Portada Principal Martes 16 de Julio de 2013
ámbito IndustrialENTREVISTA A DANIEL FUNES DE RIOJA, PRESIDENTE DE LA COPAL Y VICE DE LA UNIÓN INDUSTRIAL ARGENTINA
Por: Guillermo Gammacurta
No pedimos una devaluación, sino medidas correctivas para la industria.
La industria de alimentos y bebidas es una de las más dinámicas de la economía y tiene la particularidad de contar con empresas globales -tanto argentinas como extranjeras- y un amplio universo de pymes nacionales. Este año no comenzó de la mejor forma, y en el período enero-abril la producción del sector cayó un 6,8% interanual, aunque la tasa de retracción se desaceleró con respecto a los meses anteriores. Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), sostuvo que a la merma en las exportaciones que apareció en 2012 se le sumó este año «el problema de no crecimiento del mercado interno».
Durante el primer cuatrimestre del año el sector registró ventas externas que explicaron el 31,1% de las exportaciones totales del país. Pero Funes de Rioja advirtió que hay factores que erosionan la competitividad de la industria como el incremento de costos de las materias primas, el aumento de costo laboral, los precios de la logística y fletes, y la superposición de impuestos a nivel nacional, provincial y municipal. En cuanto a la cuestión del tipo de cambio, el titular de la COPAL fue categórico: «No pedimos una devaluación sino medidas correctivas para la industria».
Periodista: El sector de alimentos no comenzó bien el año. ¿Cómo lo evalúa?
Daniel Funes de Rioja: El sector de alimentos y bebidas ha venido creciendo, sobre todo en exportaciones pero también en mercado interno desde 2002, y la crisis internacional 2008-2009 le produce la primera caída de esa tendencia, luego de eso se estabiliza y vuelve a crecer, llegando en 2011 al récord de prácticamente u$s 30.000 millones de exportaciones. Un sector que no sólo abastece al mercado interno, sino que además en lo que hace a alimentos y bebidas industrializados exporta el 40% de su producción. Evidentemente el segundo momento difícil aparece en 2012, donde empieza a notarse una merma en las exportaciones. Y en 2013 diría que además aparece el problema de no crecimiento del mercado interno.
P.: Entonces, ¿qué otros problemas tiene el sector?
D.F. de R.: Hay problemas que son sectoriales ligados a las economías regionales, y hay otros que son un común denominador para las 34 cámaras que integran la COPAL. En cuanto a los temas en común estamos viendo ciertos problemas de competitividad que aparecen en primer lugar por la pérdida de volumen y mercado, pero sobre todo por la pérdida de mercados. Por ende, el tema de los costos hay que tenerlo muy en cuenta y observamos que hay cuatro temas que constituyen el común denominador de las actividades. Primero es la cuestión de la evolución de los costos de las materias primas, el segundo es el costo laboral, no sólo el costo salarial sino también los costos asociados a lo laboral, además partiendo de la base de que tenemos salarios en la industria que hoy son mayores que los de países de América Latina con los que nos toca competir, como el caso de México y Brasil, en tercer lugar el tema de la logística y flete, sobre todo para las economías regionales, el costo de traslado interno es más caro que el flete internacional, y después el costo fiscal que se da por la superposición de impuestos a nivel nacional, provincial y municipal. Luego hay un problema adicional que se presenta con los reintegros a las exportaciones.
P.: Entonces, ¿la competitividad pasa sólo por el tipo de cambio?
D.F. de R.: Hay muchas maneras de ayudar a la competitividad que pasan por los aspectos que ya mencioné, más el financiamiento del capital de trabajo. La estrategia de COPAL está muy marcada en la presencia en el mercado interno y proyección al mercado externo, la industria es competitiva y tiene un enorme futuro, el tema es que no se produzcan baches donde uno se descalce. Que la competitividad ha sido erosionada por la influencia de los costos internos, no cabe la menor duda, pero nuestra agenda no pasa por pedir una devaluación sino por pedir las medidas correctivas para la industria. Mantenemos un canal de diálogo con la ministra de Industria, Débora Giorgi, para transmitirle nuestro planteo de necesidades y requerimientos.
P.: Brasil no termina de despegar y la relación comercial tampoco se despeja del todo.
D.F. de R.: La etapa de mayor enrarecimiento fue la de los primeros meses del año pasado. Es cierto que Brasil no termina de arrancar, por otra parte a nosotros nos interesa arrancar juntos por un doble aspecto. Primero, porque creemos que hay un Mercosur hacia fuera y uno hacia adentro, para nosotros el comercio con Brasil y la posibilidad de venderles más está abierta pero requiere de consensos entre los Estados. Y después la potencialidad que tenemos hacia fuera para exportar juntos es otro aspecto que nos interesa mucho defender, razón por la cual apostamos a la CIPAM (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios del Mercosur) que la integran Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Venezuela. Además se le ha dado la secretaría técnica a la COPAL de una nueva alianza, la Asociación Latinoamericana de Alimentos y Bebidas, que va de México hacia abajo, todos incluidos.
P.: ¿Cómo fue este año la negociación paritaria?
D.F. de R.: COPAL tiene más de 14 convenios colectivos, lo que pasa es que hay una rama que siempre parece más significativa que es la alimentación, donde me toca a mí jugar un rol no por COPAL sino como presidente de la Federación de Industrias de Productos Alimenticios. Yo diría que se nos fue un poco más allá de lo deseable, pero en todo caso está dentro de la órbita de lo posible, aunque el resultado final es que tenemos salarios demasiado más altos que los países con los que competimos. Y tenemos que hacer un llamado de atención desde el punto de vista de que hay líneas de producción que tenemos nosotros que son gemelas en otros países, que no nos van a sacar el mercado interno pero sí el externo.
P.: En los últimos años, los sindicatos parten de un pedido salarial con una expectativa de inflación del 30%…
D.F. de R.: Y después la inflación es menor a la expectativa y se quedan con un sobresalario. En los últimos años ha pasado esto. Creo que hay que tener mucho cuidado. El empleo privado en la Argentina desde septiembre de 2011 no crece. Si seguimos traccionando a este nivel cada vez nos alejamos más del mercado y perjudicamos más a las pymes y a las economías regionales. Firmamos advirtiendo que el desfasaje es considerable y esto hace que estemos en salarios entre un 30% y un 70% más arriba que en los países con los que competimos, y estoy hablando de Brasil y México.
P.: ¿Qué opina de que el Gobierno apunte a los empresarios como formadores de precios?
D.F. de R.: Tenemos componentes muy fuertes en la materia prima, en materia fiscal y en el costo de distribución, ninguna de estas tres cosas tienen que ver con nuestra voluntad pero tienen una incidencia muy fuerte. Esta industria no está concentrada, sino repartida entre unas veinte mil empresas entre grandes y pequeñas. Somos competitivos porque exportamos por u$s 30.000 millones e importamos insumos por menos de u$s 1.500 millones, esta ecuación muestra el gran potencial que tenemos mirando 2020. Cuando discutimos el plan estratégico agroalimentario y el industrial, vemos que hay un horizonte posible. Este no es un tema de acumulación de lucro empresarial, no nos sentimos aludidos porque las pruebas que hemos dado tanto desde el punto de vista de la competencia en el mercado interno como la potencialidad de exportación muestran una gran transparencia.
P.: ¿El congelamiento de precios ha tenido impacto negativo para ustedes?
D.F. de R.: La industria de alimentos y bebidas viene con acuerdos de precios administrados desde hace más de seis años y las empresas se han ido adecuando a esta política. Distinto es el caso del acuerdo de este año con los supermercados, no con las empresas. Entonces se han producido dos fenómenos que son distintos, que no cabe dudas que interactúan.
P.: ¿Qué proyección tienen en la industria para el resto del año?
D.F. de R.: Que el segundo semestre sea mejor que el primero. Somos más optimistas para lo que queda del año.
Entrevista Guillermo Gammacurta
ámbito IndustrialENTREVISTA A DANIEL FUNES DE RIOJA, PRESIDENTE DE LA COPAL Y VICE DE LA UNIÓN INDUSTRIAL ARGENTINA
Por: Guillermo Gammacurta
No pedimos una devaluación, sino medidas correctivas para la industria.
La industria de alimentos y bebidas es una de las más dinámicas de la economía y tiene la particularidad de contar con empresas globales -tanto argentinas como extranjeras- y un amplio universo de pymes nacionales. Este año no comenzó de la mejor forma, y en el período enero-abril la producción del sector cayó un 6,8% interanual, aunque la tasa de retracción se desaceleró con respecto a los meses anteriores. Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), sostuvo que a la merma en las exportaciones que apareció en 2012 se le sumó este año «el problema de no crecimiento del mercado interno».
Durante el primer cuatrimestre del año el sector registró ventas externas que explicaron el 31,1% de las exportaciones totales del país. Pero Funes de Rioja advirtió que hay factores que erosionan la competitividad de la industria como el incremento de costos de las materias primas, el aumento de costo laboral, los precios de la logística y fletes, y la superposición de impuestos a nivel nacional, provincial y municipal. En cuanto a la cuestión del tipo de cambio, el titular de la COPAL fue categórico: «No pedimos una devaluación sino medidas correctivas para la industria».
Periodista: El sector de alimentos no comenzó bien el año. ¿Cómo lo evalúa?
Daniel Funes de Rioja: El sector de alimentos y bebidas ha venido creciendo, sobre todo en exportaciones pero también en mercado interno desde 2002, y la crisis internacional 2008-2009 le produce la primera caída de esa tendencia, luego de eso se estabiliza y vuelve a crecer, llegando en 2011 al récord de prácticamente u$s 30.000 millones de exportaciones. Un sector que no sólo abastece al mercado interno, sino que además en lo que hace a alimentos y bebidas industrializados exporta el 40% de su producción. Evidentemente el segundo momento difícil aparece en 2012, donde empieza a notarse una merma en las exportaciones. Y en 2013 diría que además aparece el problema de no crecimiento del mercado interno.
P.: Entonces, ¿qué otros problemas tiene el sector?
D.F. de R.: Hay problemas que son sectoriales ligados a las economías regionales, y hay otros que son un común denominador para las 34 cámaras que integran la COPAL. En cuanto a los temas en común estamos viendo ciertos problemas de competitividad que aparecen en primer lugar por la pérdida de volumen y mercado, pero sobre todo por la pérdida de mercados. Por ende, el tema de los costos hay que tenerlo muy en cuenta y observamos que hay cuatro temas que constituyen el común denominador de las actividades. Primero es la cuestión de la evolución de los costos de las materias primas, el segundo es el costo laboral, no sólo el costo salarial sino también los costos asociados a lo laboral, además partiendo de la base de que tenemos salarios en la industria que hoy son mayores que los de países de América Latina con los que nos toca competir, como el caso de México y Brasil, en tercer lugar el tema de la logística y flete, sobre todo para las economías regionales, el costo de traslado interno es más caro que el flete internacional, y después el costo fiscal que se da por la superposición de impuestos a nivel nacional, provincial y municipal. Luego hay un problema adicional que se presenta con los reintegros a las exportaciones.
P.: Entonces, ¿la competitividad pasa sólo por el tipo de cambio?
D.F. de R.: Hay muchas maneras de ayudar a la competitividad que pasan por los aspectos que ya mencioné, más el financiamiento del capital de trabajo. La estrategia de COPAL está muy marcada en la presencia en el mercado interno y proyección al mercado externo, la industria es competitiva y tiene un enorme futuro, el tema es que no se produzcan baches donde uno se descalce. Que la competitividad ha sido erosionada por la influencia de los costos internos, no cabe la menor duda, pero nuestra agenda no pasa por pedir una devaluación sino por pedir las medidas correctivas para la industria. Mantenemos un canal de diálogo con la ministra de Industria, Débora Giorgi, para transmitirle nuestro planteo de necesidades y requerimientos.
P.: Brasil no termina de despegar y la relación comercial tampoco se despeja del todo.
D.F. de R.: La etapa de mayor enrarecimiento fue la de los primeros meses del año pasado. Es cierto que Brasil no termina de arrancar, por otra parte a nosotros nos interesa arrancar juntos por un doble aspecto. Primero, porque creemos que hay un Mercosur hacia fuera y uno hacia adentro, para nosotros el comercio con Brasil y la posibilidad de venderles más está abierta pero requiere de consensos entre los Estados. Y después la potencialidad que tenemos hacia fuera para exportar juntos es otro aspecto que nos interesa mucho defender, razón por la cual apostamos a la CIPAM (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios del Mercosur) que la integran Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Venezuela. Además se le ha dado la secretaría técnica a la COPAL de una nueva alianza, la Asociación Latinoamericana de Alimentos y Bebidas, que va de México hacia abajo, todos incluidos.
P.: ¿Cómo fue este año la negociación paritaria?
D.F. de R.: COPAL tiene más de 14 convenios colectivos, lo que pasa es que hay una rama que siempre parece más significativa que es la alimentación, donde me toca a mí jugar un rol no por COPAL sino como presidente de la Federación de Industrias de Productos Alimenticios. Yo diría que se nos fue un poco más allá de lo deseable, pero en todo caso está dentro de la órbita de lo posible, aunque el resultado final es que tenemos salarios demasiado más altos que los países con los que competimos. Y tenemos que hacer un llamado de atención desde el punto de vista de que hay líneas de producción que tenemos nosotros que son gemelas en otros países, que no nos van a sacar el mercado interno pero sí el externo.
P.: En los últimos años, los sindicatos parten de un pedido salarial con una expectativa de inflación del 30%…
D.F. de R.: Y después la inflación es menor a la expectativa y se quedan con un sobresalario. En los últimos años ha pasado esto. Creo que hay que tener mucho cuidado. El empleo privado en la Argentina desde septiembre de 2011 no crece. Si seguimos traccionando a este nivel cada vez nos alejamos más del mercado y perjudicamos más a las pymes y a las economías regionales. Firmamos advirtiendo que el desfasaje es considerable y esto hace que estemos en salarios entre un 30% y un 70% más arriba que en los países con los que competimos, y estoy hablando de Brasil y México.
P.: ¿Qué opina de que el Gobierno apunte a los empresarios como formadores de precios?
D.F. de R.: Tenemos componentes muy fuertes en la materia prima, en materia fiscal y en el costo de distribución, ninguna de estas tres cosas tienen que ver con nuestra voluntad pero tienen una incidencia muy fuerte. Esta industria no está concentrada, sino repartida entre unas veinte mil empresas entre grandes y pequeñas. Somos competitivos porque exportamos por u$s 30.000 millones e importamos insumos por menos de u$s 1.500 millones, esta ecuación muestra el gran potencial que tenemos mirando 2020. Cuando discutimos el plan estratégico agroalimentario y el industrial, vemos que hay un horizonte posible. Este no es un tema de acumulación de lucro empresarial, no nos sentimos aludidos porque las pruebas que hemos dado tanto desde el punto de vista de la competencia en el mercado interno como la potencialidad de exportación muestran una gran transparencia.
P.: ¿El congelamiento de precios ha tenido impacto negativo para ustedes?
D.F. de R.: La industria de alimentos y bebidas viene con acuerdos de precios administrados desde hace más de seis años y las empresas se han ido adecuando a esta política. Distinto es el caso del acuerdo de este año con los supermercados, no con las empresas. Entonces se han producido dos fenómenos que son distintos, que no cabe dudas que interactúan.
P.: ¿Qué proyección tienen en la industria para el resto del año?
D.F. de R.: Que el segundo semestre sea mejor que el primero. Somos más optimistas para lo que queda del año.
Entrevista Guillermo Gammacurta