23/01/14 – 12:50
La clase política sufre cada vez más las consecuencias del mal humor social. Volvieron los escraches. Gobernadores, ministros, legisladores y hasta jueces caminan intranquilos por la calle: temen ser reconocidos e insultados.
Uno de los últimos dirigentes que padeció este escenario hostil fue Amado Boudou.
El domingo pasado, el vice fue a cenar a “Viento en popa”, uno de los restaurantes de pescados y mariscos más tradicionales de la ciudad en la que vivió toda su vida, Mar del Plata. Boudou llegó al lugar junto a un grupo de amigos: ni siquiera pudo sentarse a la mesa. Su presencia provocó de inmediato el fastidio de buena parte de los comensales. Algunos empezaron a aplaudir mirándolo enojados a la cara. Otros le gritaron frases de rechazo, e incluso insultos. La tensión fue en aumento hasta que el vice ya no pudo aguantarse más y decidió retirarse para evitar problemas mayores, dejaron trascender fuentes que presenciaron esos hechos.
Hasta que asumió como vicepresidente, Boudou solía comer varias veces a la semana en distintos restaurantes de Buenos Aires y Mar del Plata.
Pero a los tres meses de llegar a ese cargo, en febrero del 2012, estalló en los medios el caso Ciccone, en el que está imputado por negociaciones incompatibles con la función pública y enriquecimiento ilícito.
El vice sufrió desde entonces varios malos momentos mientras caminaba por la calle, algo que le pasó también en lugares en los que comía con amigos o asesores.
A pesar de todo, Boudou no se resigna y sigue intentando volver a su viejo estilo de vida en público.
Uno de los lugares en los que últimamente se sentía cómodo era en el Palacio Duhau, uno de los hoteles más lujosos de la Capital Federal, en el que le gusta comer hamburguesas.
Para evitar los riesgos de la exposición, Boudou alguna vez le pidió a los jefes administrativos del Duhau que le cierren una zona del restaurante para que pueda comer allí solo con sus amigos y su novia. Pero esa medida de prevención generó todavía más enojo entre los clientes que llegaban al lugar y descubrían que no podían pasar porque así lo había pedido el vice.