Por Javier Calvo
14/04/12 – 10:44
A esta altura, el jefe de Gobierno de la Ciudad ya no sorprende mucho con sus visibles ausencias en momentos difíciles. Y si el ejemplo no viene de arriba, es difícil que se derrame hacia abajo.
Durante el semitornado que azotó al área metropolitana la semana pasada, Mauricio Macri estaba descansando en San Martín de los Andes, su jefe de Gabinete en Miami y su ministra de Desarrollo Social en Punta del Este. Comprensible: era Semana Santa. Pero, ante la emergencia, ninguno volvió.
La explicación oficial fue que no hacía falta regreso alguno, y la vicejefa María Eugenia Vidal se hizo cargo de la situación. Al respecto, es de buen líder armar equipos en los que nadie se sienta insustituible. Pero al mismo tiempo se debería predicar con el ejemplo y preguntarse si semejante nivel de ausencias no es una metáfora de un Estado porteño poco presente, salvo cuando aparece un buen negocio, como el TC2000 callejero.
No es la primera vez que Macri pega el faltazo en situaciones límite, y acaso no sea la última. Aunque resulta llamativo que no termine de asumir que es un funcionario público y no uno cualquiera, ya que además quiere ser presidente. Sin embargo, su equipo de comunicación volvió a ocultar dónde estaba. A casi todos. Porque la revista Hola, del grupo La Nación, una vez más dio pie a aquellos que la consideran el house organ preferido del jefe porteño y su mujer, al mostrarlos distendidos en un avión privado en una pista patagónica.
Tampoco eso sorprende. El jefe de Gobierno, en la misma senda en la que el kirchnerismo ha hecho (mala) escuela, prefiere hablar con quienes no le plantean objeciones o miradas críticas. Casualmente, Clarín y La Nación otorgaron escaso espacio a su enésimo viajecito de descanso, pese a que el autodenominado “gran diario argentino” desarrolló una vasta cobertura del tornado. Lo mismo, pero al revés, hicieron Página/12 y Tiempo Argentino, que catapultaron las ausencias oficiales en la Ciudad a un sitial de vergüenza nacional a todas luces exagerado. Ni tanto ni tan poco.
Mientras su administración inunda las cartelerías porteñas con una nueva campaña que vaya a saber qué significa, a quién se dirige o para qué sirve (“En todo estás vos”), Mauricio Macri parece queno cambia: sigue y seguirá sin estar demasiado.
14/04/12 – 10:44
A esta altura, el jefe de Gobierno de la Ciudad ya no sorprende mucho con sus visibles ausencias en momentos difíciles. Y si el ejemplo no viene de arriba, es difícil que se derrame hacia abajo.
Durante el semitornado que azotó al área metropolitana la semana pasada, Mauricio Macri estaba descansando en San Martín de los Andes, su jefe de Gabinete en Miami y su ministra de Desarrollo Social en Punta del Este. Comprensible: era Semana Santa. Pero, ante la emergencia, ninguno volvió.
La explicación oficial fue que no hacía falta regreso alguno, y la vicejefa María Eugenia Vidal se hizo cargo de la situación. Al respecto, es de buen líder armar equipos en los que nadie se sienta insustituible. Pero al mismo tiempo se debería predicar con el ejemplo y preguntarse si semejante nivel de ausencias no es una metáfora de un Estado porteño poco presente, salvo cuando aparece un buen negocio, como el TC2000 callejero.
No es la primera vez que Macri pega el faltazo en situaciones límite, y acaso no sea la última. Aunque resulta llamativo que no termine de asumir que es un funcionario público y no uno cualquiera, ya que además quiere ser presidente. Sin embargo, su equipo de comunicación volvió a ocultar dónde estaba. A casi todos. Porque la revista Hola, del grupo La Nación, una vez más dio pie a aquellos que la consideran el house organ preferido del jefe porteño y su mujer, al mostrarlos distendidos en un avión privado en una pista patagónica.
Tampoco eso sorprende. El jefe de Gobierno, en la misma senda en la que el kirchnerismo ha hecho (mala) escuela, prefiere hablar con quienes no le plantean objeciones o miradas críticas. Casualmente, Clarín y La Nación otorgaron escaso espacio a su enésimo viajecito de descanso, pese a que el autodenominado “gran diario argentino” desarrolló una vasta cobertura del tornado. Lo mismo, pero al revés, hicieron Página/12 y Tiempo Argentino, que catapultaron las ausencias oficiales en la Ciudad a un sitial de vergüenza nacional a todas luces exagerado. Ni tanto ni tan poco.
Mientras su administración inunda las cartelerías porteñas con una nueva campaña que vaya a saber qué significa, a quién se dirige o para qué sirve (“En todo estás vos”), Mauricio Macri parece queno cambia: sigue y seguirá sin estar demasiado.
leemos entre líneas: Mauricio, todo mal que le dieras la exclusiva a la competencia. Nosotros también tenemos revistas para peluquería que necesitan ese tipo de notas.