Christine Lagarde, ministra de Finanzas francesa, es vista por el Gobierno como quien puede continuar con las reformas en el Fondo y facilitar las tratativas por la deuda
La decisión está casi tomada. La ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde es la candidata a directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) que apoyará la Argentina este mes, cuando se defina al sucesor del también francés Dominique Strauss-Kahn.
La posición terminará de definirse esta semana, si las cenizas del volcán Puyehue que provocaron el cierre de los aeropuertos lo permiten cuando llegue al país el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega. El hombre de Dilma Rousseff se reunirá con el titular del Economía, Amado Boudou.
Mantega y un grupo de ministros y banqueros centrales de la región llegarán al país mañana para participar de la cumbre del Unasur. Las charlas bilaterales sobre la elección del nuevo mandamás del Fondo se colaron en una agenda netamente regional. De todas maneras, la prensa brasileña consigna que Lagarde también es la candidata preferida en ese país.
Un funcionario de primera línea del Gobierno ponderó que Lagarde parece ser la más indicada para continuar con las reformas en el FMI que, a su criterio, comenzó su compatriota Strauss-Kahn, quien renunció al ser acusado de abuso sexual en los Estados Unidos.
Fuentes oficiales manifestaron que la visita del candidato mexicano a la dirección del FMI, Agustín Carstens, no revirtió el favoritismo hacia Lagarde. Vino con un discurso un poco más flexible que el que se le conoce, pero es porque está en campaña, resumió una fuente oficial. El mexicano estuvo medio día en el país el viernes y se reunió con Boudou y con la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
Dos conservadores
Carstens es un economista de la ortodoxa Escuela de Chicago que supo ser hombre de confianza del español Rodrigo De Rato en el Fondo cuando la Argentina pugnaba por reacomodarse tras la crisis de 2002 y terminó pagando en efectivo la deuda por u$s 9.500 millones para desembarazarse de las políticas económicas del organismo.
Como director del Banco Central Mexicano, Carstens se pronunció contra el pago de deuda externas con reservas, contra el control de capitales y a favor de las metas de inflación, tres políticas contrarias a la perspectiva económica del Ejecutivo.
Lagarde, bajo esa óptica, sería el mal menor. La ministra del presidente conservador francés Nicolas Sarkozy es una abogada ligada al mundo empresario que llegó a presidir el famoso estudio Baker & McKenzie. Durante su paso proselitista por Brasil no aterrizó en la Argentina, prometió darle un rol más protagónico a los países emergentes.
Su elección también será un gesto diplomático fuerte en medio de las negociaciones con el Club de París para pagar una deuda en default de unos u$s 8.500 millones si se suman capital e intereses, en momentos en que las tratativas están estancadas. El Gobierno quiere acelerarlas para lograr un acuerdo antes de las elecciones, que destrabaría créditos para infraestructura y bienes de capital.
El voto de Brasil y la Argentina por la candidata europea, paradójicamente, consolidaría el histórico reparto del Banco Mundial y el FMI para hombres de los Estados Unidos y Europa firmado en Bretton Woods. Pero fuentes oficiales desatacan que el sólo hecho de la postulación de Carstens como representante latinoamericano marca un antecedente que matiza esa distribución bipolar del poder en las instituciones financieras.
Por lo pronto, el viernes 10 se oficializarán las candidaturas del mexicano y la francesa. Los directores del FMI entre ellos, el representante argentino Alfredo Mac Laughlin y el brasileño Paulo Nogueira Batista darán su veredicto 20 días después, el último día de junio.
La decisión está casi tomada. La ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde es la candidata a directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) que apoyará la Argentina este mes, cuando se defina al sucesor del también francés Dominique Strauss-Kahn.
La posición terminará de definirse esta semana, si las cenizas del volcán Puyehue que provocaron el cierre de los aeropuertos lo permiten cuando llegue al país el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega. El hombre de Dilma Rousseff se reunirá con el titular del Economía, Amado Boudou.
Mantega y un grupo de ministros y banqueros centrales de la región llegarán al país mañana para participar de la cumbre del Unasur. Las charlas bilaterales sobre la elección del nuevo mandamás del Fondo se colaron en una agenda netamente regional. De todas maneras, la prensa brasileña consigna que Lagarde también es la candidata preferida en ese país.
Un funcionario de primera línea del Gobierno ponderó que Lagarde parece ser la más indicada para continuar con las reformas en el FMI que, a su criterio, comenzó su compatriota Strauss-Kahn, quien renunció al ser acusado de abuso sexual en los Estados Unidos.
Fuentes oficiales manifestaron que la visita del candidato mexicano a la dirección del FMI, Agustín Carstens, no revirtió el favoritismo hacia Lagarde. Vino con un discurso un poco más flexible que el que se le conoce, pero es porque está en campaña, resumió una fuente oficial. El mexicano estuvo medio día en el país el viernes y se reunió con Boudou y con la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
Dos conservadores
Carstens es un economista de la ortodoxa Escuela de Chicago que supo ser hombre de confianza del español Rodrigo De Rato en el Fondo cuando la Argentina pugnaba por reacomodarse tras la crisis de 2002 y terminó pagando en efectivo la deuda por u$s 9.500 millones para desembarazarse de las políticas económicas del organismo.
Como director del Banco Central Mexicano, Carstens se pronunció contra el pago de deuda externas con reservas, contra el control de capitales y a favor de las metas de inflación, tres políticas contrarias a la perspectiva económica del Ejecutivo.
Lagarde, bajo esa óptica, sería el mal menor. La ministra del presidente conservador francés Nicolas Sarkozy es una abogada ligada al mundo empresario que llegó a presidir el famoso estudio Baker & McKenzie. Durante su paso proselitista por Brasil no aterrizó en la Argentina, prometió darle un rol más protagónico a los países emergentes.
Su elección también será un gesto diplomático fuerte en medio de las negociaciones con el Club de París para pagar una deuda en default de unos u$s 8.500 millones si se suman capital e intereses, en momentos en que las tratativas están estancadas. El Gobierno quiere acelerarlas para lograr un acuerdo antes de las elecciones, que destrabaría créditos para infraestructura y bienes de capital.
El voto de Brasil y la Argentina por la candidata europea, paradójicamente, consolidaría el histórico reparto del Banco Mundial y el FMI para hombres de los Estados Unidos y Europa firmado en Bretton Woods. Pero fuentes oficiales desatacan que el sólo hecho de la postulación de Carstens como representante latinoamericano marca un antecedente que matiza esa distribución bipolar del poder en las instituciones financieras.
Por lo pronto, el viernes 10 se oficializarán las candidaturas del mexicano y la francesa. Los directores del FMI entre ellos, el representante argentino Alfredo Mac Laughlin y el brasileño Paulo Nogueira Batista darán su veredicto 20 días después, el último día de junio.