Por Jaime Duran Barba
11/07/11 – 12:51
Casual LOOK. Mauricio Macri.
En América latina, la mayoría de políticos hacen sus campañas usando la intuición, el entusiasmo ideológico y la publicidad, sin integrar a su trabajo las herramientas indispensables de las campañas modernas: la investigación política sistemática y la estrategia. El PRO es el único partido argentino que utiliza sistemáticamente estas herramientas y en el que se discute de política como se debe hacer en el siglo XXI.
Planteada la política desde ese ángulo, el respaldo de los porteños al gobierno de Mauricio Macri no debe ser un enunciado sentimental, fruto de odios o afectos, sino un hecho que se averigua con investigación. Desde hace rato, los números son muy claros: la mayoría de los porteños aprueba la obra realizada por este Gobierno, tiene una buena imagen de Mauricio, la obra realizada en el sur es importante y los vecinos lo reconocen. Cuando algunos candidatos hicieron su campaña, suponiendo que los vecinos creen lo contrario, se desmoronaron y obtuvieron números tan pobres como los de López Murphy, cuyo discurso negativo lo llevó a una derrota brutal. La candidatura de Mauricio tenía información objetiva y consigue su triunfo con una estrategia positiva, evitando sobresaltos, en una línea coherente, lejana de posturas extremistas, respetando las diversidades, mezclándose con los vecinos para conocer sus necesidades. El tipo de comunicación que se empleó permitía comunicar ese mensaje: una campaña alegre, llena de colores, inclusiva, en la que se evitó el enfrentamiento violento que disgustaba a los electores a los que queríamos atraer.
Daniel Filmus fue el principal adversario. Hombre preparado e inteligente, se equivocó cuando escogió como eje de campaña el “integrar la Ciudad al proyecto nacional”. Esa fue la principal campaña negativa en su contra, realizada por él mismo a través de afiches y de viva voz. Todas las investigaciones dicen que los porteños están orgullosos de su ciudad, que la quieren autónoma, altiva, integrada a la Argentina, pero con sus propias competencias. Más del 70% rechazaba su idea y esa actitud se endureció por los permanentes maltratos que sufrió Filmus durante la campaña, que hacían menos deseable esa integración. El día de su proclamación no se le permitió hablar; al cierre de la campaña se evidenció que no tenía respaldo del Ejecutivo al que pretendía entregar la Ciudad. No asistieron la Presidenta ni ministros de Estado ni Hebe de Bonafini ni Hugo Moyano ni otros líderes de primer nivel que lo acompañaron hace cuatro años. La ausencia del líder piquetero kirchnerista D’Elía fue más comprensible después de sus desafortunadas declaraciones acerca de los candidatos “paisanos”.
Pino Solanas no logró instalar su candidatura. Los electores escogen un tipo de candidatos para el Congreso y otro para administrar su ciudad. Una cosa es elegir a un diputado para que defienda la vida en el Antártico y otra elegir a esa persona para administrar la Ciudad en que vivo. Su campaña fue errática y no tuvo claro que su problema era Filmus y no Macri.
En 2009, Mauricio obtuvo el 45% de los votos frente al 45% conseguido por la suma de sus dos principales adversarios, Daniel Filmus y Jorge Telerman. En ese entonces, casi la totalidad de votos de Telerman decían que votarían por Filmus en una segunda vuelta y todas las encuestas vaticinaban nuestra derrota. Conseguimos el 61% frente al 39% de Filmus. Nuestra situación este año es mucho mejor. Mauricio supera el 45% de los votos y la suma de los votos de Pino Solanas y Filmus es de 41%. Todas las encuestas de segunda vuelta dicen que tendremos un triunfo abrumador. En una segunda vuelta, lo más probable es que obtengamos un triunfo más amplio que en 2007, se consolide el proyecto de Mauricio y el Frente para la Victoria sufra una segunda derrota abrumadora en la Ciudad. No es una buena idea si tienen pronósticos malos para Santa Fe y Córdoba, y el 14 de agosto está muy próximo.
*Consultor político y asesor del PRO.
11/07/11 – 12:51
Casual LOOK. Mauricio Macri.
En América latina, la mayoría de políticos hacen sus campañas usando la intuición, el entusiasmo ideológico y la publicidad, sin integrar a su trabajo las herramientas indispensables de las campañas modernas: la investigación política sistemática y la estrategia. El PRO es el único partido argentino que utiliza sistemáticamente estas herramientas y en el que se discute de política como se debe hacer en el siglo XXI.
Planteada la política desde ese ángulo, el respaldo de los porteños al gobierno de Mauricio Macri no debe ser un enunciado sentimental, fruto de odios o afectos, sino un hecho que se averigua con investigación. Desde hace rato, los números son muy claros: la mayoría de los porteños aprueba la obra realizada por este Gobierno, tiene una buena imagen de Mauricio, la obra realizada en el sur es importante y los vecinos lo reconocen. Cuando algunos candidatos hicieron su campaña, suponiendo que los vecinos creen lo contrario, se desmoronaron y obtuvieron números tan pobres como los de López Murphy, cuyo discurso negativo lo llevó a una derrota brutal. La candidatura de Mauricio tenía información objetiva y consigue su triunfo con una estrategia positiva, evitando sobresaltos, en una línea coherente, lejana de posturas extremistas, respetando las diversidades, mezclándose con los vecinos para conocer sus necesidades. El tipo de comunicación que se empleó permitía comunicar ese mensaje: una campaña alegre, llena de colores, inclusiva, en la que se evitó el enfrentamiento violento que disgustaba a los electores a los que queríamos atraer.
Daniel Filmus fue el principal adversario. Hombre preparado e inteligente, se equivocó cuando escogió como eje de campaña el “integrar la Ciudad al proyecto nacional”. Esa fue la principal campaña negativa en su contra, realizada por él mismo a través de afiches y de viva voz. Todas las investigaciones dicen que los porteños están orgullosos de su ciudad, que la quieren autónoma, altiva, integrada a la Argentina, pero con sus propias competencias. Más del 70% rechazaba su idea y esa actitud se endureció por los permanentes maltratos que sufrió Filmus durante la campaña, que hacían menos deseable esa integración. El día de su proclamación no se le permitió hablar; al cierre de la campaña se evidenció que no tenía respaldo del Ejecutivo al que pretendía entregar la Ciudad. No asistieron la Presidenta ni ministros de Estado ni Hebe de Bonafini ni Hugo Moyano ni otros líderes de primer nivel que lo acompañaron hace cuatro años. La ausencia del líder piquetero kirchnerista D’Elía fue más comprensible después de sus desafortunadas declaraciones acerca de los candidatos “paisanos”.
Pino Solanas no logró instalar su candidatura. Los electores escogen un tipo de candidatos para el Congreso y otro para administrar su ciudad. Una cosa es elegir a un diputado para que defienda la vida en el Antártico y otra elegir a esa persona para administrar la Ciudad en que vivo. Su campaña fue errática y no tuvo claro que su problema era Filmus y no Macri.
En 2009, Mauricio obtuvo el 45% de los votos frente al 45% conseguido por la suma de sus dos principales adversarios, Daniel Filmus y Jorge Telerman. En ese entonces, casi la totalidad de votos de Telerman decían que votarían por Filmus en una segunda vuelta y todas las encuestas vaticinaban nuestra derrota. Conseguimos el 61% frente al 39% de Filmus. Nuestra situación este año es mucho mejor. Mauricio supera el 45% de los votos y la suma de los votos de Pino Solanas y Filmus es de 41%. Todas las encuestas de segunda vuelta dicen que tendremos un triunfo abrumador. En una segunda vuelta, lo más probable es que obtengamos un triunfo más amplio que en 2007, se consolide el proyecto de Mauricio y el Frente para la Victoria sufra una segunda derrota abrumadora en la Ciudad. No es una buena idea si tienen pronósticos malos para Santa Fe y Córdoba, y el 14 de agosto está muy próximo.
*Consultor político y asesor del PRO.