«Es mentira que la economía se enfría si se baja la inflación» (Ricardo Alfonsín)

Promete una baja gradual de precios como se hizo en Chile. Y crecimiento con desarrollo social. Cree que las primarias serán clave para la oposición y afirma que el Gobierno busca evitar la movilización electoral en agosto para imponer el aparato partidario
Ricardo Alfonsín está convencido de que una amplia proporción del electorado argentino desea un cambio. Pero al mismo tiempo, afirma en un diagnóstico más propio de un psicoanalista que de un dirigente político, existe temor a ese cambio. La paradoja se explica por la lógica kirchnerista. “El Gobierno ha tenido éxito en instalar la idea de que el crecimiento que se ha dado desde el 2003 obedece exclusivamente a sus decisiones políticas. Cuando en realidad es exactamente lo contrario. Hemos crecido a pesar de los errores de la Casa Rosada”, asegura durante una entrevista realizada en la redacción de El Cronista.
El candidato presidencial de Unión para el Desarrollo Social (UDESO) reconoce que Cristina Kirchner encabeza las encuestas pero está persuadido también de que habrá ballottage.
–El Gobierno asegura que gana en primera vuelta…
–Eso no va a ocurrir. Las encuestas que manejamos, más serias que las contratadas por el Gobierno, indican claramente un escenario de segunda vuelta, con una diferencia importante a favor de Cristina Kirchner de 14 puntos. Pero faltan cuatro meses. Ahora empezamos a discutir las cosas que le interesan a la sociedad. Podemos acercarnos y ganar por una diferencia amplia en el ballottage. Pero es importante que la gente vaya a votar el 14 de agosto en las internas abiertas y obligatorias. El Gobierno, tan afecto a gastar plata en publicidad, no las ha promovido.
–¿Cree que prefiere una baja participación en las primarias?
–Sí, quiere ignorarlas para que pese el aparato partidario. Cuanto más baja participación de la ciudadanía, más preponderancia tiene esa estructura. Y el Gobierno tiene además el aparato del Estado, con recursos infinitos. Son elecciones que deja a la oposición en condiciones desiguales.
–Usted y Duhalde han coincidido en que saldrá de esa interna un candidato opositor fortalecido. ¿Puede el resto de los candidatos bajarse después y dejar el camino despejado para octubre?
–Después del 14 de agosto muchos nos van a acompañar porque vamos a salir segundos y vamos a pasar al ballottage en octubre. Nos apoyarán quienes crean que el actual Gobierno debe ser reemplazado con un sentido de superación. Convocaremos a todas las fuerzas políticas y tendremos la mejor relación una vez que seamos Gobierno. Hay que terminar con esta actitud oficial de pelearse con la oposición, porque esto se multiplica en la sociedad.
–¿Lo sorprendió la designación de Amado Boudou como compañero de fórmula de Cristina?
–Me imaginaba que podía ocurrir luego de ser postergado en la Capital Federal.
–Usted también eligió a un economista. ¿Eso pone a la economía en el centro de la escena?
–No lo sé. Sí sé que hemos crecido mucho a pesar de los errores del Gobierno. Toda América Latina ha crecido. Todos los países productores de materias primas han crecido más que nosotros. Porque el crecimiento tiene que ver con un contexto internacional excepcionalmente favorable. Nuestro principal desafío no es crecer porque vamos a seguir haciéndolo. Nuestro reto es convertir ese crecimiento en bienestar general. Que sea socialmente más virtuoso y más consistente desde el punto de vista económico. Hemos crecido a tasas chinas y sin embargo la educación pública no ha mejorado, la salud pública tampoco. La inseguridad ha empeorado. El trabajo en negro supera el 30% y la pobreza comenzó a crecer en 2007.
–¿Cree que eso pesará en la elección?. Porque en el ‘95, con la economía en alza, Menem ganó igual con las mismas objeciones y con denuncias de corrupción.
–Pero en el ‘97 y con la economía aun creciendo, perdió. La gente comenzó a ver los defectos que tenía la economía en términos sociales. Debemos lograr que la sociedad tenga confianza. Tenemos que industrializar el país, mejorar el empleo, la educación y la seguridad, desarrollar el interior, recuperar el sistema ferroviario, hacer inversiones importantes en energía, eliminar las retenciones. Vamos a seguir construyendo vivienda social y lograr acceso al crédito para los jóvenes de clase media y media baja que quieren independizarse. Hay que bajar gradualmente la inflación. Pero en primer lugar, vamos a reparar el daño que sufrieron las instituciones. Eso tiene también consecuencias económicas porque los países que no respetan sus instituciones no generan inversiones.
–¿Y a qué atribuye la alta popularidad de la Presidenta?. ¿No es por el modelo económico?
–El Gobierno no tiene modelo, sino algunos pilares a partir de los cuales ha crecido la Argentina. Uno es el tipo de cambio competitivo, que corre el riesgo de dejar de serlo si no detenemos la inflación. Y el otro es el precio de los comodities y de los productos primarios, que tampoco tienen que ver con decisiones locales sino con la incorporación al mercado mundial de países emergentes tan poderosos como China e India. Pero durante todos estos años deberíamos habernos preparado por si el contexto internacional se modifica. ¿Qué pasaría en la Argentina si dentro de una semana los precios de los productos primarios cayeran al 50%?. Seria un desastre. Hay que industrializar al país, agregar valor y prepararnos para cuando ese cambio se produzca. –Usted dice que bajará gradualmente la inflación. ¿Va a enfriar la economía?
–No. Estamos estudiando los programas para detener la inflación de manera gradual. Es mentira eso de que si se baja la inflación se enfría la economía. El mejor ejemplo es Chile. La Concertación recibió una inflación de 28% y en cuatro años la bajó a 8%. Y durante esos cuatro años la economía creció al 8% anual. Lo único que va a enfriar la economía es la inflación.
–¿Siente que tiene que dar más explicaciones que otros candidatos sobre el tema?
–(Se ríe). Si, y es injusto. Porque no se puede atribuir la inflación de la década del ‘80 a la gestión de la década del ‘80. Ningún partido lo podría haber resuelto entonces. Era otra Argentina, fundida, quebrada. Las tasas de interés en el mundo estaba arriba del 20%. Hoy están al 2 o 3%. ¿Saben cómo pesaba eso sobre la deuda argentina?. Los precios de los comodities y de los productos primarios no valían nada comparado con la actualidad. La economía en el mundo estaba en recesión y se cerraban las fronteras a los productos argentinos. Teníamos problemas sociales y políticos. Son dos Argentinas incomparables. No se puede proyectar lo que ocurrió hace 30 años. Pero de los errores se aprende. Y los radicales como nadie aprendimos lo que significa la inflación en términos económicos, sociales y electorales.
–¿Y qué pasa con la corrupción? ¿Cree que va a influir en agosto y octubre el caso Schoklender u otros casos?
–Hay quienes dicen que a la gente no le interesa la corrupción. No lo creo. A la sociedad le preocupa y le indigna la corrupción. Pero cree que todos los políticos son corruptos. Entonces no la ve como un problema que se le puede atribuir a uno u otro Gobierno. Y se ha resignado. Tenemos que demostrar que no todos los gobiernos son iguales.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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