España, ¿una provincia de Alemania?

Se imaginan los argentinos que la presidenta de Brasil impusiera a la presidenta Cristina Fernández la obligación de rebajar el salario de los funcionarios un 5%? ¿Se imaginan que le dijera que tiene que congelar las pensiones de varios millones de jubilados? ¿Y que impusiera al parlamento argentino una reforma de la Constitución para limitar el gasto público? ¿Se imaginan que Dilma Rousseff derrocara al gobierno de Asunción por su incapacidad para controlar el déficit paraguayo, y repitiera la operación en Montevideo? ¿Se imaginan que el parlamento de Brasilia conociera los presupuestos del gobierno argentino antes que el Congreso argentino? Ese es el escenario europeo, en el que algunas palabras del léxico político se han caído del tablero: “soberanía nacional” y “democracia” son voces que han pasado a la historia.
En 2010 Alemania decidió que el gobierno español tenía que rebajar el salario de los funcionarios un 5% de media, y que tenía que congelar las pensiones de más de ocho millones de jubilados.
En 2011 Alemania impuso en España una reforma constitucional para limitar el gasto público. Derrocó un gobierno en Grecia. Pocos días después, derrocó otro gobierno en Italia , con el inestimable apoyo de Francia, convertida en una agencia de apoyo a la Canciller de Hierro, por aquello de que a la fuerza ahorcan, y porque hay que hacer de la necesidad virtud. El Wall Street Journal reveló que Merkel llamó al presidente italiano y le dijo: “Es necesario un nuevo gobierno” . Los actores nativos interpretaron bien el guión: pero la guionista de la película era Alemania.
El parlamento alemán tuvo acceso a los planes presupuestarios de Dublín, antes que el parlamento irlandés . Supo que Dublín pensaba incrementar el IVA en dos puntos, hasta el 23%. Berlín inspeccionó el presupuesto irlandés antes de que lo hiciera el parlamento que los irlandeses eligieron en las urnas.
En enero de 2012, Alemania exigía que la UE tomara el control del presupuesto de Grecia. Karl von Clausewitz (1780-1831) decía que la guerra es la continuación de la política por otros medios, y, si contemplara la Europa de hoy, seguramente diría que la política es la continuación de la guerra por otros medios. ¿Producirá esta crisis una desafección de la democracia? ¿Se reproducirá el sentimiento antidemocrático con el que se inició el siglo XX europeo? Todos los gobiernos de la UE juntos son menos que Alemania.
Cada palabra de Merkel pesa en el análisis de los mercados. Sus silencios o sus medias palabras deciden la prima de riesgo que ese día tendrá que pagar el reino de España. Helmuth Khol -padre de la nueva Alemania, impulsor del euro- ha hecho una advertencia: “los malos espíritus del pasado siempre pueden volver.” Y recordó que el problema no es meramente económico: “Europa sigue siendo una cuestión de guerra y paz”. Y la Unión Europea se inventó para evitar otra guerra.
Alemania cometería un error si olvidara que tiene una deuda con Europa : no puede encerrarse, otra vez, en el nacionalismo. Le urge hacer suyo el sentimiento europeo. Y aprender a actuar a lo grande. Dirigiendo la orquesta, sí, imponiendo la música, tal vez, pero sin humillar a los músicos . Los españoles empezamos a sospechar el argumento de esta segunda década del siglo XXI: la capital de España se llama Berlín.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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