Debate. El Gobierno pretende mantener el mismo modelo de crecimiento que inspiró las políticas económicas hasta diciembre de 2013, sin importar cuánto cambiaron las condiciones y cuánto puedan profundizarse los desequilibrios. Es el camino que conduce a más inflación y recesión.
Desde el Gobierno se hicieron declaraciones muy reveladoras en materia económica ultimamente. Es importante analizar específicamente un par de ellas, porque podrían estar diciendo mucho sobre cómo se conciben los problemas prácticos de la coyuntura y qué instrumentos se proyecta utilizar para encararlos.
El ministro Axel Kicillof aseguró que “lo que la Argentina hizo en los últimos diez años, a Europa podría llevarle 100 años”. Esta afirmación está en consonancia con la teoría moderna del crecimiento. Para esta teoría existe un proceso llamado de “convergencia” o “catching up” según el cual las economías emergentes tienden a crecer más rápido que las desarrolladas. La fundamentación de la teoría de la convergencia es que el nivel de acumulación de capital en los países más atrasados es menor y, por lo tanto, las oportunidades de inversión son más rentables.
Lo que el ministro no mencionó es lo que resulta obvio tras un mínimo análisis de esa misma teoría: para beneficiarse de la convergencia hay que invertir.
De lo contrario, la tasa de rentabilidad sólo es potencial. De ahí que según la teoría de la convergencia, la tasa de inversión debe ser más alta en los países emergentes. Si consideramos que China crece a más del 7 % por año e invierte cerca de 50% del PBI, la teoría parece atinada.
En el caso de la Argentina, sin embargo, según las nuevas cuentas nacionales la tasa de inversión medida a precios corrientes es de 17% del PBI.
Por lo tanto, o bien es incorrecto afirmar que la Argentina está logrando en diez años lo que a Europa le lleva cien, o hay que reescribir la teoría del crecimiento nuevamente.
Si no se considera un grave problema para el crecimiento que la tasa de inversión sea menor al 20 %, difícilmente la inversión será una prioridad en la agenda. Y esto cobra especial relevancia en la coyuntura actual: si las exportaciones están cayendo, el consumo está cayendo y no se piensa hacer nada con la inversión, entonces: ¿cómo es que evitaremos que se sigan afirmando las fuerzas recesivas?
Es justamente ante este contexto que hay que leer la segunda de las declaraciones que analizamos, hecha también por el ministro de Economía. Dijo: “en el segundo semestre estaremos mejor”.
Por lo tanto, pareciera que está pensando que habrá un componente de la demanda agregada que va a subir.
¿Y cuál es? Podríamos argumentar que está hablando del consumo. Es que, en primer lugar, el ministro habría tenido diferencias con el presidente del Banco Central porque desea tener tasas más bajas que incentiven el consumo, aun cuando se le advirtió que ello podría llevar a una mayor brecha cambiaria y nuevas presiones inflacionarias (como de hecho ya está ocurriendo). En segundo lugar, porque en los últimos meses se procuró evitar corregir el tipo de cambio nominal de manera significativa para evitar un deterioro del salario real.
Para incentivar el consumo es vital evitar que siga cayendo el valor del salario real, como viene ocurriendo desde principios de año.
En conclusión, si las conjeturas anteriores son razonables, la lógica del Gobierno ante la actualidad económica debe ser algo así como: la inflación no importa, las tasas deben estar por debajo de la inflación, el dólar nominal podría crecer menos que los precios y el crecimiento debería estar liderado por el consumo aun a costa de un deterioro de la inversión.
Es decir, hay que sostener el mismo modelo de crecimiento que inspiró las políticas económicas hasta diciembre de 2013, sin importar cuánto cambiaron las condiciones y cuánto puedan profundizarse los desequilibrios que condujeron a la actual recesión. Pero entonces en este punto parece necesario que se nos explique lo siguiente: si la maxi devaluación de enero puso en evidencia que la estrategia de política económica que se venía siguiendo estaba agotada, ¿qué ocurrió desde enero hasta ahora que hizo que esa estrategia volviera a ser viable?
Desde el Gobierno se hicieron declaraciones muy reveladoras en materia económica ultimamente. Es importante analizar específicamente un par de ellas, porque podrían estar diciendo mucho sobre cómo se conciben los problemas prácticos de la coyuntura y qué instrumentos se proyecta utilizar para encararlos.
El ministro Axel Kicillof aseguró que “lo que la Argentina hizo en los últimos diez años, a Europa podría llevarle 100 años”. Esta afirmación está en consonancia con la teoría moderna del crecimiento. Para esta teoría existe un proceso llamado de “convergencia” o “catching up” según el cual las economías emergentes tienden a crecer más rápido que las desarrolladas. La fundamentación de la teoría de la convergencia es que el nivel de acumulación de capital en los países más atrasados es menor y, por lo tanto, las oportunidades de inversión son más rentables.
Lo que el ministro no mencionó es lo que resulta obvio tras un mínimo análisis de esa misma teoría: para beneficiarse de la convergencia hay que invertir.
De lo contrario, la tasa de rentabilidad sólo es potencial. De ahí que según la teoría de la convergencia, la tasa de inversión debe ser más alta en los países emergentes. Si consideramos que China crece a más del 7 % por año e invierte cerca de 50% del PBI, la teoría parece atinada.
En el caso de la Argentina, sin embargo, según las nuevas cuentas nacionales la tasa de inversión medida a precios corrientes es de 17% del PBI.
Por lo tanto, o bien es incorrecto afirmar que la Argentina está logrando en diez años lo que a Europa le lleva cien, o hay que reescribir la teoría del crecimiento nuevamente.
Si no se considera un grave problema para el crecimiento que la tasa de inversión sea menor al 20 %, difícilmente la inversión será una prioridad en la agenda. Y esto cobra especial relevancia en la coyuntura actual: si las exportaciones están cayendo, el consumo está cayendo y no se piensa hacer nada con la inversión, entonces: ¿cómo es que evitaremos que se sigan afirmando las fuerzas recesivas?
Es justamente ante este contexto que hay que leer la segunda de las declaraciones que analizamos, hecha también por el ministro de Economía. Dijo: “en el segundo semestre estaremos mejor”.
Por lo tanto, pareciera que está pensando que habrá un componente de la demanda agregada que va a subir.
¿Y cuál es? Podríamos argumentar que está hablando del consumo. Es que, en primer lugar, el ministro habría tenido diferencias con el presidente del Banco Central porque desea tener tasas más bajas que incentiven el consumo, aun cuando se le advirtió que ello podría llevar a una mayor brecha cambiaria y nuevas presiones inflacionarias (como de hecho ya está ocurriendo). En segundo lugar, porque en los últimos meses se procuró evitar corregir el tipo de cambio nominal de manera significativa para evitar un deterioro del salario real.
Para incentivar el consumo es vital evitar que siga cayendo el valor del salario real, como viene ocurriendo desde principios de año.
En conclusión, si las conjeturas anteriores son razonables, la lógica del Gobierno ante la actualidad económica debe ser algo así como: la inflación no importa, las tasas deben estar por debajo de la inflación, el dólar nominal podría crecer menos que los precios y el crecimiento debería estar liderado por el consumo aun a costa de un deterioro de la inversión.
Es decir, hay que sostener el mismo modelo de crecimiento que inspiró las políticas económicas hasta diciembre de 2013, sin importar cuánto cambiaron las condiciones y cuánto puedan profundizarse los desequilibrios que condujeron a la actual recesión. Pero entonces en este punto parece necesario que se nos explique lo siguiente: si la maxi devaluación de enero puso en evidencia que la estrategia de política económica que se venía siguiendo estaba agotada, ¿qué ocurrió desde enero hasta ahora que hizo que esa estrategia volviera a ser viable?
Bajo el criterio heterodoxo la demanda efectiva es la que tracciona la inversión y no al revés.
Precisamente «si las exportaciones están cayendo, el consumo está cayendo « no hay un ambiente propicio para invertir, sobre todo si aumenta la capacidad ociosa
«¿cómo es que evitaremos que se sigan afirmando las fuerzas recesivas? « devuelta, bajo criterios heterodoxo estimulando la demanda efectiva.
En realidad no es que la inflación no importe, no tiene la relevancia que algunos suponen, el principal problema es cómo seguir creciendo y la limitación a nuestro crecimiento se debe a la restricción externa
Pobre idiota ¿la demanda tracciona la inversión? claro, el paraíso populista.
Después resulta que te falta energía, infraestructura vial…. dólares.
Si yo tengo un comercio…. y salgo a la calle a regalar dinero con la condición de que lo gasten comprándome mercadería seguro voy a incrementar mis ventas… seguro que termino en la quiebra también.
Ja ja…
Si no es así probalo pero sin doña rosismo idiota, idiota je je..
Terrible nabo… ¿qué es lo que tengo que probar?
El que está viendo como reducir los subsidios es el gobierno (subsidios otorgados en tiempos de expansión), el que fijó un «techo» a la paritarias es el gobierno, el que subió la tasa de interés es el gobierno, el que devaluó la moneda es el gobierno, etc, etc….
Por supuesto, para los giles hay que darle manija al consumo y la emisión no genera inflación, no se dan cuenta que están creando las condiciones para un «restauración» conservadora.
Muy triste.
Je…
Lo que TENÉS que probar y no con un ejemplo cuadripléjico como el que pasaste (pero buehhhh no se puede contra natura) es que lo que escribí no es así.
Lo que NO TENÉS que probar es que sos un comemielda…. Y devolvé el consumo en exceso (in)Felipe de la «fiesta populista» podés empezar con la PC o lo que sea que tene’ para escribir acá qque ni la merecés
Aprovechá y enyoi por que supersticiosos como vo’ no merecen respuesta alguna… mostro
Chicos, chicos, no se peleen che!
Silenoz, una inflación del 10% puede que no sea súper-relevante en tu razonamiento, pero una inflación del 40% no puede dejar de serlo. Tengo una fábrica, estoy pensando en ampliarla, ¿cómo calculo my posible beneficio? Si la inflación es del 40% algunos costos subirán el 80% en un año y otros el 20%, no hay manera de hacer un cálculo realista. La única inversión posible mejor que el blue es un negocio fácil, rápido, y con una tasa de retorno del 50%. Y esos negocios no son buenos para el país. ¿Y todo el esfuerzo improductivo de buscar un resguardo contra la inflación? ¿Y toda la gente dedicada al esfuerzo totalmente improductivo de remarcar precios? ¿Y todas las distorsiones impositivas causadas por la inflación?
No puede ser que el mundo discuta si la inflación ideal es el 2% o el 4% y nosotros digamos que el 40% no es muy relevante. O somos súper vivos y el mundo y todos sus libros de economía están mal, o los que tenemos algo mal somos nosotros…
No discuto eso.
Pero como regla general puedo decir que *anualizar la inflación con los datos de un par de meses… no es serio.*
Me trae malos recuerdos. Es lo mismo que se usó en dos oportunidades: mediados de 1976 y mediados de 1989.
Para encajarnos los nuevos paradigmas a aplicar, usaron el terrorismo neustádico de ‘teníamos una inflación del 1000%, 2000%’… Tomaban el valor de 1 mes y lo ‘anualizaban’.
Jose:
Lo que yo digo es que si tenemos que listar los problemas economícos actuales la inflación no ocupa el primer lugar.
Alguien dijo alguna vez:
«‘Keynes le otorga una gran lugar a la naturaleza temperamental de los empresarios, a sus ´animal spirits’. Pero nada puede curar tanto el optimismo como encontrar que los productos no se venden, y nada es mejor medicina para el pesimismo como el hallazgo de que las ventas y las ganancias son altas.»
Quien tenga un fábrica o comercio dirá cuán alejada está dicha afirmaciçon de la realidad.
Y agrego, en téminos de cómo fue la suerte de la población me parece que el medeznismo dejó muchos más cadáveres que la hiper alfonsiniana.
Por supuesto, no es que considere un «40% de inflación» irrelevante pero, para mi, la relevancia la tiene por ej. por los atrasos cambiarios que después, por otros motivos más o no, obliguen a una devalueta brusca que SI es recesiva y te jode el crecimiento.
Y no se trata de ser vivos, se trata de que el «ajuste» permanente NO lo paguen los mismos de siempre o, si lo preferís, no te haga decaer la demanda del bien que fabriques o produzcas y, consecuentemente, tu ganancia y chance de crecimiento
Ahhh…
No tengo la autoridad suficiente pero que no te quepa duda que algunos » libros de economía están mal».
En realidad quizás no se pueda hablar de libros sino de ciertos principios que son tomados como dogmas y no necesariamente por brutos sino por conveniencia…. de algunos.
No subestimemos a nadie
Me faltó decir:
‘Entonces, si queremos hablar en serio, empecemos por decir que en estos meses hay un 2 / 3% mensual’.
La cifra del 40% no la elegí al revoleo. He redondeado de inflacionverdadera.com, que da 41.7%, exactamente, para los últimos doce meses. Si hacía falta validar las cifras de inflacionverdadera, desde que el INDEC mejoró su metodología las dos series se superponen casi idénticamente. Y si tomamos la serie oficial, para 2014 ya tenemos 10% de inflación acumulada. Aún cuando los precios se congelaran hasta el 31 de diciembre, sería una inflación de crisis en otras latitudes. O sea que la inflación está muy alta por donde se la mire, y ése es el punto que quería resaltar.
Y esto me parece un tema crucial, porque para poder llevar a cabo políticas progresistas que subsistan en el tiempo no podemos tolerar semejante inflación. Si el Kirchnerismo pierde las próximas elecciones la madre de la derrota será la inflación. Si nos gusta la política de derechos humanos, si nos gusta la transferencia de recursos a los pobres, si nos gusta que todos los viejitos tengan jubilación, si nos alegra que las AFJP no existan más, si nos gusta el apoyo a la ciencia, si nos gusta YPF argentina, la ley de Medios, etc., etc., tenemos que encontrarle la vuelta a hacer estas cosas con baja inflación. Aún cuando nos cueste más y todo sea más lento. Primero, porque a largo plazo no es tan lento, ya que las pérdidas de productividad por la inflación alta son considerables. Y segundo porque nos aseguramos contra la pesadilla Massa al gobierno/Magnetto al poder, que puede hacer pelota en una semana la mitad de la «década ganada».
A mi entender para que no sobrevenga «El Lado Oscuro» lo que tenés que posponer -por que la solución es a mediano/largo plazo y a cargo de la industria- es la restricción externa por que todas y cada una de las crisis (fases de stop) provienen de ésta. Inclusive el gran desmadre alfonsiniano.
E insisto ehhh… no es que NO considere importante bajar la inflación, para nada, HAY que bajarla pero con medidas de acuerdo a la procedencia digamos, de la inflación.
Por otro lado y reconociendo que la inversión es baja para una industrialización, hasta el año pasado los «amigos del poder» como don Paolo o Ratazzi, entre otros y de distinto tamaño, ha ampliado plantas.
José:
Perdón, interpreté que estaba extrapolando o ‘prediciendo’ con qué inflación iba a terminar 2014.
De todos modos, la cifra del 40% ‘para atrás’ está afectada del ‘ajuste’ de comienzos de año. El total para 2014 podría ser menor.
El aspecto más marcado de la inflación es el que afecta a los artículos de primera necesidad.
En eso, ante las propuestas ortodoxas de enfriar la economía, poner menos dinero en el bolsillo popular, importar alimentos, etc., surgen otras ideas, como el monitoreo ‘técnico’ de los aumentos de precios y la oferta alternativa de artículos con menor remarcación.
Usted dice que esta inflación sería ‘de crisis’ en otras latitudes.
En muchas de esas otras latitudes evitan esta ‘crisis’ pero la desocupación trepó al 20 o 25%…
No nos olvidemos de que hemos vivido períodos de varios años seguidos con inflación de 3 dígitos anuales. Y años de 4 dígitos. A veces esto traía crisis y otras veces no.
Entre 1975 y 1991 hubo inflación de 3 y 4 dígitos (o de casi 3 dígitos en 1986 con 89,1% y en 1991 con 84,0%). Con crecimiento bajo o con decrecimiento del PBI.
El único período ‘sin inflación’ fue la Convertibilidad, que sabemos lo sustentable que resultó ¿no?
En la profusión de ‘fuertes críticas al gobierno’, nadie parece tener en cuenta que un 25-30% anual de inflación, ESTABLE, con aumentos sustanciosos del PBI y con mejoras sociales evidentes, es un avance importantísimo respecto al período 1975-1991 con índices mucho mayores, bajo crecimiento o caída del PBI y deterioro social.
Es a partir de ese ‘piso’ que se debe encarar la ‘lucha contra la inflación’.
Y en el fondo es como dice Silenoz: la restricción externa es el verdadero problema.
Para José y Silenoz:
Les recomiendo esta nota del Cash de P/12 del domingo pasado: ‘Tema tabú’, por Gustavo D. Romero.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-7701-2014-06-06.html
En forma muy sencilla se desmitifica (parcialmente) el cuco de la emisión monetaria y se mencionan los canales que alimentan la inflación.
Incluso, la nota nos educa a ‘los del palo’, que solemos decir que ‘no puede ser que la emisión cause inflación porque en USA emitieron a lo tonto y no hay inflación’. Allí nos explica el por qué.