El profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y ex secretario de Política Laboral, Sebastián Etchemendy, advirtió que si el Gobierno “no revisa su estrategia económica” para responder a los reclamos elevados en el primer paro general de la CGT, la medida “va a terminar afectando su estrategia política hacia octubre”, cuando mida su popularidad en las elecciones legislativas. En tanto, el politólogo especializado en sindicalismo evaluó que a la CGT “le falta un liderazgo”.
–¿En qué contexto llega el paro general?
– El Gobierno tuvo, en relación al movimiento sindical, una estrategia de pagos corporativos y sectoriales. Eso se vio en obras sociales y en algunos arreglos con sectores importantes, como los petroleros, el sector automotriz, la Uocra. Esa estrategia que tuvo cierto resultado durante el año pasado ahora se agotó. Por dos razones: una económica y otra electoral. La económica es que la estrategia económica del Gobierno no da resultados por el momento y hay pérdidas de empleo, caída de actividad y recesión. En segundo lugar está la estrategia política del Gobierno: mira las elecciones y elige jugar a la polarización. Se ve en cómo aborda los derechos humanos, en (el presidente Mauricio) Macri hablando del choripán, una estrategia muy confrontativa que inevitablemente va a afectar su relación con los sectores sociales a los que los prácticamente los empujó a la huelga y a la oposición.
–¿Cuál es la incidencia de las elecciones en el conflicto con los sindicatos?
–El Gobierno cree que le va a ir mejor confrontando con los sindicatos para asegurar su base de votos. La lógica del Gobierno es insistir en el “nosotros o el kirchnerismo”. Sabemos que hoy la cuestión está bastante más diversificada. A esto hay que sumarle el conflicto docente. Marca los límites de lo que es y será la política de pagos sectoriales del Gobierno. Hay que decidir si le das plata a la educación pública o no. Bueno, el Gobierno claramente la quiere sacar de ahí.
–¿Se encuentra en la paritaria docente un adelanto de cómo el Gobierno puede llegar a manejar un futuro conflicto con la CGT?
–Son distintas lógicas. En el conflicto docente ellos eligieron un enemigo, el sindicalismo de escuela pública, que además va con la ideología en términos generales privatistas. En el ámbito privado van a volver a una estrategia de cooptación, de pagos sectoriales y corporativos. El tema es si es viable en este contexto. Porque 2017 está siendo muy diferente a 2016. Por la lógica electoral y la situación económica.
–¿Qué incidencia tuvo la presión de las bases a la cúpula de la CGT en la movilización del 7 de marzo pasado?
–El contexto es inescindible de esta situación. Ahora, siempre hay política en esto. Dicho esto, tampoco se puede hacer magia: si hay despidos, pérdida de trabajo real, un ministerio de Trabajo que se retira de la mediación entre el capital y el trabajo, está totalmente balcanizado y deja de hacer política laboral para dejar todo en manos del mercado, el conflicto tarde o temprano va a llegar. Hubo un cambio de 180 grados en relación con la postura del ministerio de Trabajo en los gobiernos anteriores. Si se deja todo en manos del mercado, siempre va a ganar la patronal, pero además hay ausencia de políticas territoriales y de políticas para la empleabilidad. Este paro se hizo sin movilización, porque después del episodio en el que las bases le reclamaron que pusieran la fecha del paro, está claro que la CGT no se iba a arriesgar. Sin sobreestimar su potencia, la conducción de la CGT está a la derecha de sus bases.
–¿Cuáles cree que serán los próximos pasos del Gobierno y de la CGT?
–El Gobierno va a tratar de dar vuelta la página y volver a su estrategia de pagos corporativos y sectoriales, lo cual no le va a funcionar si no hace algunos cambios en su estrategia económica y lo va a terminar afectando en su estrategia política hacia octubre. Por el lado del sindicalismo, creo que va a salir fortalecido. Pero lo que le falta al triunvirato es un liderazgo. Y cualquier estrategia es más difícil sin un liderazgo claro.
–¿Necesitan un nuevo Moyano?
–No veo en la historia argentina momentos de oposición con liderazgo compartido. Ongaro,Lorenzo miguel en los 70, ubaldino o moyano siempre son liderazgos unitarios. El dilema del sindicalismo, si quiere confrontar y jugar a la vuelta del peronismo, es que el movimiento obrero sigue dividido.
–¿Y la CTA?
–La CTA reacciona más fuerte por una cuestión ideológica y porque los sindicatos estatales sufren más los despidos y la pérdida de salario real que los trabajadores privados. La verdad es que no veo a la CGT perdiendo sindicatos con la CTA, pero sí veo muchos sectores disconformes con la cúpula de la CGT yendo una confluencia con sindicatos más combativos.
–¿En qué contexto llega el paro general?
– El Gobierno tuvo, en relación al movimiento sindical, una estrategia de pagos corporativos y sectoriales. Eso se vio en obras sociales y en algunos arreglos con sectores importantes, como los petroleros, el sector automotriz, la Uocra. Esa estrategia que tuvo cierto resultado durante el año pasado ahora se agotó. Por dos razones: una económica y otra electoral. La económica es que la estrategia económica del Gobierno no da resultados por el momento y hay pérdidas de empleo, caída de actividad y recesión. En segundo lugar está la estrategia política del Gobierno: mira las elecciones y elige jugar a la polarización. Se ve en cómo aborda los derechos humanos, en (el presidente Mauricio) Macri hablando del choripán, una estrategia muy confrontativa que inevitablemente va a afectar su relación con los sectores sociales a los que los prácticamente los empujó a la huelga y a la oposición.
–¿Cuál es la incidencia de las elecciones en el conflicto con los sindicatos?
–El Gobierno cree que le va a ir mejor confrontando con los sindicatos para asegurar su base de votos. La lógica del Gobierno es insistir en el “nosotros o el kirchnerismo”. Sabemos que hoy la cuestión está bastante más diversificada. A esto hay que sumarle el conflicto docente. Marca los límites de lo que es y será la política de pagos sectoriales del Gobierno. Hay que decidir si le das plata a la educación pública o no. Bueno, el Gobierno claramente la quiere sacar de ahí.
–¿Se encuentra en la paritaria docente un adelanto de cómo el Gobierno puede llegar a manejar un futuro conflicto con la CGT?
–Son distintas lógicas. En el conflicto docente ellos eligieron un enemigo, el sindicalismo de escuela pública, que además va con la ideología en términos generales privatistas. En el ámbito privado van a volver a una estrategia de cooptación, de pagos sectoriales y corporativos. El tema es si es viable en este contexto. Porque 2017 está siendo muy diferente a 2016. Por la lógica electoral y la situación económica.
–¿Qué incidencia tuvo la presión de las bases a la cúpula de la CGT en la movilización del 7 de marzo pasado?
–El contexto es inescindible de esta situación. Ahora, siempre hay política en esto. Dicho esto, tampoco se puede hacer magia: si hay despidos, pérdida de trabajo real, un ministerio de Trabajo que se retira de la mediación entre el capital y el trabajo, está totalmente balcanizado y deja de hacer política laboral para dejar todo en manos del mercado, el conflicto tarde o temprano va a llegar. Hubo un cambio de 180 grados en relación con la postura del ministerio de Trabajo en los gobiernos anteriores. Si se deja todo en manos del mercado, siempre va a ganar la patronal, pero además hay ausencia de políticas territoriales y de políticas para la empleabilidad. Este paro se hizo sin movilización, porque después del episodio en el que las bases le reclamaron que pusieran la fecha del paro, está claro que la CGT no se iba a arriesgar. Sin sobreestimar su potencia, la conducción de la CGT está a la derecha de sus bases.
–¿Cuáles cree que serán los próximos pasos del Gobierno y de la CGT?
–El Gobierno va a tratar de dar vuelta la página y volver a su estrategia de pagos corporativos y sectoriales, lo cual no le va a funcionar si no hace algunos cambios en su estrategia económica y lo va a terminar afectando en su estrategia política hacia octubre. Por el lado del sindicalismo, creo que va a salir fortalecido. Pero lo que le falta al triunvirato es un liderazgo. Y cualquier estrategia es más difícil sin un liderazgo claro.
–¿Necesitan un nuevo Moyano?
–No veo en la historia argentina momentos de oposición con liderazgo compartido. Ongaro,Lorenzo miguel en los 70, ubaldino o moyano siempre son liderazgos unitarios. El dilema del sindicalismo, si quiere confrontar y jugar a la vuelta del peronismo, es que el movimiento obrero sigue dividido.
–¿Y la CTA?
–La CTA reacciona más fuerte por una cuestión ideológica y porque los sindicatos estatales sufren más los despidos y la pérdida de salario real que los trabajadores privados. La verdad es que no veo a la CGT perdiendo sindicatos con la CTA, pero sí veo muchos sectores disconformes con la cúpula de la CGT yendo una confluencia con sindicatos más combativos.