A dos años de la sanción de la ley de medios audiovisuales, el programa “A Dos Voces” , de TN, dedicó anoche casi todo su espacio a debatir la relación entre medios y política en Argentina, a partir de un documental sobre la situación en Ecuador y Venezuela , países en los que hay cada vez más medios estatales y privados oficialistas , con diversos mecanismos para restringir la libertad de expresión (Ver “Similitudes y diferencias con Argentina” ).
“Parte de eso ya pasa acá”, afirmó el periodista Jorge Lanata, al inicio del debate. Y puntualizó que “el Gobierno cooptó a un montón de medios privados”, como “Telefé, Canal 9, Tiempo Argentino, más los que se están comprando y los que se van a crear”.
Es que, según varios observadores de lo que está sucediendo en la Argentina, se estaría ante la presencia de un “ amigopolio de medios”, alimentados con la distribución arbitraria de la publicidad oficial, que se dedica a generar opinión pública favorable al Gobierno y también a atacar a los dirigentes políticos de la oposición y a los medios de comunicación que son críticos de la gestión oficial.
El filósofo Tomás Abraham explicó que esos medios no van a perdurar , porque dependen de la billetera del Gobierno, pero mientras tanto el kirchnerismo usa en provecho propio los medios del Estado, como “Canal 7 y Télam”, o los “cooptados como Página 12”.
“En los medios públicos hay censura”, porque se impide la presencia de ciertas personas, del mismo modo que se le niega la publicidad oficial a los medios que no responden al Gobierno, dijo Abraham.
Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), respondió: “Nunca en mi historia vi la presencia de tantos dirigentes en los medios públicos”, al referirse a los avisos publicitarios de la campaña electoral.
“Eso es publicidad, no periodismo”, le retrucó Lanata. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impone a Canal 7, como una de sus obligaciones, “respetar y promover el pluralismo político”, algo que el programa 6-7-8 evidentemente no cumple.
Y Abraham agregó: “No me gusta el fascismo ni las tendencias autoritarias. Van por todo, pasó con el fútbol y con el canal público. Yo veo un partido de fútbol y la tengo que ver a Cristina, ¿eso es democrático?”, se preguntó Abraham.
“ Hay que tener prudencia con el uso de las palabras. Esto no es fascismo ”, planteó la socióloga María Pía López, integrante de Carta Abierta. “La mayor parte de los medios no están ligados al Gobierno y la ley de medios va a generar nuevos medios”.
Sin embargo, Lanata se puso a sí mismo de ejemplo de cómo el Gobierno pretende silenciar las voces críticas, al señalar que “hay funcionarios de este Gobierno que llamaban a los avisadores privados para que no estén en mi programa”. También cuestionó a “la prensa oficial, que ignora los hechos” o, cuando se publican, como en el caso de Sergio Schoklender, el Gobierno dice que “van por los pañuelos”. Según Lanata, lo mismo pasó con Télam cuando demoró la difusión de información al dar negativa la prueba de ADN que cotejó las muestras de los hermanos Noble Herrera con las del Banco Nacional de Datos Genéticos.
“La velocidad a veces atenta contra la buena información”, trató de explicar Saintout, mientras el periodista Marcelo Bonelli le preguntaba por qué la UNLP le había otorgado un premio al presidente venezolano Hugo Chávez, que restringe la libertad de expresión. “Se premió el desarrollo de los medios comunitarios y alternativos en Venezuela”, respondió Saintout.
“Ojalá sea el puntapié inicial para que estos debates se den en todos los medios”, cerró el periodista Edgardo Alfano. Un deseo que, en la práctica, hoy es imposible.
“Parte de eso ya pasa acá”, afirmó el periodista Jorge Lanata, al inicio del debate. Y puntualizó que “el Gobierno cooptó a un montón de medios privados”, como “Telefé, Canal 9, Tiempo Argentino, más los que se están comprando y los que se van a crear”.
Es que, según varios observadores de lo que está sucediendo en la Argentina, se estaría ante la presencia de un “ amigopolio de medios”, alimentados con la distribución arbitraria de la publicidad oficial, que se dedica a generar opinión pública favorable al Gobierno y también a atacar a los dirigentes políticos de la oposición y a los medios de comunicación que son críticos de la gestión oficial.
El filósofo Tomás Abraham explicó que esos medios no van a perdurar , porque dependen de la billetera del Gobierno, pero mientras tanto el kirchnerismo usa en provecho propio los medios del Estado, como “Canal 7 y Télam”, o los “cooptados como Página 12”.
“En los medios públicos hay censura”, porque se impide la presencia de ciertas personas, del mismo modo que se le niega la publicidad oficial a los medios que no responden al Gobierno, dijo Abraham.
Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), respondió: “Nunca en mi historia vi la presencia de tantos dirigentes en los medios públicos”, al referirse a los avisos publicitarios de la campaña electoral.
“Eso es publicidad, no periodismo”, le retrucó Lanata. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impone a Canal 7, como una de sus obligaciones, “respetar y promover el pluralismo político”, algo que el programa 6-7-8 evidentemente no cumple.
Y Abraham agregó: “No me gusta el fascismo ni las tendencias autoritarias. Van por todo, pasó con el fútbol y con el canal público. Yo veo un partido de fútbol y la tengo que ver a Cristina, ¿eso es democrático?”, se preguntó Abraham.
“ Hay que tener prudencia con el uso de las palabras. Esto no es fascismo ”, planteó la socióloga María Pía López, integrante de Carta Abierta. “La mayor parte de los medios no están ligados al Gobierno y la ley de medios va a generar nuevos medios”.
Sin embargo, Lanata se puso a sí mismo de ejemplo de cómo el Gobierno pretende silenciar las voces críticas, al señalar que “hay funcionarios de este Gobierno que llamaban a los avisadores privados para que no estén en mi programa”. También cuestionó a “la prensa oficial, que ignora los hechos” o, cuando se publican, como en el caso de Sergio Schoklender, el Gobierno dice que “van por los pañuelos”. Según Lanata, lo mismo pasó con Télam cuando demoró la difusión de información al dar negativa la prueba de ADN que cotejó las muestras de los hermanos Noble Herrera con las del Banco Nacional de Datos Genéticos.
“La velocidad a veces atenta contra la buena información”, trató de explicar Saintout, mientras el periodista Marcelo Bonelli le preguntaba por qué la UNLP le había otorgado un premio al presidente venezolano Hugo Chávez, que restringe la libertad de expresión. “Se premió el desarrollo de los medios comunitarios y alternativos en Venezuela”, respondió Saintout.
“Ojalá sea el puntapié inicial para que estos debates se den en todos los medios”, cerró el periodista Edgardo Alfano. Un deseo que, en la práctica, hoy es imposible.
