Antes de la aplicación de cualquier medida profunda sobre el modelo económico, el Gobierno esperará el desenlace del juicio en la Cámara de Apelaciones de Nueva York, luego de la oferta a los holdouts que el equipo de Lorenzino está preparando para presentar antes del 29 de marzo.
estamos en el tirar la leche o las manzanas para provocar aumento de ganancias…ni hablar de patriotismo.