Desde París
Con la próxima compra del diario popular Le Parisien –en 50 millones de euros por el dueño del imperio del lujo LVMH, Bernard Arnault–, se acentuó en Francia el proceso de concentración de la prensa iniciado en 2010.
Oficialmente, en la operación no figurará el nombre de Arnault, segunda fortuna de Francia, con un patrimonio de 37.200 millones de dólares, según Forbes. El comprador sería LVMH (Louis Vuitton Moët Hennesy). A los 66 años, Arnault y su familia controlan 46% de ese holding, considerado el mayor grupo mundial de lujo, que incluye marcas de excelencia como Louis-Vuitton, Dior, Givenchy, Guerlain.
Le Parisien, que en el interior del país se vende bajo el título de Aujourd’hui en France, es el diario de mayor circulación en el país con 380 mil ejemplares contando las ediciones locales y regionales.
En el pasado, el ex presidente Nicolas Sarkozy supo explotar la influencia popular de ese diario, propiedad del grupo Amaury. Arnault es un cercano amigo de Sarkozy, que no oculta sus ambiciones para la elección presidencial en 2017.
La compra del diario, fundado en 1944 después de la Liberación de París, multiplicará el peso del grupo LVMH, que ya posee el económico Les Echos y la emisora cultural Radio Classique. La combinación de Le Parisien con Les Echos le aseguraría al grupo 500 mil ejemplares y más 12 millones de lectores digitales, con 340 millones de euros anuales de ingresos.
El pluralismo fue siempre uno de los principios sagrados del espíritu de la Liberación. Los dirigentes surgidos de la resistencia al nazismo buscaron evitar que se repitiera la situación de concentración que prevalecía hasta la Segunda Guerra Mundial. Los diarios en manos de grandes empresarios integraron la primera línea de la “colaboración” con los ocupantes.
Ese es el aspecto que inquieta a dirigentes políticos e intelectuales cuando analizan el actual proceso de concentración de la prensa (ver recuadro). El único “independiente” que queda es Le Figaro, que en realidad es propiedad del fabricante de aviones Dassault.
Un país en manos de tres grupos de prensa es un fantasma que comienza a inquietar a una parte del espectro político de Francia.
Un proceso que comenzó con Le Monde
El proceso de concentración de la prensa francesa empezó en 2010 cuando, por 110 millones de euros, Pierre Bergé (ex compañero sentimental de Yves Saint-Laurent), el empresario de telefonía e internet Xavier Niel y el banquero Matthieu Pigasse compraron la mayoría del grupo Le Monde, el diario más influyente de Francia, y 12 publicaciones satélite. Ahora, por 13,8 millones de euros, adquirieron 65% de L’Obs (nuevo nombre del ex Nouvel Observateur).
El otro polo importante fue constituido por Patrick Drahi, dueño de las empresas de telefonía e internet SFR y Numéricable. Su holding Altice compró el semanario L’Express por una suma estimada entre 50 y 70 millones de euros. Un mes después, puso 16 millones de euros sobre la mesa para evitar la quiebra de Libération y comprar 80% de ese diario de izquierda, fundado en 1973 por Jean Paul Sartre.
Con la próxima compra del diario popular Le Parisien –en 50 millones de euros por el dueño del imperio del lujo LVMH, Bernard Arnault–, se acentuó en Francia el proceso de concentración de la prensa iniciado en 2010.
Oficialmente, en la operación no figurará el nombre de Arnault, segunda fortuna de Francia, con un patrimonio de 37.200 millones de dólares, según Forbes. El comprador sería LVMH (Louis Vuitton Moët Hennesy). A los 66 años, Arnault y su familia controlan 46% de ese holding, considerado el mayor grupo mundial de lujo, que incluye marcas de excelencia como Louis-Vuitton, Dior, Givenchy, Guerlain.
Le Parisien, que en el interior del país se vende bajo el título de Aujourd’hui en France, es el diario de mayor circulación en el país con 380 mil ejemplares contando las ediciones locales y regionales.
En el pasado, el ex presidente Nicolas Sarkozy supo explotar la influencia popular de ese diario, propiedad del grupo Amaury. Arnault es un cercano amigo de Sarkozy, que no oculta sus ambiciones para la elección presidencial en 2017.
La compra del diario, fundado en 1944 después de la Liberación de París, multiplicará el peso del grupo LVMH, que ya posee el económico Les Echos y la emisora cultural Radio Classique. La combinación de Le Parisien con Les Echos le aseguraría al grupo 500 mil ejemplares y más 12 millones de lectores digitales, con 340 millones de euros anuales de ingresos.
El pluralismo fue siempre uno de los principios sagrados del espíritu de la Liberación. Los dirigentes surgidos de la resistencia al nazismo buscaron evitar que se repitiera la situación de concentración que prevalecía hasta la Segunda Guerra Mundial. Los diarios en manos de grandes empresarios integraron la primera línea de la “colaboración” con los ocupantes.
Ese es el aspecto que inquieta a dirigentes políticos e intelectuales cuando analizan el actual proceso de concentración de la prensa (ver recuadro). El único “independiente” que queda es Le Figaro, que en realidad es propiedad del fabricante de aviones Dassault.
Un país en manos de tres grupos de prensa es un fantasma que comienza a inquietar a una parte del espectro político de Francia.
Un proceso que comenzó con Le Monde
El proceso de concentración de la prensa francesa empezó en 2010 cuando, por 110 millones de euros, Pierre Bergé (ex compañero sentimental de Yves Saint-Laurent), el empresario de telefonía e internet Xavier Niel y el banquero Matthieu Pigasse compraron la mayoría del grupo Le Monde, el diario más influyente de Francia, y 12 publicaciones satélite. Ahora, por 13,8 millones de euros, adquirieron 65% de L’Obs (nuevo nombre del ex Nouvel Observateur).
El otro polo importante fue constituido por Patrick Drahi, dueño de las empresas de telefonía e internet SFR y Numéricable. Su holding Altice compró el semanario L’Express por una suma estimada entre 50 y 70 millones de euros. Un mes después, puso 16 millones de euros sobre la mesa para evitar la quiebra de Libération y comprar 80% de ese diario de izquierda, fundado en 1973 por Jean Paul Sartre.