12 de Octubre de 2014
Entrevista con el presidente y candidato a la reelección en Bolivia, Evo Morales
El principal favorito para los comicios de hoy habla de las transformaciones que vive su país y de la importancia de tener una continuidad. «Sin Estados Unidos estamos mejor tanto en lo político como en lo económico», destaca.
Metas – El presidente de Bolivia destacó su política contra la pobreza, como la más importante: «bajamos del 38% al 18% en casi nueve años y pensamos llevarla al 8 por ciento».
Desde que asumió la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma nacionalizó los hidrocarburos, la minería y las telecomunicaciones, creó bonos asistenciales, dio visibilidad y empoderamiento a comunidades campesinas y cocaleras, y otorgó un rol político preponderante a los indígenas, sector al que pertenece por su origen aymara. Si hoy gana las elecciones presidenciales en su país, como se espera, se enfrentará a un tercer mandato hasta 2020. A pesar de su ajustada agenda, el presidente recibió a Tiempo Argentino en Cochabamba, ciudad donde arribó para emitir su voto. Con buen ánimo Evo, irrumpe en el living de la gobernación hablando de fútbol. Pregunta: «¿de qué equipo eres?» y recuerda el enfrentamiento entre su club -«soy del Bolívar», advierte-, y el argentino San Lorenzo por la Copa Libertadores.
En el diálogo el mandatario indígena destacó su apuesta a las políticas de integración, y la unión de los países latinoamericanos. Recordó a Néstor Kirchner y a Hugo Chávez, y se refirió a los migrantes y a la economía de su país. «La situación económica y social en Bolivia fue cambiando, mejorando, ya no estamos tan mal como antes gracias a la lucha y a la conciencia del pueblo boliviano y su pedido clamoroso. De a poco vamos cumpliendo. Hace unos años se comenzó con el retorno de bolivianos desde España, Argentina, Brasil, y otros países de Europa, porque ven que estamos mejor y que pueden desarrollar de forma satisfactoria su economía gracias a las fuentes de trabajo. Por lo tanto, no solo vamos a continuar con esta política, sino que estamos debatiendo un incentivo para los que quieran regresar. Tenemos que promover para que se vuelvan, para eso debemos garantizar agua y energía, para mayor producción y el retorno de mis hermanos que para que puedan volver a su país.
–Desde su llegada al gobierno, apostó a los recursos naturales como la esperanza para sacar adelante a Bolivia. En un tercer mandato, ¿cuáles serían sus objetivos?
–Tenemos una meta que es pasar de la economía de la materia prima a la economía de la industria, y nuestra gran responsabilidad es generar una economía del conocimiento. Si nos liberamos políticamente y económicamente, ahora lo que nos toca es liberarnos en la parte tecnológica y en la parte científica. Por eso empezamos a crear becas para producción con excelencia académica, que van a ir a las mejores universidades del mundo. Queremos contar con una comunidad científica. Cuando tengamos una comunidad científica, será una ciudadela científica, no solamente para ir a estudiar, sino también para que vengan a estudiar acá, y de esta manera garantizar la liberación económica. De la economía de materias primas, de la economía de la industria, pasar a la economía del conocimiento, a cómo exportar nuestros saberes.
–Usted le dio un lugar preponderante a las comunidades indígenas y campesinas. Sin embargo hay un sector que lo acusa de excluir a las clases medias y profesionales.
–Todo tiene que ver con una diferencia ideológica y eso es parte de la democracia. El voto es obligatorio y un derecho y me deja tranquilo que todo el pueblo sabe que Bolivia empezó a cambiar y que el cambio es para bien. En el caso de los profesionales, aún siguen creyendo que ellos estudiaron para dominar al indio, siguen con la mentalidad de querer someternos. La tarea del gobierno es garantizar el trabajo a todos por igual porque todos tenemos los mismos derechos.
–Usted aseguró que no tenía ganas de seguir en el gobierno, que prefería dejarle el lugar a otros, pero las organizaciones insistieron en que vuelva a ser candidato. ¿Por qué?
–Nunca en mi vida pensé en postularme a nada, ni siquiera, para ser dirigente, si no me hubiesen obligado no me presentaba. En 1997 me impulsaron a que sea candidato a diputado, lo rechacé y me hicieron mucho lío porque después tampoco quise ser candidato a la presidencia. En ese momento pensaba, ¿cómo, si estoy acusado de narcotraficante, asesino, terrorista, podría llegar a ser presidente? En 2002, finalmente, acepté la candidatura, también obligado. Entendí que una cosa es cuando te presionan y otra es ver la voluntad del pueblo. Tengo un compromiso con los bolivianos y su apoyo es fundamental para que yo siga aquí.
–¿Qué cambios que se produjeron en Bolivia en sus dos gobiernos?
–La reducción de la pobreza es nuestra política más importante, ya bajamos del 38 % al 18 % en casi nueve años, y nuestra meta es llevarla al ocho por ciento. Nuestra siguiente meta es seguir garantizando la estabilidad económica, porque si no hay estabilidad, no hay crecimiento y no podemos reducir la pobreza. Entonces, para garantizar una buena economía, hay que garantizar estabilidad social, porque cuando hay estabilidad social, hay estabilidad política. Creo que todos sabemos valorar el crecimiento económico de Bolivia, inclusive la clase media.
–Sudamérica está viviendo momentos convulsionados. Venezuela sometida a constantes intentos desestabilizadores, al igual que la Argentina, donde su economía está siendo acosada por los llamados fondos buitre, ¿Cuál es su mirada sobre este escenario?
–Venezuela está soportando una agresión política del imperio y Argentina está sufriendo una agresión económica, por lo tanto esa agresión política y económica también incluye a toda América Latina y por eso, felizmente, nos podemos defender en conjunto porque tenemos un bloque regional con bases sólidas. Pudimos hacer alguito desde la Organización de Naciones Unidas. Pero lo que aún no aprenden en América Latina y el Caribe es que deben gobernar los presidentes electos por su pueblo democráticamente y no los banqueros y empresarios. Esa es nuestra gran diferencia con aquellos países que eligen un sistema capitalista.
–Estados Unidos sigue intentando entrometerse en la región. ¿Cuál es, hoy, la relación de Bolivia con el gobierno de Barack Obama?
–Hoy en día no tenemos ninguna relación con Estados Unidos y el FMI. Sin ellos estamos mejor tanto en la política como en lo económico, la pregunta es: ¿Para qué necesitaría Bolivia a Estados Unidos? Y la respuesta es para nada, gracias a su no intervención, nuestro país logró un gran crecimiento económico y fortalecimiento político. Para eso fueron fundamentales las luchas de Hugo y Néstor, que fueron seres visionarios, integracionistas y sobre todo muy solidarios. Me enorgullece seguir avanzando con la UNASUR, aunque también el imperio y el capitalismo nos está dividiendo con una Alianza del Pacífico, antes lo hicieron con el Consenso de Washington y con el ALCA que, por suerte, pudimos derrotar junto a Chávez y Kirchner.
–¿Cuál es el futuro del bloque regional considerando que el año que viene Argentina elige nuevo presidente, Dilma Rousseff disputará su reelección en un balotaje y también Uruguay renovará su gobierno?
–Siempre voy a respetar a los presidentes que sean electos dramáticamente, pero sí es claro que si gana un presidente de derecha no será lo mismo que la relación con Lula, Cristina, Chávez o Correa, los respetaré y vamos a continuar, pero no serán de mucha confianza para avanzar.
–Octubre es un mes importante por hechos que sellaron la historia argentina y latinoamericana: la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, la última elección que ganó Hugo Chávez y también el aniversario del asesinato del Che Guevara. ¿Cómo influyeron en su vida estos tres actores políticos?
–Néstor Kirchner fue muy solidario conmigo y con Bolivia, siempre llamaba cuando la derecha me atacaba. Cuando decidimos nacionalizar los hidrocarburos, los opositores neoliberales decían que no habría nueva inversión para nuestro país y él fue uno de los primeros presidentes en llamar y darnos su apoyo. Recuerdo una anécdota sobre un problema que tuvimos con Lula cuando nacionalizamos las acciones de Petrobras y ahí Kirchner convocó a una Cumbre Social del Mercosur en Foz de Iguazú, porque involuntariamente eso había generado un distanciamiento con Lula. La cuestión es que, gracias a Néstor salimos los cuatro abrazados. Son actitudes inolvidables porque lo mostraba no solo como político, sino también como persona. Con respecto a Chávez, más que el presidente de Venezuela para mí fue un hermano, lo extraño muchísimo, su muerte fue uno de los peores momentos que viví. Como Estado nos debemos poner a pensar cómo combatir el cáncer seriamente. Contra esa enfermedad no sirve ni el poder político, ni el poder económico. Perder a Hugo generó un vacío enorme en todo el escenario político de sudamérica. En el caso del Che es nuestra inspiración, también de Néstor y Hugo, para continuar la lucha contra el imperio y aprender a perderle miedo. «
Varios candidatos, un favorito, y dos modelos en disputa
Evo Morales Ayma (MAS)
Nacido en Chapare, tiene 54 años. Es presidente de Bolivia desde enero de 2006. Llevó adelante la política de nacionalización de los hidrocarburos y de reforma constitucional –2009– para integrar a las diversas nacionalidades del país, tras lo cual se fundó el Estado Plurinacional de Bolivia. Viene del sindicalismo cocalero que enfrentó las política neoliberales del gobierno de Sánchez de Losada, sobre todo durante la «guerra del gas» de 2003, donde se opuso al famoso «impuestazo». Es el favorito en los sondeos con casi 60 por ciento.
Samuel Doria Medina (UD)
Tiene 55 años. Egresado de la Universidad de Harvard, maneja la franquicia en Bolivia de la cadena Burguer King –la más fuerte en el país, debido a que no hay Mc Donald’s–. En 1986 asumió la presidencia de la Sociedad Boliviana de Cemento. En 2005, año en que Evo Morales gana las presidenciales, fue candidato, pero apenas obtuvo el 7,81% de los votos. Consciente de la gran popularidad de Evo Morales y de sus políticas sociales, en su programa afirma que «queremos dar continuidad a lo que está bien». Los sondeos le dan 16 por ciento.
Jorge «Tuto» Quiroga (PDC)
Nació en Cochabamba, el 5 de mayo de 1960. Estudió ingeniería industrial en Texas, Estados Unidos. Fue presidente de Bolivia entre el 7 de agosto de 2001 y el 6 de agosto de 2002, durante el auge neoliberal de las administraciones en el país. Sumó a su gabinete a asesores y colaboradores de Samuel Doria Medina, con quien no logró unificar una candidatura. En su programa de gobierno cuestiona las políticas sociales de Morales, y afirma que «el desafío histórico recaerá en los empresarios privados.» Arrima al 10 por ciento.
Entrevista con el presidente y candidato a la reelección en Bolivia, Evo Morales
El principal favorito para los comicios de hoy habla de las transformaciones que vive su país y de la importancia de tener una continuidad. «Sin Estados Unidos estamos mejor tanto en lo político como en lo económico», destaca.
Metas – El presidente de Bolivia destacó su política contra la pobreza, como la más importante: «bajamos del 38% al 18% en casi nueve años y pensamos llevarla al 8 por ciento».
Desde que asumió la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma nacionalizó los hidrocarburos, la minería y las telecomunicaciones, creó bonos asistenciales, dio visibilidad y empoderamiento a comunidades campesinas y cocaleras, y otorgó un rol político preponderante a los indígenas, sector al que pertenece por su origen aymara. Si hoy gana las elecciones presidenciales en su país, como se espera, se enfrentará a un tercer mandato hasta 2020. A pesar de su ajustada agenda, el presidente recibió a Tiempo Argentino en Cochabamba, ciudad donde arribó para emitir su voto. Con buen ánimo Evo, irrumpe en el living de la gobernación hablando de fútbol. Pregunta: «¿de qué equipo eres?» y recuerda el enfrentamiento entre su club -«soy del Bolívar», advierte-, y el argentino San Lorenzo por la Copa Libertadores.
En el diálogo el mandatario indígena destacó su apuesta a las políticas de integración, y la unión de los países latinoamericanos. Recordó a Néstor Kirchner y a Hugo Chávez, y se refirió a los migrantes y a la economía de su país. «La situación económica y social en Bolivia fue cambiando, mejorando, ya no estamos tan mal como antes gracias a la lucha y a la conciencia del pueblo boliviano y su pedido clamoroso. De a poco vamos cumpliendo. Hace unos años se comenzó con el retorno de bolivianos desde España, Argentina, Brasil, y otros países de Europa, porque ven que estamos mejor y que pueden desarrollar de forma satisfactoria su economía gracias a las fuentes de trabajo. Por lo tanto, no solo vamos a continuar con esta política, sino que estamos debatiendo un incentivo para los que quieran regresar. Tenemos que promover para que se vuelvan, para eso debemos garantizar agua y energía, para mayor producción y el retorno de mis hermanos que para que puedan volver a su país.
–Desde su llegada al gobierno, apostó a los recursos naturales como la esperanza para sacar adelante a Bolivia. En un tercer mandato, ¿cuáles serían sus objetivos?
–Tenemos una meta que es pasar de la economía de la materia prima a la economía de la industria, y nuestra gran responsabilidad es generar una economía del conocimiento. Si nos liberamos políticamente y económicamente, ahora lo que nos toca es liberarnos en la parte tecnológica y en la parte científica. Por eso empezamos a crear becas para producción con excelencia académica, que van a ir a las mejores universidades del mundo. Queremos contar con una comunidad científica. Cuando tengamos una comunidad científica, será una ciudadela científica, no solamente para ir a estudiar, sino también para que vengan a estudiar acá, y de esta manera garantizar la liberación económica. De la economía de materias primas, de la economía de la industria, pasar a la economía del conocimiento, a cómo exportar nuestros saberes.
–Usted le dio un lugar preponderante a las comunidades indígenas y campesinas. Sin embargo hay un sector que lo acusa de excluir a las clases medias y profesionales.
–Todo tiene que ver con una diferencia ideológica y eso es parte de la democracia. El voto es obligatorio y un derecho y me deja tranquilo que todo el pueblo sabe que Bolivia empezó a cambiar y que el cambio es para bien. En el caso de los profesionales, aún siguen creyendo que ellos estudiaron para dominar al indio, siguen con la mentalidad de querer someternos. La tarea del gobierno es garantizar el trabajo a todos por igual porque todos tenemos los mismos derechos.
–Usted aseguró que no tenía ganas de seguir en el gobierno, que prefería dejarle el lugar a otros, pero las organizaciones insistieron en que vuelva a ser candidato. ¿Por qué?
–Nunca en mi vida pensé en postularme a nada, ni siquiera, para ser dirigente, si no me hubiesen obligado no me presentaba. En 1997 me impulsaron a que sea candidato a diputado, lo rechacé y me hicieron mucho lío porque después tampoco quise ser candidato a la presidencia. En ese momento pensaba, ¿cómo, si estoy acusado de narcotraficante, asesino, terrorista, podría llegar a ser presidente? En 2002, finalmente, acepté la candidatura, también obligado. Entendí que una cosa es cuando te presionan y otra es ver la voluntad del pueblo. Tengo un compromiso con los bolivianos y su apoyo es fundamental para que yo siga aquí.
–¿Qué cambios que se produjeron en Bolivia en sus dos gobiernos?
–La reducción de la pobreza es nuestra política más importante, ya bajamos del 38 % al 18 % en casi nueve años, y nuestra meta es llevarla al ocho por ciento. Nuestra siguiente meta es seguir garantizando la estabilidad económica, porque si no hay estabilidad, no hay crecimiento y no podemos reducir la pobreza. Entonces, para garantizar una buena economía, hay que garantizar estabilidad social, porque cuando hay estabilidad social, hay estabilidad política. Creo que todos sabemos valorar el crecimiento económico de Bolivia, inclusive la clase media.
–Sudamérica está viviendo momentos convulsionados. Venezuela sometida a constantes intentos desestabilizadores, al igual que la Argentina, donde su economía está siendo acosada por los llamados fondos buitre, ¿Cuál es su mirada sobre este escenario?
–Venezuela está soportando una agresión política del imperio y Argentina está sufriendo una agresión económica, por lo tanto esa agresión política y económica también incluye a toda América Latina y por eso, felizmente, nos podemos defender en conjunto porque tenemos un bloque regional con bases sólidas. Pudimos hacer alguito desde la Organización de Naciones Unidas. Pero lo que aún no aprenden en América Latina y el Caribe es que deben gobernar los presidentes electos por su pueblo democráticamente y no los banqueros y empresarios. Esa es nuestra gran diferencia con aquellos países que eligen un sistema capitalista.
–Estados Unidos sigue intentando entrometerse en la región. ¿Cuál es, hoy, la relación de Bolivia con el gobierno de Barack Obama?
–Hoy en día no tenemos ninguna relación con Estados Unidos y el FMI. Sin ellos estamos mejor tanto en la política como en lo económico, la pregunta es: ¿Para qué necesitaría Bolivia a Estados Unidos? Y la respuesta es para nada, gracias a su no intervención, nuestro país logró un gran crecimiento económico y fortalecimiento político. Para eso fueron fundamentales las luchas de Hugo y Néstor, que fueron seres visionarios, integracionistas y sobre todo muy solidarios. Me enorgullece seguir avanzando con la UNASUR, aunque también el imperio y el capitalismo nos está dividiendo con una Alianza del Pacífico, antes lo hicieron con el Consenso de Washington y con el ALCA que, por suerte, pudimos derrotar junto a Chávez y Kirchner.
–¿Cuál es el futuro del bloque regional considerando que el año que viene Argentina elige nuevo presidente, Dilma Rousseff disputará su reelección en un balotaje y también Uruguay renovará su gobierno?
–Siempre voy a respetar a los presidentes que sean electos dramáticamente, pero sí es claro que si gana un presidente de derecha no será lo mismo que la relación con Lula, Cristina, Chávez o Correa, los respetaré y vamos a continuar, pero no serán de mucha confianza para avanzar.
–Octubre es un mes importante por hechos que sellaron la historia argentina y latinoamericana: la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, la última elección que ganó Hugo Chávez y también el aniversario del asesinato del Che Guevara. ¿Cómo influyeron en su vida estos tres actores políticos?
–Néstor Kirchner fue muy solidario conmigo y con Bolivia, siempre llamaba cuando la derecha me atacaba. Cuando decidimos nacionalizar los hidrocarburos, los opositores neoliberales decían que no habría nueva inversión para nuestro país y él fue uno de los primeros presidentes en llamar y darnos su apoyo. Recuerdo una anécdota sobre un problema que tuvimos con Lula cuando nacionalizamos las acciones de Petrobras y ahí Kirchner convocó a una Cumbre Social del Mercosur en Foz de Iguazú, porque involuntariamente eso había generado un distanciamiento con Lula. La cuestión es que, gracias a Néstor salimos los cuatro abrazados. Son actitudes inolvidables porque lo mostraba no solo como político, sino también como persona. Con respecto a Chávez, más que el presidente de Venezuela para mí fue un hermano, lo extraño muchísimo, su muerte fue uno de los peores momentos que viví. Como Estado nos debemos poner a pensar cómo combatir el cáncer seriamente. Contra esa enfermedad no sirve ni el poder político, ni el poder económico. Perder a Hugo generó un vacío enorme en todo el escenario político de sudamérica. En el caso del Che es nuestra inspiración, también de Néstor y Hugo, para continuar la lucha contra el imperio y aprender a perderle miedo. «
Varios candidatos, un favorito, y dos modelos en disputa
Evo Morales Ayma (MAS)
Nacido en Chapare, tiene 54 años. Es presidente de Bolivia desde enero de 2006. Llevó adelante la política de nacionalización de los hidrocarburos y de reforma constitucional –2009– para integrar a las diversas nacionalidades del país, tras lo cual se fundó el Estado Plurinacional de Bolivia. Viene del sindicalismo cocalero que enfrentó las política neoliberales del gobierno de Sánchez de Losada, sobre todo durante la «guerra del gas» de 2003, donde se opuso al famoso «impuestazo». Es el favorito en los sondeos con casi 60 por ciento.
Samuel Doria Medina (UD)
Tiene 55 años. Egresado de la Universidad de Harvard, maneja la franquicia en Bolivia de la cadena Burguer King –la más fuerte en el país, debido a que no hay Mc Donald’s–. En 1986 asumió la presidencia de la Sociedad Boliviana de Cemento. En 2005, año en que Evo Morales gana las presidenciales, fue candidato, pero apenas obtuvo el 7,81% de los votos. Consciente de la gran popularidad de Evo Morales y de sus políticas sociales, en su programa afirma que «queremos dar continuidad a lo que está bien». Los sondeos le dan 16 por ciento.
Jorge «Tuto» Quiroga (PDC)
Nació en Cochabamba, el 5 de mayo de 1960. Estudió ingeniería industrial en Texas, Estados Unidos. Fue presidente de Bolivia entre el 7 de agosto de 2001 y el 6 de agosto de 2002, durante el auge neoliberal de las administraciones en el país. Sumó a su gabinete a asesores y colaboradores de Samuel Doria Medina, con quien no logró unificar una candidatura. En su programa de gobierno cuestiona las políticas sociales de Morales, y afirma que «el desafío histórico recaerá en los empresarios privados.» Arrima al 10 por ciento.