Fernando Porta: Logros y deudas en la distribución del ingreso

Una intervención pública que favoreció la distribución del ingreso, pero que no logró incidir en algunas de las cuestiones estructurales que lo generan. Esa fue una de las principales conclusiones que se desprendió de la exposición que brindó el economista Fernando Porta, profesor titular de las universidades nacionales de Quilmes y Buenos Aires, durante la “Conferencia Anual Jorge Schvarzer”, realizada el pasado miércoles en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA y organizada por el Centro de Estudios de la Situación y Perspectiva de la Argentina (Cespa) de esta casa de estudio.
En efecto, Porta hizo referencia a la importante distribución del ingreso operada en nuestro país tras la salida de la convertibilidad, señalando que la misma estuvo fuertemente impulsada por los “cambios significativos en la institucionalidad de mercado trabajo” que llevó adelante el actual gobierno. Pero al mismo tiempo, diferenció entre dos tipos de distribución. “La distribución primaria es aquella que depende de la estructura productiva, en donde juegan aspectos como los derechos de propiedad, el mercado de trabajo y el acceso a calificación técnica, mientras que el otro tipo de redistribución es mediante políticas de empleo y compensatorias” detalló.
Así, en relación a este segundo tipo de distribución, mencionó que el gobierno “sin dudas trabajó bien, fundamentalmente en la intervención del mercado de trabajo, con la actualización del salario mínimo, las convenciones colectivas y una mejor cobertura de leyes de protección al trabajo en distintos sectores como los del trabajo doméstico y del agro, todo lo cual tuvo un impacto positivo en el proceso distributivo”, al tiempo que agregó que para esta distribución del ingreso “también fueron positivas las políticas compensatorias, como la ampliación de la cobertura del sistema jubilatorio junto a la dinámica de incremento de haberes, así como la Asignación Universal por Hijo”.
Sin embargo, al mismo tiempo se refirió al estancamiento que esta distribución está teniendo desde hace “cuatro o cinco años”, sobre lo cual hizo foco en los factores que se encontraban detrás del primer factor distributivo, es decir la mencionada “distribución primaria”. En este sentido, señaló que “existen varios estudios, como los de la Cepal, que vinculan la heterogeneidad productiva –tanto entre los distintos sectores como al interior de los mismos–, con la desigualdad distributiva. En nuestro país en particular esto compromete no sólo las posibilidades de crecimiento y distribución, sino que influye también en las cuentas fiscales y externas”, para luego detallar que “aquí no se avanzó en una diversificación de la producción, ni en saltos significativos en la productividad, más allá del crecimiento en la producción. Los recursos naturales tienen escaso procesamiento y valor agregado, existen sectores monopólicos, con mercados cautivos o basados en subsidios públicos, problemas de cantidad y calidad de la inversión, gamas de la estructura productiva con baja innovación, brechas de productividad significativa, e islas de modernidad pero poco eslabonadas”. Según agregó, este cuadro se complejizaba aún más debido a que “la actual estructura socioproductiva está atravesada por un conflicto distributivo, con actores con capacidad para disputar la renta desde empresas oligopólicas, o mediante el control de recursos estratégicos o de financiamientos, o con practicas evasivas, así como también por parte de los asalariados, con sus prácticas sindicales y políticas”, remarcando en este último punto que “sostener el conflicto distributivo es también un activo, ya que significa que no fue saldado, como por ejemplo en Chile o Uruguay, cuya aparente institucionalidad es en realidad el resultado de un conflicto distributivo saldado a la baja para los asalariados”.
Distribución primaria y primordial. Porta remarcó especialmente lo fundamental que resultaba la denominada “distribución primaria”, detallando el déficit gubernamental en relación a la gestión de la misma. Así, manifestó que “cuanto más heterogeneidad e inequidad existe en la estructura productiva, y cuanto más redistribucionista es el proyecto político, mayor tensión existen sobre estas políticas públicas de redistribución, por lo que estimo que hay que operar no solo sobre el mercado trabajo sino sobre los factores de la estructura productiva, para que haya menos presión sobre las políticas distributivas”. De acuerdo a su visión, durante el ciclo kirchnerista “existió la hipótesis de que la distribución del ingreso se lograba mediante la generación de empleo formal, y que para eso era necesario una alta tasa de crecimiento, lo cual se lograba mediante macroincentivos para expandir la demanda (el consumo), de ahí que se llevaron adelante políticas compensatorias y políticas de ingreso. Pero lo que hubo fue una distribución de excedente, sin alterar la estructura de generación de ese excedente, en un sistema que limita los objetivos distributivos, complicando además la balanza pagos y deteriorando la capacidad fiscal”. En este sentido, remarcó las limitaciones que tuvo este tipo de desarrollo, al dar cuenta del estancamiento en la distribución del ingreso y en la progresividad del mercado laboral. “Después de varios años de tasa de crecimiento, la tasa de desempleo parece haber quedado estancada en un 7%, lo que marca un desempleo estructural alto, junto a un 35% de precarización laboral, y una elevada brecha salarial, ya que diversos estudios demuestran que por una misma actividad existen diferencias de hasta siete veces en las remuneraciones”. Por eso, detalló que junto a los principales factores de intervención pública durante estos años, como la mencionada dentro del mercado laboral, o la del tipo de cambio favorable para la producción, los subsidios a los costos de las empresas, y el positivo desendeudamiento, entre otras, existieron a su juicio déficits como la falta de una estrategia económica consustanciada con este proyecto político, una menor coordinación de la necesaria entre los diferentes estamentos públicos para con el sector productivo, y una poca atención a ciertos componentes importantes de la restricción externa en el sector productivo. Con todo, Porta mencionó también externalidades que signaron este tipo de políticas en los últimos años. Entre ellas, mencionó la crisis internacional, que “tal vez hacía necesaria esta política de estímulo a la demanda”, un Estado “desmantelado por el neoliberalismo en sus capacidades técnicas, colonizado por intereses particulares, y deslegitimado en su intervención”, las condiciones propias de la política “que se somete a un escrutinio permanente donde no es fácil conciliar objetivos de corto plazo con los de largo plazo” y la falta de liderazgos claros no sólo en la política sino en la clase empresaria para resolver los conflictos planteados.

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2 comentarios en «Fernando Porta: Logros y deudas en la distribución del ingreso»

  1. Nota muy sintética y sustanciosa. Para analizar fortalezas, debilidades, y problemas pendientes.

    Importante: ‘lo que hubo fue una distribución de excedente, sin alterar la estructura de generación de ese excedente’.

    Muy aguda la observación sobre los países vecinos que son ‘modelo’ para algunos: ‘sostener el conflicto distributivo es también un activo, ya que significa que no fue saldado, como por ejemplo en Chile o Uruguay, cuya aparente institucionalidad es en realidad el resultado de un conflicto distributivo saldado a la baja para los asalariados’.

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