Recientemente, el Presidente de Bolivia Evo Morales se declaró “esclavo del pueblo” y apoyar en materia de reelección lo que la ciudadanía decida. Por su parte, el sábado 26 de setiembre, la Asamblea Legislativa reformó parcialmente la Constitución autorizando a Morales a postularse una vez más a la presidencia en 2019, y fijó el 21 de febrero de 2016 como fecha del referendo popular, que debe validar o rechazar la reforma.
La citada modificación toma en cuenta la actual gestión presidencial y aclara que Evo y su Vicepresidente están habilitados sólo a una repostulación, es decir a buscar la reelección únicamente para el periodo 2020 a 2025. La oposición ha reaccionado denunciando que esta reforma es “una adaptación de la ley a las necesidades de una persona”.
Esta reforma constitucional boliviana no constituye un hecho aislado. Se inscribe en una tendencia regional reeleccionista creciente.
En efecto, si bien la región ingresó a la democracia siendo antirreeleccionista, la situación cambió rápidamente. La primera ola de reformas, favorable a la reelección inmediata, fue impulsada por Alberto Fujimori en Perú (1993), Carlos Menem en Argentina (1994) y Fernando Henrique Cardoso en Brasil (1997). Posteriormente, varios presidentes más introdujeron reformas similares para mantenerse en el poder. Una segunda ola de reformas, liderada por Hugo Chávez. tuvo por objetivo pasar de la reelección inmediata a la indefinida; Chávez lo logró en 2009.
Los años 2014 y 2015 han sido semilleros de noticias en materia de reelección. En la República Dominicana, se reimplantó la reelección inmediata, permitiéndole al presidente Danilo Medina presentarse nuevamente a las elecciones de mayo de 2016. Otros dos países se han movido en “direcciones extremas”. Nicaragua eliminó en el 2014 el impedimento constitucional que existía permitiendo (similar a Venezuela) la reelección indefinida. Colombia, en sentido contrario, prohibió en junio de 2015 la reelección presidencial.
En Honduras, a inicios de este año, la Corte Suprema declaró inaplicables los artículos de la Constitución que prohibían la reelección presidencial. Por su parte, en Brasil, la Cámara de Diputados votó hace poco una iniciativa para eliminar la reelección presidencial, la cual está siendo ahora examinada en el Senado.
Finalmente cabe citar el caso de Ecuador, país en el cual el presidente Rafael Correa apoya una reforma constitucional en marcha dirigida a permitir la reelección indefinida. Resultado de todas estas reformas, actualmente, 14 de los 18 países de la región permiten la reelección, si bien con modalidades diversas.
Mi opinión: esta fiebre reeleccionista es una mala noticia para Latinoamérica. Como bien señaló recientemente el Papa Francisco: “Un buen líder es aquel que es capaz de generar otros líderes”. (…) “Los líderes de hoy en día no estarán mañana. Si no siembran la semilla del liderazgo a otros, no tienen valor. Son dictadores”.
Coincido con el papa Francisco. La democracia en América Latina no necesita líderes que sean esclavos del pueblo sino lideres que sean esclavos de la ley y de las instituciones.
Daniel Zovatto
Director Regional para América Latina y el Caribe-
IDEA Internacional
La citada modificación toma en cuenta la actual gestión presidencial y aclara que Evo y su Vicepresidente están habilitados sólo a una repostulación, es decir a buscar la reelección únicamente para el periodo 2020 a 2025. La oposición ha reaccionado denunciando que esta reforma es “una adaptación de la ley a las necesidades de una persona”.
Esta reforma constitucional boliviana no constituye un hecho aislado. Se inscribe en una tendencia regional reeleccionista creciente.
En efecto, si bien la región ingresó a la democracia siendo antirreeleccionista, la situación cambió rápidamente. La primera ola de reformas, favorable a la reelección inmediata, fue impulsada por Alberto Fujimori en Perú (1993), Carlos Menem en Argentina (1994) y Fernando Henrique Cardoso en Brasil (1997). Posteriormente, varios presidentes más introdujeron reformas similares para mantenerse en el poder. Una segunda ola de reformas, liderada por Hugo Chávez. tuvo por objetivo pasar de la reelección inmediata a la indefinida; Chávez lo logró en 2009.
Los años 2014 y 2015 han sido semilleros de noticias en materia de reelección. En la República Dominicana, se reimplantó la reelección inmediata, permitiéndole al presidente Danilo Medina presentarse nuevamente a las elecciones de mayo de 2016. Otros dos países se han movido en “direcciones extremas”. Nicaragua eliminó en el 2014 el impedimento constitucional que existía permitiendo (similar a Venezuela) la reelección indefinida. Colombia, en sentido contrario, prohibió en junio de 2015 la reelección presidencial.
En Honduras, a inicios de este año, la Corte Suprema declaró inaplicables los artículos de la Constitución que prohibían la reelección presidencial. Por su parte, en Brasil, la Cámara de Diputados votó hace poco una iniciativa para eliminar la reelección presidencial, la cual está siendo ahora examinada en el Senado.
Finalmente cabe citar el caso de Ecuador, país en el cual el presidente Rafael Correa apoya una reforma constitucional en marcha dirigida a permitir la reelección indefinida. Resultado de todas estas reformas, actualmente, 14 de los 18 países de la región permiten la reelección, si bien con modalidades diversas.
Mi opinión: esta fiebre reeleccionista es una mala noticia para Latinoamérica. Como bien señaló recientemente el Papa Francisco: “Un buen líder es aquel que es capaz de generar otros líderes”. (…) “Los líderes de hoy en día no estarán mañana. Si no siembran la semilla del liderazgo a otros, no tienen valor. Son dictadores”.
Coincido con el papa Francisco. La democracia en América Latina no necesita líderes que sean esclavos del pueblo sino lideres que sean esclavos de la ley y de las instituciones.
Daniel Zovatto
Director Regional para América Latina y el Caribe-
IDEA Internacional