Martín González Eiras
1 Impacto de la crisis internacional
Martín González Eiras: Hay quienes sostienen que al igual que en 2009, la Argentina se contagia de una crisis global, absolviendo a la política doméstica de toda responsabilidad en una eventual recesión. Yo no comparto este diagnóstico. Es cierto que el mundo no ayuda, pero la realidad es que tampoco arrastra hacia abajo. Los factores externos para nuestro país actualmente son neutros y esto se puede ver en la comparación de la tasa de crecimiento del PBI mundial en general, y el de Brasil en particular. En ambos casos, los indicadores de 2011 son muy similares a los proyectados (por ejemplo, por el FMI) para este año. Más evidencia la proveen los precios de la soja y el petróleo. Mientras el primero tocó recientemente su máximo histórico, el segundo se encuentra en valores moderados luego de los problemas de oferta del año pasado a raíz de las revueltas en países.
2 Impacto fiscal de la Soja
M.G.E.: El precio de la soja tocó un récord histórico recientemente. La razón para ello es la fuerte sequía que afecta los rendimientos de las producciones agropecuarias norteamericanas, que se potencia por los problemas climáticos que redujeron el rinde en la Argentina y en Brasil. Y los futuros indican que el valor esperado para la próxima cosecha local es de alrededor de los 550 dólares por tonelada. Con esa perspectiva, los productores agropecuarios encararían la próxima siembra en forma similar al año pasado y el Gobierno debería poder contar con un mayor volumen de recursos fiscales por retenciones que este año. Al mismo tiempo, dada la reducción observada del precio del petróleo, al Gobierno le resulta este año más fácil poder controlar el déficit comercial energético. Igual debería tener que reducir subsidios y otorgar aumentos de precios a productores, ya que de otra forma la trayectoria de aumento de la demanda y reducción de la oferta se volverá insostenible.
3 Control de cambios
M.G.E.: El Gobierno se equivocó con la radicalización del control de cambios. Como toda intervención en un mercado que funciona adecuadamente, debió haber sido pensada como bisagra para permitirle al Gobierno corregir una distorsión. En este caso, la distorsión era un tipo de cambio atrasado por motivos electorales. En lugar de devaluar y satisfacer las expectativas del mercado, el Gobierno decidió restringir la compra de moneda extranjera. Si lo hubiese hecho en el contexto de un plan antiinflacionario y produciendo el deslizamiento gradual del peso hasta un nuevo valor de equilibrio, habría sido una intervención exitosa. Pero el Gobierno tomó el control de cambios como una política en sí misma, para proteger las reservas, en lugar de usarla como un instrumento articulado en un plan económico integral.
4 Contracción en el consumo
M.G.E.: El consumo, que justamente es el motor del modelo económico del kirchnerismo, no puede sino resentirse en este contexto de mayor intervencionismo estatal, presión para moderar aumentos salariales y mayor incertidumbre. Defensores de las medidas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dicen que al frenar importaciones se generan puestos de trabajo para argentinos. Pero esto es una falacia, ya que estos puestos de trabajo son poco eficientes y desplazan mano de obra de sectores más eficientes, pero cuya ecuación económica se ha vuelto negativa dados los costos, directos e indirectos, para importar insumos esenciales. Si pensamos que el PBI de un país es el producto de su mano de obra por su productividad, entonces las medidas de Moreno reducen el producto. El análisis sería diferente si hubiese un alto nivel de desempleo y las restricciones a la importación generaran demanda de trabajo genuino, pero en la Argentina estábamos, a fines del año pasado al menos, en pleno empleo.
5 Impacto de la inflación
M.G.E.: Estamos hablando del resultado del exceso de demanda sobre la oferta. Dada la radicalización del intervencionismo en la economía que se observa desde las elecciones presidenciales del año pasado, la inversión privada colapsa por la mayor incertidumbre política que ocasiona el intervencionismo (los problemas de «seguridad jurídica»). Por eso, el consumo también se contrae. Como el Gobierno tiene problemas fiscales que lo obligan a reducir en términos reales el gasto público, la demanda agregada se está achicando. ¿Qué impacto habrá en la inflación? Estará dado por la respuesta de la oferta. Si ésta se contrae más que la demanda, tendremos inflación con recesión, el escenario temido de la estanflación. En la medida en que las restricciones comerciales reducen la productividad promedio de la economía, esto genera una caída en la oferta, que se potenciará en el futuro por la menor inversión. Yo creo que por lo que resta del año la inflación no presentará mayores cambios, persistiendo en niveles cercanos al 25% anual.
6 Actividad económica en el segundo semestre
M.G.E.: La Argentina se encamina a una recesión, si es que no está ya en un proceso recesivo. De hecho, el índice Líder de actividad calculado por la Universidad Torcuato Di Tella, que anticipa cambios de tendencia, indica que hay un 99% de probabilidad de entrar en recesión en la segunda mitad del año. Finalmente, creo que los resultados económicos de la Argentina este año estarán dentro de lo anticipado. Solamente esperaría sorpresas si hay anuncios que cambien las expectativas a futuro, como podría ser una redistribución de poder en las decisiones económicas hacia actores que sean más pro mercado.
1 Impacto de la crisis internacional
Martín González Eiras: Hay quienes sostienen que al igual que en 2009, la Argentina se contagia de una crisis global, absolviendo a la política doméstica de toda responsabilidad en una eventual recesión. Yo no comparto este diagnóstico. Es cierto que el mundo no ayuda, pero la realidad es que tampoco arrastra hacia abajo. Los factores externos para nuestro país actualmente son neutros y esto se puede ver en la comparación de la tasa de crecimiento del PBI mundial en general, y el de Brasil en particular. En ambos casos, los indicadores de 2011 son muy similares a los proyectados (por ejemplo, por el FMI) para este año. Más evidencia la proveen los precios de la soja y el petróleo. Mientras el primero tocó recientemente su máximo histórico, el segundo se encuentra en valores moderados luego de los problemas de oferta del año pasado a raíz de las revueltas en países.
2 Impacto fiscal de la Soja
M.G.E.: El precio de la soja tocó un récord histórico recientemente. La razón para ello es la fuerte sequía que afecta los rendimientos de las producciones agropecuarias norteamericanas, que se potencia por los problemas climáticos que redujeron el rinde en la Argentina y en Brasil. Y los futuros indican que el valor esperado para la próxima cosecha local es de alrededor de los 550 dólares por tonelada. Con esa perspectiva, los productores agropecuarios encararían la próxima siembra en forma similar al año pasado y el Gobierno debería poder contar con un mayor volumen de recursos fiscales por retenciones que este año. Al mismo tiempo, dada la reducción observada del precio del petróleo, al Gobierno le resulta este año más fácil poder controlar el déficit comercial energético. Igual debería tener que reducir subsidios y otorgar aumentos de precios a productores, ya que de otra forma la trayectoria de aumento de la demanda y reducción de la oferta se volverá insostenible.
3 Control de cambios
M.G.E.: El Gobierno se equivocó con la radicalización del control de cambios. Como toda intervención en un mercado que funciona adecuadamente, debió haber sido pensada como bisagra para permitirle al Gobierno corregir una distorsión. En este caso, la distorsión era un tipo de cambio atrasado por motivos electorales. En lugar de devaluar y satisfacer las expectativas del mercado, el Gobierno decidió restringir la compra de moneda extranjera. Si lo hubiese hecho en el contexto de un plan antiinflacionario y produciendo el deslizamiento gradual del peso hasta un nuevo valor de equilibrio, habría sido una intervención exitosa. Pero el Gobierno tomó el control de cambios como una política en sí misma, para proteger las reservas, en lugar de usarla como un instrumento articulado en un plan económico integral.
4 Contracción en el consumo
M.G.E.: El consumo, que justamente es el motor del modelo económico del kirchnerismo, no puede sino resentirse en este contexto de mayor intervencionismo estatal, presión para moderar aumentos salariales y mayor incertidumbre. Defensores de las medidas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dicen que al frenar importaciones se generan puestos de trabajo para argentinos. Pero esto es una falacia, ya que estos puestos de trabajo son poco eficientes y desplazan mano de obra de sectores más eficientes, pero cuya ecuación económica se ha vuelto negativa dados los costos, directos e indirectos, para importar insumos esenciales. Si pensamos que el PBI de un país es el producto de su mano de obra por su productividad, entonces las medidas de Moreno reducen el producto. El análisis sería diferente si hubiese un alto nivel de desempleo y las restricciones a la importación generaran demanda de trabajo genuino, pero en la Argentina estábamos, a fines del año pasado al menos, en pleno empleo.
5 Impacto de la inflación
M.G.E.: Estamos hablando del resultado del exceso de demanda sobre la oferta. Dada la radicalización del intervencionismo en la economía que se observa desde las elecciones presidenciales del año pasado, la inversión privada colapsa por la mayor incertidumbre política que ocasiona el intervencionismo (los problemas de «seguridad jurídica»). Por eso, el consumo también se contrae. Como el Gobierno tiene problemas fiscales que lo obligan a reducir en términos reales el gasto público, la demanda agregada se está achicando. ¿Qué impacto habrá en la inflación? Estará dado por la respuesta de la oferta. Si ésta se contrae más que la demanda, tendremos inflación con recesión, el escenario temido de la estanflación. En la medida en que las restricciones comerciales reducen la productividad promedio de la economía, esto genera una caída en la oferta, que se potenciará en el futuro por la menor inversión. Yo creo que por lo que resta del año la inflación no presentará mayores cambios, persistiendo en niveles cercanos al 25% anual.
6 Actividad económica en el segundo semestre
M.G.E.: La Argentina se encamina a una recesión, si es que no está ya en un proceso recesivo. De hecho, el índice Líder de actividad calculado por la Universidad Torcuato Di Tella, que anticipa cambios de tendencia, indica que hay un 99% de probabilidad de entrar en recesión en la segunda mitad del año. Finalmente, creo que los resultados económicos de la Argentina este año estarán dentro de lo anticipado. Solamente esperaría sorpresas si hay anuncios que cambien las expectativas a futuro, como podría ser una redistribución de poder en las decisiones económicas hacia actores que sean más pro mercado.