Felisa Miceli: «La derecha argentina mataría, si pudiera»

La economía y los Derechos Humanos son dos conceptos que parecen no tener nada que ver. Sin embargo, su relación es la premisa de este Congreso. ¿Podría relacionarlos?
–Aparecen como conceptos contradictorios porque la economía, a partir de las políticas económicas que aplican determinados gobiernos, vulneran derechos básicos y sociales que están comprendido en los Derechos Humanos. La economía, muchas veces, ha vulnerado los Derechos Humanos. Por eso, desde este encuentro proponemos un lema que es poner la economía al servicio de los pueblos.
–Y distinguen entre pueblo y país.
–Distinguimos entre la noción de país, de Estado, de nación y la de pueblo que es la sociedad, la gente. Y lo hacemos porque creemos que no necesariamente las políticas nacionales incluyen políticas populares. Hay Estados que llevan adelante políticas nacionales medianamente correctas, pero hacia adentro se defienden de las políticas del Fondo Monetario Internacional, no venden sus recursos naturales. Sin embargo, a veces no lo hacen para su gente.
–¿La economía para pueblos es mundial, regional, nacional?
–Es fuerte en nuestra región y muy poco aplicada en Europa y en los Estados Unidos. Hoy los gobiernos del centro del mundo que enfrentan la crisis aplican medidas antipopulares. Países como España, Grecia y Francia están acabando con el Estado de Bienestar. Esos países atentan contra los Derechos Humanos de su población y por eso su población sale a luchar. La esperanza es que esa gente luche hasta impedir que se apliquen esas medidas porque no se trata de que no hay recursos. Los mandatarios, Rajoy, Monti, Merkel, Hollande, les dicen a sus pueblos que hay que hacer un sacrificio porque los recursos no alcanzan. Y desde que comenzó la crisis, en 2008, los banqueros, el sector especulativo financiero, la plata que funciona en los paraísos fiscales, se enriquecieron. ¿A dónde fue el dinero que puso el Banco Central Europeo a los bancos de los diferentes países? Ese dinero no fue a la gente. En España, el 50% de la juventud no tiene trabajo. Los números no dicen nada, pero si pensamos que la mitad de los jóvenes españoles no tiene trabajo, entonces hablamos de un país que no va a ninguna parte.
–¿Cree que Europa, a diferencia de la Argentina, está paralizada por la sorpresa de la crisis? Este país ya venía apaleado.
–Yo creo que ellos están como nosotros en 1995, cuando el pueblo argentino votó nuevamente un proyecto económico neoliberal a ultranza. Ya se había saqueado y privatizado el país, se lo había despojado del patrimonio más grande acumulado por generaciones de argentinos. Hay que pensar todo lo que trabajaron las generaciones anteriores para tener esa cantidad de empresas públicas que eran de todos nosotros. Todo eso se lo regalaron al capital extranjero y a pesar de eso, esta sociedad votó ese mismo proyecto. La conciencia se fue tomando de a poco y así se llegó a 2000. Muy de a poco. Es cierto que en los ’80 y en los ’90 hubo una resistencia al neoliberalismo. Enormes pero no masivas. La consciencia cambió en 2001.
–Antes se pasó por un período casi de resignación, sin referentes de los que aprender a luchar.
–Hubo una especie de disciplinamiento durante tanto tiempo de dictadura, matando tantos compañeros y mandando al exilio o a la cárcel a tantos otros. Una gran parte de esa población rebelde que luchaba y que estaba muy enraizada en la base social de nuestro pueblo, fue exterminada. Eso representó que, en los ’80, la dictadura seguía instalando el terror. Yo era directora del Banco Provincia en el ’83, Aldo Ferrer era el presidente, y todos los días nos preguntábamos «¿Hasta cuándo va a durar esta democracia?» Teníamos el terror instalado en algún lugar de nuestro cerebro. Estaba ahí. Luego vino otro disciplinamiento social: el golpe de mercado que el poder económico le hizo a Alfonsín. La hiperinflación se sumó a la híper represión. La gente pensaba «mejor no pedir aumento», «mejor no reclamar». No hubo golpe de Estado sino de mercado. Luego, los ’90 con Menem, vino la hiperdesocupación y con ella la pérdida de los derechos laborales, la flexibilización.
–¿Cree que el cacerolazo es un tema nacional?
–Creo que los que están en contra de las políticas de gobierno pueden manifestarse libremente aunque entre sus mensajes había agravios absolutamente violentos y encima con la soberbia de decirnos que el gobierno tiene que cambiar, porque ellos salieron a manifestarse. Pero si el gobierno cambia, todos los que votamos al gobierno vamos a salir a manifestarnos porque estará haciendo lo contrario de lo que votamos. Es muy importante que el gobierno se mantenga firme en hacer lo que está haciendo, en llevar adelante su agenda. Una de las demandas era: «Queremos libertad, queremos ir a Punta del Este». Supongamos que el gobierno cede a ese punto de la agenda. ¿Qué va a pasar? Se acaban las reservas del Banco Central por lo tanto no se pueden importar insumos, se pierden puestos de trabajo y cae la producción nacional. Cumplir con los puntos de la agenda de los caceroleros es incumplir con la agenda que el pueblo votó mayoritariamente en octubre del año pasado. Está bien que el gobierno les permita expresarse. Yo repudio la expresión de barbarie anticivilizatoria que siempre muestra la derecha argentina. La derecha argentina responde a un patrón de barbarie que eliminaría físicamente, mataría a todos los que pudiera como lo hizo cuando tuvo la oportunidad. Y detrás de eso, está el poder económico. Estamos en la víspera de situaciones muy complejas por la proximidad del 7 de diciembre. Creo que hay que estar alerta a multiplicar los esfuerzos para llegar con mensajes a la población, a la militancia. – <dl
Hoy y mañana en la universidad de las madres
«La idea es que las más de 1000 personas que están asistiendo a este encuentro internacional escuchen a los especialistas, debatan y lleven a todo el país esta forma de pensar la economía en función de los pueblos», señala Felisa Miceli, una de las organizadoras del congreso y directora del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (Cempo) . Con visitas internacionales como Álvaro García Linera, vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Samir Amin, economista egipcio, el economista brasileño Theotonio Dos Santos, y el teórico británico David Harvey, entre otros. El encuentro se desarrolla en la sede de la Universidad Madres de Plaza de Mayo.
Los ejes de los diferentes debates son seis: Consecuencias de la crisis mundial, América Latina: Estrategias nacionales e integración regional, Argentina, ¿nueva etapa?, Economía social y solidaria, Desarrollo, recursos naturales y energéticos y el Estudio de la Economía del Derecho.
En el cierre del encuentro, el viernes a las 17:30, el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, presentará la conferencia de Álvaro Linera.
La causa judicial
«La causa judicial sigue su curso y a esta altura creo que todo el país sabe, después de cinco años, que fue una gran cama. Creo que todo el país lo tiene claro», explica Felisa Miceli.
A casi tres años de ser elevada a juicio, el Tribunal Oral Federal Nro 2, dispuso que la ex ministra de Economía comience a ser juzgada este mes por el hallazgo en su despacho del Palacio de Hacienda una bolsa con 100 mil pesos y 31.670 dólares cuando era ministra de Economía, hace cinco años.
«Evidentemente fue una gran cama. Yo no cambié de casa en todo este tiempo, mi patrimonio no aumentó. Y también creo que en esta época ese hecho jamás hubiera llegado a esta instancia por el sólo hecho de que ya se sabe bien quién es el enemigo, cosa que hace cinco años no estaba claro», señala. «Siempre pensé que la situación no iba a llegar a esta instancia, pero ocurrió así es que, aunque todavía el 29 de octubre no está firme, llegará el momento de poner las cosas en claro.»