Fábrega afirmó que bajará las tasas cuando la inflación no supere el 2% mensual

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Negó diferencias con Kicillof, que pide intereses más bajos para alentar el consumo; dijo que las reservas se estabilizarán en US$ 28.000 millones
Eurnekian y Fábrega, ayer, antes de la charla del presidente del BCRA con empresarios. Foto: LA NACION
No suele ser un hombre que busque el alto perfil. Pero el presidente del Banco Central (BCRA), Juan Carlos Fábrega, aceptó ayer hablar en un auditorio colmado de empresarios para reafirmar las políticas que viene aplicando la entidad y, al mismo tiempo, transmitir un mensaje de unidad dentro del equipo económico, en medio de recientes versiones que hablaban de su salida del Gobierno por peleas con el ministro Axel Kicillof.
«Todas las medidas se tomaron coordinadas con el Poder Ejecutivo, llámese Ministerio de Economía y, por supuesto, la Presidencia de la Nación», aseveró Fábrega, quien sorprendió al decir que, a fines de enero pasado, se «tomó la decisión» de devaluar la moneda en un 20% para «devolverles la competitividad a los exportadores».
Después de todo, el presidente del BCRA es la primera persona del equipo económico en admitir que la devaluación fue impulsada desde el Gobierno y no a partir del accionar del mercado o de la empresa Shell, como denunció en su momento públicamente Kicillof.
Con gran serenidad, Fábrega aseguró, a su vez, que el BCRA bajaría las tasas de interés «si los precios se ubican por debajo del 2% [mensual]». «La evolución de los precios marca el carril para que nosotros hagamos el camino de la tasa de interés», dijo Fábrega, quien además señaló que la decisión de subirlas fue para «favorecer el ahorro nacional».
Ante 330 empresarios, invitado por el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), que preside Eduardo Eurnekian, el jefe del BCRA ratificó así la política de tasas altas que viene aplicando desde enero, en un intento de contener la corrida hacia el dólar y ponerle un techo a la escalada de precios. Y que, según trascendió, sería el principal foco de conflicto con Economía, quien le adjudica gran responsabilidad en la recesión, y a quien por su parte el Central le estaría reclamando que cumpla con su parte del ajuste, para así contribuir a moderar de la inflación.
Fábrega dijo no obstante que espera que la actividad se reactive una vez que las mejoras salariales comiencen a surtir efecto sobre el consumo. Destacó, en tal sentido, el impacto positivo de la línea de créditos para las pymes que viene implementando la entidad, y que hizo que los bancos coloquen $ 7500 millones a una tasa de 17,5% en el sector.
Y aunque admitió que «la Argentina tiene que ir resolviendo aspectos externos para que llegue la inversión privada», se mostró optimista de que así como se solucionó el conflicto con Repsol, «hoy, en el Club de París, el ministro [Kicillof] está tratando de resolverlo con pronóstico favorable, y vemos inversiones en áreas mineras, petroleras y de gas».
Entre logros del Gobierno, destacó la decisión de levantar parcialmente el cepo para las personas físicas -demanda que, dijo, se estabilizó en US$ 200 millones mensuales- y el desarrollo del nuevo índice de precios al consumidor nacional (IPCNu).
Para fin de año, Fábrega pronosticó que las reservas del BCRA «se van a estabilizar en torno a los US$ 28.000 millones», esto es, el mismo nivel que tienen hoy (ayer cerraron en US$ 28.534 millones), lo que hace suponer que continuará el BCRA haciendo frente al fuerte pago de importaciones de energía (que en el primer trimestre le insumieron US$ 2900 millones), además de que podría llegar a usar parte de sus reservas para saldar la deuda con el Club de París, ya que, según afirmó Fábrega, «hoy el Banco Central no tiene operaciones de compromiso externo».
De no ser así, el pronóstico de US$ 28.000 millones suena incluso conservador considerando que, según detalló, recién se habría liquidado un tercio de las divisas correspondientes a la cosecha récord de 108 millones de toneladas de soja, por lo que todavía restarían ingresar unos US$ 20.000 millones más.
La presencia de Fábrega generó una convocatoria sin precedente en los almuerzos del Cicyp. «Todos lo miran como un prócer», esgrimió uno de los empresarios presentes. «Ojalá que dure.».

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