En la antesala de los encuentros que mantendrá con el jefe del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y con la canciller alemana Angela Merkel, el primer ministro griego, Antonis Samarás, pidió al FMI, la Unión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) «un poco de aire para respirar, para hacer que la economía mejore y aumentar los ingresos estatales» y anticipó que «si Grecia sale del euro sufrirá otros cinco años de recesión».
«No estamos pidiendo dinero adicional. Permanecemos apegados a nuestros compromisos, pero tenemos que poner en marcha el crecimiento económico para reducir las brechas financieras», reiteró. Samarás ha subrayado que hasta ahora el país ha abordado las reformas estructurales exigidas por sus acreedores internacionales, aunque ha admitido que a lo largo de este proceso se han cometido varios errores.
«Estamos haciendo progresos. Hemos reducido el número de funcionarios y hemos decidido contratar solo a una persona por cada diez funcionarios jubilados», recordó Samaras y consideró: «Pronto tendremos un sector público más pequeño, saludable y eficiente».
Al referirse a la salida de Grecia del euro, el premier manifestó que «sería una pesadilla: colapso económico, revueltas sociales y una crisis de la democracia sin precedentes. Significaría al menos otros cinco años de recesión y una tasa de paro superior al 40 por ciento».
«No estamos pidiendo dinero adicional. Permanecemos apegados a nuestros compromisos, pero tenemos que poner en marcha el crecimiento económico para reducir las brechas financieras», reiteró. Samarás ha subrayado que hasta ahora el país ha abordado las reformas estructurales exigidas por sus acreedores internacionales, aunque ha admitido que a lo largo de este proceso se han cometido varios errores.
«Estamos haciendo progresos. Hemos reducido el número de funcionarios y hemos decidido contratar solo a una persona por cada diez funcionarios jubilados», recordó Samaras y consideró: «Pronto tendremos un sector público más pequeño, saludable y eficiente».
Al referirse a la salida de Grecia del euro, el premier manifestó que «sería una pesadilla: colapso económico, revueltas sociales y una crisis de la democracia sin precedentes. Significaría al menos otros cinco años de recesión y una tasa de paro superior al 40 por ciento».
«Estamos haciendo progresos. Hemos reducido el número de funcionarios y hemos decidido contratar solo a una persona por cada diez funcionarios jubilados», recordó Samaras y consideró: «Pronto tendremos un sector público más pequeño, saludable y eficiente».
Si ésta es la idea del «progreso», está claro que el countdown para el estallido hay que medirlo con el reloj más que con el almanaque.
igualito a los pronósticos anteriores al 2001.