Foto: Fernando Font
SANTIAGO DEL ESTERO.- La victoria de su mujer , y con ella la suya propia, estaba asegurada y por amplio margen. Pero sentado en una silla de plástico en el primer piso de su búnker, Gerardo Zamora seguía «dolido» por algunas críticas de lectores del diario y «comentaristas de las páginas web» que consideraba más que injustas. «Tengo el cuero curtido, me banco las críticas porque soy político. Pero que digan que los santiagueños son incultos y no saben votar no es verdad. Incultos no es lo mismo que pobres», dice el gobernador con fervor y bastante enojo.
Siguen una larga defensa de su gestión y el rechazo de las críticas. «El grueso de las inversiones fueron a caminos, agua y energía. Hicimos infraestructura básica, ahora vamos por la infraestructura social», dice el gobernador mientras los bombos atronan en el salón. ¿Y las megaobras como el aeropuerto, las Torres Gemelas, los aeropuertos? «Son un porcentaje mínimo del presupuesto, y no dejamos deudas», se ataja, aunque reconoce carencias: promete «70.000 viviendas nuevas» para los próximos años.
Zamora se enoja con datos del censo 2010, publicados por LA NACION en su edición de ayer y que hablan de un déficit muy claro en obras de infraestructura básica como cloacas e inodoros por casa. También cuando se le puntualiza sobre una coyuntura con salarios bajos y dependencia del Estado. «Los datos sobre pobreza no son del todo ciertos. Yo te aseguro que no hay más pobreza acá que donde festejan con globos amarillos. Y muchos santiagueños están volviendo a la provincia», asegura el gobernador.
No quiere hablar del tema, pero el fallo de la Corte Suprema que consideró inconstitucional su aspiración a un tercer mandato y le impidió presentarse lo sigue mortificando. «Si me dejaban presentar el 27 de octubre superaba el 80%. Y quiero ver a los que festejaron sacando 30 o 24 [por José Manuel de la Sota] cómo hacen para refinanciar deudas o seguir gestionando», dispara. «A Angeloz, a Alperovich, los autorizaron a un tercer mandato. ¿A Córdoba le hubieran suspendido la elección? ¿O será que lo hicieron porque Santiago del Estero está en el norte del país?», dice, a modo de desahogo.
Zamora defiende el amplio triunfo que obtuvo su esposa, «una muestra de la unidad del espacio. Yo le gané al poder, que era el peronismo, y como soy un militante esto se sigue llamando Frente Cívico», aseguró.
Muchos radicales están enojados por su alianza con el gobierno nacional…
-Conozco a muchos radicales que están contentos, aquí y afuera. Y no me voy a afiliar nunca a ningún otro partido, soy más radical que muchos que nos critican.
¿Entiende las críticas que se le hicieron por la candidatura de su esposa?
-No, no las entiendo. ¡La acaba de votar más del sesenta por ciento de los santiagueños!
Bueno, pero usted tomó la decisión…
-Y sí. ¿Y los demás partidos no eligieron sus candidatos a dedo? Fue una decisión inesperada, pero era la persona adecuada ante la acefalía que nos esperaba si no hacíamos la elección. Va a ser una buena gobernadora.
Se le cuestionó su inexperiencia política…
-Tuvo experiencia política, me acompaña todos los días…. Les pregunto a mis rivales, que la criticaron, ¿por qué no le pudieron ganar, si es tan inexperta? Lo que vota la gente es indiscutible.
¿Cuánto del triunfo electoral es del gobierno nacional?
-Cada vez que un gobierno va a las urnas plebiscita su gestión. Hemos trabajado juntos el gobierno nacional y el provincial y hemos sido exitosos.
– ¿Y usted qué va a hacer?
-La verdad es que no lo he pensado todavía. Puedo ser ministro del gobierno, asesor o senador nacional, o asesor y senador a la vez.
– ¿Qué le gustaría más?
-No es cuestión de lo que me guste, sino dónde sea más útil. El objetivo era ganar, ahora pensaré desde dónde ayudo más a mi provincia.
Uno de los colaboradores del gobernador interrumpe la larga charla. Son datos oficiales que hablan de un 77 por ciento de participación electoral. «¿Viste, mi amor? Ahora tenés legitimidad electoral», le dice a Claudia Abdala, la gobernadora electa, que asistió silenciosa al último tramo de la entrevista y que lo mira, sonriente, antes de darle un abrazo cariñoso. .
SANTIAGO DEL ESTERO.- La victoria de su mujer , y con ella la suya propia, estaba asegurada y por amplio margen. Pero sentado en una silla de plástico en el primer piso de su búnker, Gerardo Zamora seguía «dolido» por algunas críticas de lectores del diario y «comentaristas de las páginas web» que consideraba más que injustas. «Tengo el cuero curtido, me banco las críticas porque soy político. Pero que digan que los santiagueños son incultos y no saben votar no es verdad. Incultos no es lo mismo que pobres», dice el gobernador con fervor y bastante enojo.
Siguen una larga defensa de su gestión y el rechazo de las críticas. «El grueso de las inversiones fueron a caminos, agua y energía. Hicimos infraestructura básica, ahora vamos por la infraestructura social», dice el gobernador mientras los bombos atronan en el salón. ¿Y las megaobras como el aeropuerto, las Torres Gemelas, los aeropuertos? «Son un porcentaje mínimo del presupuesto, y no dejamos deudas», se ataja, aunque reconoce carencias: promete «70.000 viviendas nuevas» para los próximos años.
Zamora se enoja con datos del censo 2010, publicados por LA NACION en su edición de ayer y que hablan de un déficit muy claro en obras de infraestructura básica como cloacas e inodoros por casa. También cuando se le puntualiza sobre una coyuntura con salarios bajos y dependencia del Estado. «Los datos sobre pobreza no son del todo ciertos. Yo te aseguro que no hay más pobreza acá que donde festejan con globos amarillos. Y muchos santiagueños están volviendo a la provincia», asegura el gobernador.
No quiere hablar del tema, pero el fallo de la Corte Suprema que consideró inconstitucional su aspiración a un tercer mandato y le impidió presentarse lo sigue mortificando. «Si me dejaban presentar el 27 de octubre superaba el 80%. Y quiero ver a los que festejaron sacando 30 o 24 [por José Manuel de la Sota] cómo hacen para refinanciar deudas o seguir gestionando», dispara. «A Angeloz, a Alperovich, los autorizaron a un tercer mandato. ¿A Córdoba le hubieran suspendido la elección? ¿O será que lo hicieron porque Santiago del Estero está en el norte del país?», dice, a modo de desahogo.
Zamora defiende el amplio triunfo que obtuvo su esposa, «una muestra de la unidad del espacio. Yo le gané al poder, que era el peronismo, y como soy un militante esto se sigue llamando Frente Cívico», aseguró.
Muchos radicales están enojados por su alianza con el gobierno nacional…
-Conozco a muchos radicales que están contentos, aquí y afuera. Y no me voy a afiliar nunca a ningún otro partido, soy más radical que muchos que nos critican.
¿Entiende las críticas que se le hicieron por la candidatura de su esposa?
-No, no las entiendo. ¡La acaba de votar más del sesenta por ciento de los santiagueños!
Bueno, pero usted tomó la decisión…
-Y sí. ¿Y los demás partidos no eligieron sus candidatos a dedo? Fue una decisión inesperada, pero era la persona adecuada ante la acefalía que nos esperaba si no hacíamos la elección. Va a ser una buena gobernadora.
Se le cuestionó su inexperiencia política…
-Tuvo experiencia política, me acompaña todos los días…. Les pregunto a mis rivales, que la criticaron, ¿por qué no le pudieron ganar, si es tan inexperta? Lo que vota la gente es indiscutible.
¿Cuánto del triunfo electoral es del gobierno nacional?
-Cada vez que un gobierno va a las urnas plebiscita su gestión. Hemos trabajado juntos el gobierno nacional y el provincial y hemos sido exitosos.
– ¿Y usted qué va a hacer?
-La verdad es que no lo he pensado todavía. Puedo ser ministro del gobierno, asesor o senador nacional, o asesor y senador a la vez.
– ¿Qué le gustaría más?
-No es cuestión de lo que me guste, sino dónde sea más útil. El objetivo era ganar, ahora pensaré desde dónde ayudo más a mi provincia.
Uno de los colaboradores del gobernador interrumpe la larga charla. Son datos oficiales que hablan de un 77 por ciento de participación electoral. «¿Viste, mi amor? Ahora tenés legitimidad electoral», le dice a Claudia Abdala, la gobernadora electa, que asistió silenciosa al último tramo de la entrevista y que lo mira, sonriente, antes de darle un abrazo cariñoso. .