Quienes visitaron a Cristina Kirchner en los últimos meses aseguran que hizo un giro radical en su postura de alianzas. A los que antes rechazaba, ahora los quiere cerca. Se le escuchó reconocer que el kirchnerismo en soledad es insuficiente para ganar las elecciones de este año. Y que busca un peronismo unido.
En su búsqueda de fortalezas, también trabaja en acercar al sindicalismo.
Con ese objetivo, antes de fin de año se reunió con el jefe de Smata (mecánicos), Ricardo Pignanelli.
Poco antes mantuvo encuentros con los integrantes de la Corriente Federal de la CGT, entre los que se encuentra Sergio Palazzo, de La Bancaria. Y hace una semana recibió al líder de los porteros, Víctor Santa María. Algunos de esos encuentros fueron en su casa de Río Gallegos, otros en Buenos Aires.
El acercamiento con Pignanelli no es un dato menor: el sindicalista fue uno de los artífices de la ruptura del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados. El jefe del nuevo bloque justicialista, Oscar Romero, pertenece a su gremio. Aunque en el pasado tuvo una buena relación con la ex presidenta, hasta ahora se lo ligaba a los sectores del peronismo más allegados al Gobierno.
Sin embargo, con el líder de los metalúrgicos y varios de sus compañeros mantuvo una reunión larga, en la que repasaron presente y futuro del peronismo, y también del sindicalismo. “Ella apuesta a la unidad del movimiento obrero”, confió un colaborador de CFK.
Pignanelli le contó cómo estaba el rubro metalúrgico. Le dijo que, si bien durante la última etapa del kirchnerismo habían tenido problemas, la crisis se había profundizado en el primer año de gobierno macrista. Durante la charla le comentó que de las 700 mil unidades vendidas, menos de la mitad habían sido fabricadas en Argentina. El sindicalista salió de ese cónclave convencido de que ella no tiene la voluntad de ser candidata. Pero otros que se reunieron con la ex presidenta se llevaron distinta impresión.
Víctor Santa María dialogó con ella del futuro del peronismo porteño. Pero también de la situación social y política del país. “Tiene voluntad de conducción”, confió un gremialista cercano a Santa María. A dos que le preguntaron si va a ser candidata por la provincia de Buenos Aires no les respondió con un no tajante. “Dice que hay que analizar cómo está la situación del país a mediados del año y si hay una unidad fuerte del peronismo”, precisó uno de los dirigentes que charló con ella.
A los sindicalistas de la Corriente Federal les reveló el plan de unir a las centrales obreras regionales, como la de Mendoza, o la
CGT San Lorenzo, que la respaldan, para convencer a las bases de resistir al modelo macrista. Dato: el jueves, en su cuenta de Facebook, la ex presidenta replicó una carta de la Corriente Federal que advierte: “Si no cambia la política económica, la Argentina quiebra”. Y que dice, entre otras cosas, que con despidos no hay diálogo.
Muy metida en el armado político electoral del peronismo, Cristina Kirchner apuesta a consolidar aquel encuentro del Congreso del PJ bonaerense, que unió a La Cámpora con el peronismo ortodoxo.
En su búsqueda de fortalezas, también trabaja en acercar al sindicalismo.
Con ese objetivo, antes de fin de año se reunió con el jefe de Smata (mecánicos), Ricardo Pignanelli.
Poco antes mantuvo encuentros con los integrantes de la Corriente Federal de la CGT, entre los que se encuentra Sergio Palazzo, de La Bancaria. Y hace una semana recibió al líder de los porteros, Víctor Santa María. Algunos de esos encuentros fueron en su casa de Río Gallegos, otros en Buenos Aires.
El acercamiento con Pignanelli no es un dato menor: el sindicalista fue uno de los artífices de la ruptura del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados. El jefe del nuevo bloque justicialista, Oscar Romero, pertenece a su gremio. Aunque en el pasado tuvo una buena relación con la ex presidenta, hasta ahora se lo ligaba a los sectores del peronismo más allegados al Gobierno.
Sin embargo, con el líder de los metalúrgicos y varios de sus compañeros mantuvo una reunión larga, en la que repasaron presente y futuro del peronismo, y también del sindicalismo. “Ella apuesta a la unidad del movimiento obrero”, confió un colaborador de CFK.
Pignanelli le contó cómo estaba el rubro metalúrgico. Le dijo que, si bien durante la última etapa del kirchnerismo habían tenido problemas, la crisis se había profundizado en el primer año de gobierno macrista. Durante la charla le comentó que de las 700 mil unidades vendidas, menos de la mitad habían sido fabricadas en Argentina. El sindicalista salió de ese cónclave convencido de que ella no tiene la voluntad de ser candidata. Pero otros que se reunieron con la ex presidenta se llevaron distinta impresión.
Víctor Santa María dialogó con ella del futuro del peronismo porteño. Pero también de la situación social y política del país. “Tiene voluntad de conducción”, confió un gremialista cercano a Santa María. A dos que le preguntaron si va a ser candidata por la provincia de Buenos Aires no les respondió con un no tajante. “Dice que hay que analizar cómo está la situación del país a mediados del año y si hay una unidad fuerte del peronismo”, precisó uno de los dirigentes que charló con ella.
A los sindicalistas de la Corriente Federal les reveló el plan de unir a las centrales obreras regionales, como la de Mendoza, o la
CGT San Lorenzo, que la respaldan, para convencer a las bases de resistir al modelo macrista. Dato: el jueves, en su cuenta de Facebook, la ex presidenta replicó una carta de la Corriente Federal que advierte: “Si no cambia la política económica, la Argentina quiebra”. Y que dice, entre otras cosas, que con despidos no hay diálogo.
Muy metida en el armado político electoral del peronismo, Cristina Kirchner apuesta a consolidar aquel encuentro del Congreso del PJ bonaerense, que unió a La Cámpora con el peronismo ortodoxo.