Por Plataforma 2012
18/05/12 – 11:40
Desde Plataforma 2012 estamos convencidos de la necesidad de recuperar nuestro petróleo y nuestro gas, así como de terminar con el saqueo y la contaminación producida por la megaminería a cielo abierto. Estamos a favor de una verdadera estatización de YPF y de la nacionalización de nuestros bienes naturales. Estamos a favor de una concepción diferente de dichos bienes, los cuales no son commodities, tal como se plantea desde la nueva división internacional del trabajo. Creemos que es necesario pensarlos como recursos naturales estratégicos y, al mismo tiempo, como bienes comunes. Por ello, no tenemos dudas de que empresas como Repsol o cualquier otra empresa privada o trasnacional, nada tienen que ver con los bienes naturales de todos los argentinos.
El anuncio de la expropiación del 51% de las acciones de YPF SA al grupo Repsol por parte del Estado nacional despertó grandes ilusiones y una fuerte adhesión en amplios sectores de la sociedad. Esto está ligado a la significación y el valor –tanto real como simbólico– que YPF, como empresa productiva nacional, ha tenido y tiene para los legítimos anhelos emancipatorios del pueblo argentino. El anuncio se realiza cuando nuestro país se encuentra sumergido en una profunda crisis energética, producto de años de despojo de nuestros bienes naturales, nuestro petróleo y nuestro gas.
Sin embargo, la ley recientemente sancionada por el Congreso Nacional no garantiza la satisfacción de las legítimas aspiraciones que ha suscitado en la sociedad, la transformación de YPF en una empresa al servicio de los intereses del país y mucho menos la resolución de la crisis energética.
Plataforma 2012 considera que la problemática energética remite a razones profundamente estructurales, que exigen una reflexión y un debate colectivo sobre temas de índole estratégico, de mediano y largo plazo, en el plano político, social, económico y ambiental.
En el documento “Por una verdadera estatización de los recursos energéticos” (ver versión completa), Plataforma 2012 aborda el tema desde un contexto que abarca el proceso enajenador de nuestro patrimonio energético en su conjunto y analiza las consecuencias de la privatización y vaciamiento de YPF, desde el gobierno de Carlos Menem hasta la actualidad. Este proceso incluye no sólo a Néstor y Cristina Kirchner como actores importantes, sino también a muchos gobernadores y legisladores que ayer apoyaron y votaron la privatización y que hoy aparecen como fervorosos defensores de la expropiación de una parte de las acciones de YPF.
La actual conformación de la matriz energética de nuestro país impone severas restricciones para sostener el proceso de crecimiento económico, para ampliar el bienestar de la población y para proteger y reproducir el ambiente en condiciones favorables. Una estrategia de desarrollo energético, inmersa en una mirada más global y de largo plazo, no puede desconocer la integración de estos tres elementos. La matriz energética de una nación es un bien común y constituye la base de un desarrollo verdaderamente sustentable como insumo productivo, como bien de consumo, como recurso natural estratégico y como símbolo de soberanía económica y política.
Lo realizado hasta hoy por el Gobierno está en las antípodas de esta necesidad. Por el manejo de los operadores del sector mediante una política de subsidios; por las concesiones arbitrarias; por las licitaciones poco claras para favorecer a empresarios amigos y afines; por el desaliento a la actividad hidrocarburífera local y la discrecionalidad en la toma de decisiones, la gestión de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner estuvo signada en este campo por la improvisación y la visión de corto plazo.
¿Constituye la expropiación del 51% del paquete accionario de Repsol una primera medida “reparatoria”, a partir de la cual resulta posible revertir veinte años de privatización y vaciamiento, encaminándonos hacia una política de autoabastecimiento, de soberanía energética y de desarrollo verdaderamente sustentable, tal como lo presenta, con un discurso épico, el gobierno de Cristina Kirchner? ¿Qué cambia respecto de la política energética vigente hasta ahora la expropiación del 51% de las acciones de YPF?
Creemos que existen sólidos argumentos que colocan un manto de dudas en este sentido, teniendo en cuenta las acciones llevadas hasta aquí por el actual gobierno, los contenidos de la propia ley de expropiación de las acciones de Repsol en YPF, así como la complejidad de los problemas energéticos en el país. Ciertas razones saltan a la vista: no hay cambio alguno del marco regulatorio ni política de nacionalización de los hidrocarburos; la medida está muy lejos de ser una verdadera estatización de la empresa; no conlleva una propuesta de largo plazo que apunte a la diversificación de la matriz energética; no modifica la estrategia del extractivismo depredatorio (más bien, todo lo contrario, significa su confirmación al proponer extraer gas no convencional con metodologías hoy cuestionadas –y prohibidas– en diferentes países, debido a sus altos costos ambientales y sociales); no tiene en cuenta ni explica la responsabilidad de los funcionarios del Gobierno en el progresivo vaciamiento de la empresa; tampoco explica por qué no se reaccionó cuando, a partir del año 2008, se pierde el autoabastecimiento y se hace necesario importar faltantes que crecieron a tasas exorbitantes con montos insostenibles.
Asimismo, Plataforma 2012 considera que la figura de la sociedad anónima que actualmente propone la ley es, en sí misma, un símbolo de la privatización. No ha sido positiva en el pasado y abre serios interrogantes sobre el futuro de la empresa y el control estatal en materia de hidrocarburos. Es importante preguntarse si el modelo de sociedad anónima con participación privada puede ser útil en vistas del objetivo declarado de lograr el autoabastecimiento en recursos hidrocarburíferos; más aun cuando bajo esta forma societaria se realizaron todas las maniobras que hoy se denuncian como “vaciamiento”. En síntesis, no hay argumentos sólidos para explicarle a la ciudadanía por qué la supuesta “nacionalización” de YPF no se hace bajo la forma de una empresa del Estado.
No es una cuestión menor considerar el modo que impuso el Gobierno nacional para el tratamiento del proyecto en el Congreso. ¿Por qué, si la ley de expropiación de YPF es considerada de carácter estratégico, no aceptó modificar siquiera una coma del proyecto original enviado por el Poder Ejecutivo? ¿Qué sentido cobra el debate parlamentario o la discusión pública si éstos se asientan sobre la sordera persistente de un gobierno que no atina a reconocer responsabilidades pasadas ni a escuchar las voces, reclamos y propuestas de aquellos sectores que históricamente han sostenido la defensa y recuperación de nuestros bienes comunes?
No desconocemos las cuestiones ni los problemas urgentes de la coyuntura, pero ni unos ni otros pueden convertirse en el vector privilegiado de las políticas públicas argentinas, tal como ha venido sucediendo hasta ahora. Por el contrario, las resoluciones coyunturales requieren estar inscriptas en un proyecto a largo plazo.
La matriz energética de nuestro país merece recobrar la mirada estratégica a largo plazo que alguna vez le confirió Mosconi. Plataforma 2012 considera que un verdadero replanteo estructural de la matriz energética debe considerar, entre otros puntos esenciales, el incremento de la apropiación pública de la renta petrolera en la perspectiva de su estatización total, la diversificación de la matriz energética con el fin de quebrar la dependencia de los hidrocarburos y la promoción de energías alternativas no contaminantes. El Estado argentino debe recuperar su capacidad para llevar adelante una política energética al servicio de los intereses del país y consistente con un modo de desarrollo económico verdaderamente sustentable.
*Primeras firmas: Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, Gastón Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Mónica Galán, Mario Galvano, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Diana Kordon, Gabriel Levinas, Darío Lagos, Javier Lindenboim, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, José Miguel Onaindia, Mónica Scandizzo, Maristella Svampa.
18/05/12 – 11:40
Desde Plataforma 2012 estamos convencidos de la necesidad de recuperar nuestro petróleo y nuestro gas, así como de terminar con el saqueo y la contaminación producida por la megaminería a cielo abierto. Estamos a favor de una verdadera estatización de YPF y de la nacionalización de nuestros bienes naturales. Estamos a favor de una concepción diferente de dichos bienes, los cuales no son commodities, tal como se plantea desde la nueva división internacional del trabajo. Creemos que es necesario pensarlos como recursos naturales estratégicos y, al mismo tiempo, como bienes comunes. Por ello, no tenemos dudas de que empresas como Repsol o cualquier otra empresa privada o trasnacional, nada tienen que ver con los bienes naturales de todos los argentinos.
El anuncio de la expropiación del 51% de las acciones de YPF SA al grupo Repsol por parte del Estado nacional despertó grandes ilusiones y una fuerte adhesión en amplios sectores de la sociedad. Esto está ligado a la significación y el valor –tanto real como simbólico– que YPF, como empresa productiva nacional, ha tenido y tiene para los legítimos anhelos emancipatorios del pueblo argentino. El anuncio se realiza cuando nuestro país se encuentra sumergido en una profunda crisis energética, producto de años de despojo de nuestros bienes naturales, nuestro petróleo y nuestro gas.
Sin embargo, la ley recientemente sancionada por el Congreso Nacional no garantiza la satisfacción de las legítimas aspiraciones que ha suscitado en la sociedad, la transformación de YPF en una empresa al servicio de los intereses del país y mucho menos la resolución de la crisis energética.
Plataforma 2012 considera que la problemática energética remite a razones profundamente estructurales, que exigen una reflexión y un debate colectivo sobre temas de índole estratégico, de mediano y largo plazo, en el plano político, social, económico y ambiental.
En el documento “Por una verdadera estatización de los recursos energéticos” (ver versión completa), Plataforma 2012 aborda el tema desde un contexto que abarca el proceso enajenador de nuestro patrimonio energético en su conjunto y analiza las consecuencias de la privatización y vaciamiento de YPF, desde el gobierno de Carlos Menem hasta la actualidad. Este proceso incluye no sólo a Néstor y Cristina Kirchner como actores importantes, sino también a muchos gobernadores y legisladores que ayer apoyaron y votaron la privatización y que hoy aparecen como fervorosos defensores de la expropiación de una parte de las acciones de YPF.
La actual conformación de la matriz energética de nuestro país impone severas restricciones para sostener el proceso de crecimiento económico, para ampliar el bienestar de la población y para proteger y reproducir el ambiente en condiciones favorables. Una estrategia de desarrollo energético, inmersa en una mirada más global y de largo plazo, no puede desconocer la integración de estos tres elementos. La matriz energética de una nación es un bien común y constituye la base de un desarrollo verdaderamente sustentable como insumo productivo, como bien de consumo, como recurso natural estratégico y como símbolo de soberanía económica y política.
Lo realizado hasta hoy por el Gobierno está en las antípodas de esta necesidad. Por el manejo de los operadores del sector mediante una política de subsidios; por las concesiones arbitrarias; por las licitaciones poco claras para favorecer a empresarios amigos y afines; por el desaliento a la actividad hidrocarburífera local y la discrecionalidad en la toma de decisiones, la gestión de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner estuvo signada en este campo por la improvisación y la visión de corto plazo.
¿Constituye la expropiación del 51% del paquete accionario de Repsol una primera medida “reparatoria”, a partir de la cual resulta posible revertir veinte años de privatización y vaciamiento, encaminándonos hacia una política de autoabastecimiento, de soberanía energética y de desarrollo verdaderamente sustentable, tal como lo presenta, con un discurso épico, el gobierno de Cristina Kirchner? ¿Qué cambia respecto de la política energética vigente hasta ahora la expropiación del 51% de las acciones de YPF?
Creemos que existen sólidos argumentos que colocan un manto de dudas en este sentido, teniendo en cuenta las acciones llevadas hasta aquí por el actual gobierno, los contenidos de la propia ley de expropiación de las acciones de Repsol en YPF, así como la complejidad de los problemas energéticos en el país. Ciertas razones saltan a la vista: no hay cambio alguno del marco regulatorio ni política de nacionalización de los hidrocarburos; la medida está muy lejos de ser una verdadera estatización de la empresa; no conlleva una propuesta de largo plazo que apunte a la diversificación de la matriz energética; no modifica la estrategia del extractivismo depredatorio (más bien, todo lo contrario, significa su confirmación al proponer extraer gas no convencional con metodologías hoy cuestionadas –y prohibidas– en diferentes países, debido a sus altos costos ambientales y sociales); no tiene en cuenta ni explica la responsabilidad de los funcionarios del Gobierno en el progresivo vaciamiento de la empresa; tampoco explica por qué no se reaccionó cuando, a partir del año 2008, se pierde el autoabastecimiento y se hace necesario importar faltantes que crecieron a tasas exorbitantes con montos insostenibles.
Asimismo, Plataforma 2012 considera que la figura de la sociedad anónima que actualmente propone la ley es, en sí misma, un símbolo de la privatización. No ha sido positiva en el pasado y abre serios interrogantes sobre el futuro de la empresa y el control estatal en materia de hidrocarburos. Es importante preguntarse si el modelo de sociedad anónima con participación privada puede ser útil en vistas del objetivo declarado de lograr el autoabastecimiento en recursos hidrocarburíferos; más aun cuando bajo esta forma societaria se realizaron todas las maniobras que hoy se denuncian como “vaciamiento”. En síntesis, no hay argumentos sólidos para explicarle a la ciudadanía por qué la supuesta “nacionalización” de YPF no se hace bajo la forma de una empresa del Estado.
No es una cuestión menor considerar el modo que impuso el Gobierno nacional para el tratamiento del proyecto en el Congreso. ¿Por qué, si la ley de expropiación de YPF es considerada de carácter estratégico, no aceptó modificar siquiera una coma del proyecto original enviado por el Poder Ejecutivo? ¿Qué sentido cobra el debate parlamentario o la discusión pública si éstos se asientan sobre la sordera persistente de un gobierno que no atina a reconocer responsabilidades pasadas ni a escuchar las voces, reclamos y propuestas de aquellos sectores que históricamente han sostenido la defensa y recuperación de nuestros bienes comunes?
No desconocemos las cuestiones ni los problemas urgentes de la coyuntura, pero ni unos ni otros pueden convertirse en el vector privilegiado de las políticas públicas argentinas, tal como ha venido sucediendo hasta ahora. Por el contrario, las resoluciones coyunturales requieren estar inscriptas en un proyecto a largo plazo.
La matriz energética de nuestro país merece recobrar la mirada estratégica a largo plazo que alguna vez le confirió Mosconi. Plataforma 2012 considera que un verdadero replanteo estructural de la matriz energética debe considerar, entre otros puntos esenciales, el incremento de la apropiación pública de la renta petrolera en la perspectiva de su estatización total, la diversificación de la matriz energética con el fin de quebrar la dependencia de los hidrocarburos y la promoción de energías alternativas no contaminantes. El Estado argentino debe recuperar su capacidad para llevar adelante una política energética al servicio de los intereses del país y consistente con un modo de desarrollo económico verdaderamente sustentable.
*Primeras firmas: Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, Gastón Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Mónica Galán, Mario Galvano, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Diana Kordon, Gabriel Levinas, Darío Lagos, Javier Lindenboim, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, José Miguel Onaindia, Mónica Scandizzo, Maristella Svampa.
todavía existe platagorda?