Tres meses después de aquella respuesta demagógica, el creador del cordobecismo vuelve a provocar un cimbronazo que puso en dificultades a sus colegas gobernadores, esta vez en la paritaria docente. La provincia de Córdoba le ofreció a sus docentes un incremento del 31,6 % promedio, que llega al 33 % para el caso de los salarios más bajos. Ese valor está muy por encima de la mejor oferta de la partiaria nacional, que funciona como piso, pero también supera a la de distritos comparables como la provincia de Buenos Aires o la Ciudad de Buenos Aires.
No hay magia. Hace dos años que Córdoba aplica un impuesto ilegal a las naftas, resorte exclusivo del gobierno nacional, por el que recauda unos 1500 millones de pesos. El Ministerio de Economía llevó el contencioso a la Corte Suprema de Justicia que demora inexplicablemente una resolución. Mientras tanto, De la Sota sigue cobrando 40 centavos por litro de nafta o gasoil premium a contribuyentes a los que no podrá devolverles ese dinero. El gobierno cordobés argumenta que no se trata de un impuesto, sino de una tasa con destino específico (obras viales), algo imposible de comprobar.
Para tener dimensión del asunto, la provincia de Buenos Aires podría percibir unos 4ooo millones de pesos si aplicara la misma tasa, lo que le permitiría ofrecer un incremento del 100 % a los docentes, claro que el origen del dinero sería ilegal. No se intenta poner aquí en discusión la justicia del reclamo docente. Apenas advertir sobre las responsabilidades que le cuadran a cada uno de los actores.