Al cierre de la mayoría de las paritarias de 2014, los trabajadores aceiteros fueron los que mejor parados quedaron frente a la inflación de los últimos ocho años mientras que los colectiveros, los operarios metalúrgicos y los estatales sufrieron el mayor deterioro de sus salarios.
El ranking surge de un informe elaborado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA, la central sindical opositora de Pablo Micheli, que analizó la evolución salarial desde 2006 hasta la fecha.
El trabajo se detiene en la disparidad de los incrementos y su impacto real de bolsillo, que varía ostensiblemente según los salarios iniciales de las distintas actividades. Así es como los trabajadores aceiteros, con un ingreso de partida de 10.500 pesos, ostentan un mejor posicionamiento que los operarios metalúrgicos, quienes arrancan con apenas 5990 pesos.
La industria aceitera rompió, además, el techo de incremento nominal del 30% que se fijó el gobierno para este año. En efecto, este sector logró una mejora del 38%, conformada por una suba del 32,3% más una suma fija de 500 pesos, que se incorpora al básico.
La tabla de ganadores y perdedores de esta batalla contra el alza de precios no varía ni tomando los «adicionales» –que suelen acordarse en paritarias en la mayoría de las actividades– ni tampoco con la incorporación de otros rubros, como antigüedad o viáticos.
De esta manera, si a los convenios cerrados en 2006 y 2014 se le resta la inflación correspondiente al período abril 2007-2015 (ya que la mayoría de las escalas salariales recién se volverán a actualizar a partir de dicho mes) –y estimando un alza de precios anual del 30% entre abril de este y del próximo año– las cuatro actividades con mayor incremento en términos reales fueron las siguientes:
1) Industria aceitera, con una mejora del 76,4 por ciento.
2) Comercio: 40,2 por ciento.
3) Transporte de carga: 27,7 por ciento.
4) Subterráneo: 24, 2 por ciento.
En cambio, en el otro extremo de la tabla, entre las actividades que en estos últimos ocho años tuvieron incrementos salariales por debajo de la inflación acumulada, es decir, las que mostraron un mayor retroceso, figuran especialmente dos:
1) Transporte de pasajeros, con 7,7% por debajo.
2) Metalúrgicos, con 3,1% por debajo.
En el medio se puede observar un cúmulo de sectores, algunos con mejoras apenas por encima de la inflación, como el de Sanidad (6,7%), la Industria química (6,9%), y la Construcción (7,1%), y otros con acuerdos con mayor aire respecto al alza de precios, tal es el caso de la Alimentación (18,22%).
Justamente este último sector mostró mejor muñeca negociadora en estos últimos ocho años que la UOM de Antonio Caló, titular de la CGT oficialista. Esto es así, ya que en 2006 los trabajadores de la alimentación tenían un salario inicial de apenas 12% superior a los operarios metalúrgicos, mientras que al cierre de la última paritaria esa diferencia se triplicó, ascendiendo al 36 por ciento.
Otro sector que mostró una gran evolución salarial es el de los camioneros. En 2006 el de un conductor de primera del gremio de Hugo Moyano, titular de la CGT opositora, era 24% inferior al del chofer de colectivo de corta distancia, contando básicos y adicionales. Uno percibía 1649 pesos mientras que el otro 2177 pesos. En la actualidad esa relación se invirtió y el camionero supera en un 5% el ingreso de un colectivero, ya que percibe 13.056 pesos frente a 12.460 pesos.
Los colectiveros y los metalúrgicos no están solos en el podio de los que más retrocedieron respecto de la inflación. El sector público también experimentó lo mismo: en abril de este año el salario estatal estaba un 19% por debajo del registrado en el mismo mes del 2006.
La mayor caída salarial en términos reales correspondió a los trabajadores dependientes de la Administración Pública Nacional, cuya actualización salarial sólo superó la inflación anual en el año 2011, mientras que en los años restantes se ubicó sistemáticamente por debajo del ritmo de incremento de los precios. Por su parte, el salario mínimo docente se mantuvo levemente por encima de la inflación hasta el año 2012, cuando comenzó a caer en términos reales, en coincidencia con el cierre unilateral de dicha paritaria por decisión del Estado Nacional.
En términos acumulados, y considerando una inflación del 30% para el año en curso, a comienzos del año 2015 el salario de convenio de los trabajadores de la Administración Pública Nacional se encontrará, en términos reales, un 28,2% por debajo de los niveles de principios del 2007, mientras que el salario mínimo docente habrá experimentado, en idéntico período, una caída real del 18,7 por ciento.
En muchas actividades el retroceso se profundizó este año, como consecuencia de la devaluación de la moneda, que contribuyó a una aceleración de la inflación. Esta, en el primer trimestre del año, se ubicó en los niveles más altos desde la salida del régimen de Convertibilidad, en 2002.
La reacción de los trabajadores y las organizaciones sindicales a este incremento en los niveles de precios se tradujo en mayores reclamos salariales. Como consecuencia de ello, en términos nominales los resultados de los acuerdos salariales negociados este año fueron los más altos de la última década, aunque en la mayoría de los casos –como queda a la vista en esta columna– no implicaron un crecimiento de los salarios en términos reales.
El ranking surge de un informe elaborado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA, la central sindical opositora de Pablo Micheli, que analizó la evolución salarial desde 2006 hasta la fecha.
El trabajo se detiene en la disparidad de los incrementos y su impacto real de bolsillo, que varía ostensiblemente según los salarios iniciales de las distintas actividades. Así es como los trabajadores aceiteros, con un ingreso de partida de 10.500 pesos, ostentan un mejor posicionamiento que los operarios metalúrgicos, quienes arrancan con apenas 5990 pesos.
La industria aceitera rompió, además, el techo de incremento nominal del 30% que se fijó el gobierno para este año. En efecto, este sector logró una mejora del 38%, conformada por una suba del 32,3% más una suma fija de 500 pesos, que se incorpora al básico.
La tabla de ganadores y perdedores de esta batalla contra el alza de precios no varía ni tomando los «adicionales» –que suelen acordarse en paritarias en la mayoría de las actividades– ni tampoco con la incorporación de otros rubros, como antigüedad o viáticos.
De esta manera, si a los convenios cerrados en 2006 y 2014 se le resta la inflación correspondiente al período abril 2007-2015 (ya que la mayoría de las escalas salariales recién se volverán a actualizar a partir de dicho mes) –y estimando un alza de precios anual del 30% entre abril de este y del próximo año– las cuatro actividades con mayor incremento en términos reales fueron las siguientes:
1) Industria aceitera, con una mejora del 76,4 por ciento.
2) Comercio: 40,2 por ciento.
3) Transporte de carga: 27,7 por ciento.
4) Subterráneo: 24, 2 por ciento.
En cambio, en el otro extremo de la tabla, entre las actividades que en estos últimos ocho años tuvieron incrementos salariales por debajo de la inflación acumulada, es decir, las que mostraron un mayor retroceso, figuran especialmente dos:
1) Transporte de pasajeros, con 7,7% por debajo.
2) Metalúrgicos, con 3,1% por debajo.
En el medio se puede observar un cúmulo de sectores, algunos con mejoras apenas por encima de la inflación, como el de Sanidad (6,7%), la Industria química (6,9%), y la Construcción (7,1%), y otros con acuerdos con mayor aire respecto al alza de precios, tal es el caso de la Alimentación (18,22%).
Justamente este último sector mostró mejor muñeca negociadora en estos últimos ocho años que la UOM de Antonio Caló, titular de la CGT oficialista. Esto es así, ya que en 2006 los trabajadores de la alimentación tenían un salario inicial de apenas 12% superior a los operarios metalúrgicos, mientras que al cierre de la última paritaria esa diferencia se triplicó, ascendiendo al 36 por ciento.
Otro sector que mostró una gran evolución salarial es el de los camioneros. En 2006 el de un conductor de primera del gremio de Hugo Moyano, titular de la CGT opositora, era 24% inferior al del chofer de colectivo de corta distancia, contando básicos y adicionales. Uno percibía 1649 pesos mientras que el otro 2177 pesos. En la actualidad esa relación se invirtió y el camionero supera en un 5% el ingreso de un colectivero, ya que percibe 13.056 pesos frente a 12.460 pesos.
Los colectiveros y los metalúrgicos no están solos en el podio de los que más retrocedieron respecto de la inflación. El sector público también experimentó lo mismo: en abril de este año el salario estatal estaba un 19% por debajo del registrado en el mismo mes del 2006.
La mayor caída salarial en términos reales correspondió a los trabajadores dependientes de la Administración Pública Nacional, cuya actualización salarial sólo superó la inflación anual en el año 2011, mientras que en los años restantes se ubicó sistemáticamente por debajo del ritmo de incremento de los precios. Por su parte, el salario mínimo docente se mantuvo levemente por encima de la inflación hasta el año 2012, cuando comenzó a caer en términos reales, en coincidencia con el cierre unilateral de dicha paritaria por decisión del Estado Nacional.
En términos acumulados, y considerando una inflación del 30% para el año en curso, a comienzos del año 2015 el salario de convenio de los trabajadores de la Administración Pública Nacional se encontrará, en términos reales, un 28,2% por debajo de los niveles de principios del 2007, mientras que el salario mínimo docente habrá experimentado, en idéntico período, una caída real del 18,7 por ciento.
En muchas actividades el retroceso se profundizó este año, como consecuencia de la devaluación de la moneda, que contribuyó a una aceleración de la inflación. Esta, en el primer trimestre del año, se ubicó en los niveles más altos desde la salida del régimen de Convertibilidad, en 2002.
La reacción de los trabajadores y las organizaciones sindicales a este incremento en los niveles de precios se tradujo en mayores reclamos salariales. Como consecuencia de ello, en términos nominales los resultados de los acuerdos salariales negociados este año fueron los más altos de la última década, aunque en la mayoría de los casos –como queda a la vista en esta columna– no implicaron un crecimiento de los salarios en términos reales.
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