01/10/2014 | EFEMÉRIDES
EL 1 DE OCTUBRE DE 1887
Por Bernardo Veksler
Este día, Francisco Pascasio Moreno, conocido como el Perito, publica una columna de opinión en el diario La Capital de La Plata, para hacer su descargo sobre la sucesión de fallecimientos de nativos ocurridos en el Museo de Ciencias Naturales, donde se encontraban en cautiverio.
Ese medio había publicado unos días antes un artículo titulado “Denuncia gravísima”, donde recopilaba los decesos producidos en esa institución: “Hace cuatro días que murió una india hija de uno de los dos caciques que con sus familias, se tienen allí. El cadáver de esta mujer ha sido desollado allí mismo, al objeto de disecar su esqueleto (…) Con un día de intervalo, ha muerto la indiecita de 7 años, más o menos, que tenía una nube en un ojo. El cadáver de esta, ha sido inhumado en el Parque, dentro del cercado del mismo establecimiento. ¿Intervino la Municipalidad para la sepultura? ¿qué médico ha dado el certificado de defunción?”.
Luego, continúa: “El cacique Inacayal, el mismo que salvó la vida al señor Moreno, en un pasaje de sus expediciones al Sur (…) ha muerto ayer. El cadáver de este ser humano, á la hora que escribimos (11 a.m.), lo están DESCUARTIZANDO, en el mismo museo. ¿De qué ha muerto? ¿Qué médico certifica la defunción? ¿Y la Municipalidad ha autorizado su inhumación aérea?”
En respuesta a esa denuncia, Moreno respondió que fue “suficiente la autorización verbal que para la disección en el laboratorio de este establecimiento e inhumación en sus terrenos de los restos innecesarios al estudio anatómico de los cuerpos, de los citados indios, había recibido del Sr. Presidente del consejo de higiene (…) en previsión del fallecimiento de algunos de los indígenas enfermos y lo hice dado el interés escepcional (sic) que para la ciencia antropológica tendrían estas disecciones, por tratarse de los últimos representantes de razas que se estinguen (sic) y de las que no se han hecho estudios todavía”.
El cuestionamiento pasaba porque una institución estatal actuaba al margen de las leyes vigentes en materia de decesos, considerando que esos cuerpos no tenían el mismo tratamiento que los de otros seres humanos.
Días después de esta denuncia falleció la alakalufe Eulltyalma y después el yámana Maish Kensis, que también se encontraban confinados en el museo.
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